No despierten al México bronco

Mis valedores: anteayer dije a ustedes que para apreciar cabalmente vocablos tales como violencia, economía, y democracia, necesitan un apellido, o se nos tornan trampas verbales. «La economía va muy bien», dice el presidente Fox. ¿Cuál economía va bien? ¿La macro-economía, que beneficia a los grandes capitales, o la micro-economía, que se refleja en el nivel de vida de las mayorías? Democracia, ¿cuál? ¿La socialista, la liberal, la capitalista, con sus tantas versiones en los países de su área de influencia? ¿Cuál nos miente Fox y todo el Sistema, me refiero a la democracia? ¿La democracia electoral, que por el desnivel de fuerzas que concurren en el proceso (de este lado de Fox, los empresarios, el clero católico, el Instituto Federal Electoral, la industria del periodismo, etc., no puede llamarse electoral, sino electorera? La de quienes tienen tomado el Paseo de la Reforma, ¿es violencia? Sí, pero violencia-efecto de la violencia-causa que previamente generó el Sistema Por cuanto a la televisión, parte fundamental del susodicho Sistema…

Pienso ahora en el Canal 13, donde yo laboré, y digo, nostálgico: quién te mira y quién te vio. Yo lo conocí todavía estatal y aún no contaminado de sífilis: talk-shows, noticiarios, academias y patis chapoy. Por aquel tiempo le conocí foros, cabinas, bodegas; le vi de frente todas sus cámaras, y con todas sus cámaras me vio la cara en aquellos programas que inventaron a Jorge Saldaña: Sopa de letras, concursos estudiantiles y tantos más. De mi capacidad y la índole de mi periodismo en TV recibí un solo reconocimiento, pero contundente: estoy fuera de la televisión. Mis valedores: porque adviertan la distancia que media entre un Canal 13 que fue de todos nosotros y uno que terminó siendo únicamente de los dos Salinas, Ricardo y Carlos, como sañudo instrumento de condicionamiento de masas aturdida y boquiabiertas, transcribo aquí lo que quepa del documento que las autoridades del Canal 13 estatal hicieron pública allá por febrero de 1979. Dice:

«La televisión estatal no debe ser un instrumento para fomentar el consumo indiscriminado o para vulgarizar los patrones culturales nacionales, ni para ofrecer una visión simplista y deformada de los problemas de México y sus soluciones. Sus objetivos evitan que se caiga en una visión puramente competitiva con la televisión comercial, ya sea a través de medidas como los ratings (sic) o de las utilidades que que se puedan obtener a través de la venta de tiempo de transmisiones». En esencia, sus fines: 1)- La difusión pública, o sea la necesidad y la obligación gubernamental de dar a conocer informaciones sobre la sociedad y sobre la propia gestión del gobierno. 2)-La utilización del medio masivo que es la televisión para propósitos de difusión de cultura y recreación popular. 3)- La utilización de la TV para influir en los hábitos sociales, en las formas concretas de comportamiento, de manera tal que la TV estatal no sea un instrumento más de fomento al consumo indiscriminado o a la vulgarización de nuestros patrones culturales, o a la visión simplista y deformadora de nuestros problemas y de sus soluciones. (Qué bien.)

En lugar de esto la televisión estatal puede actuar como un vocero explícito de la sociedad entera, que se expresa a través de su más legítimo representante: el Gobierno de la República, que utiliza este medio para convertirse en guía que trata de inducir el paso de lo trivial a lo profundo y de estimular el análisis activo, la participación popular consciente, en vez de condicionar y aprovechar mercantilmente la respuesta pasiva. Esto no como un mecanismo de simple propaganda gubernamental, que no funcionaría por la previsible reacción de desinterés del público televidente.

Difundir cultura popular sin caer en el extremo de una programación que sólo interesara a reducidos grupos intelectuales, ni en el otro, de producir lo que venda en forma más fácil, aunque ello implique una programación vulgar e insulsa, o una manipulación de los sentimientos de los espectadores.

Y que su costo no debe computarse como una «pérdida» para el canal y un «subsidio» en que el estado incurre para compensar esa pérdida. «Se trata del costo que el estado legítimamente cubre para atender parte de sus funciones, y por el lado del canal, las cantidades que por este concepto reciba no son por tanto partidas para compensar pérdidas, sino el simple ejercicio de la cobertura de un costo, que desde luego estará sujeto a los controles correspondientes para su correcta y precisa aplicación. Como la programación prevista permite que buena parte de ella se comercialice dentro de las políticas que el Consejo de Administración dicte al respecto, el Canal 13 no dependerá de recursos fiscales solamente, sino que podrá hacer una efectiva contribución a sus automantenimiento». Mis valedores…

Ese era, ese fue el Canal 13 que yo conocí, Canal del estado. Ya después entrarian los Salinas, Marta, su marido…(¡Agh!)

2 opiniones en “No despierten al México bronco”

  1. Yo no los ví, pero me han platicado de esas terulias, tan amenas y valiosas en su contenido. Mojarro, Saldaña, Nikito Nipongo, Arrigo Coen y otros «monstruos», de enorme cultura y mejor habla. Cómo compararlos con las sabandijas que hoy inundan la televisión ¡Ah tiempos aquellos! Ahora, la Ley Televisa… si tienen tele ahí se ven.

  2. si valedor, actualmente ni el canal 11 se salva de promover cultura, salvo en muy escasos programas.

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