Lo capáramos…

Tal fue, en la tertulia de anoche, la comedida propuesta de El Síquiri contra mi persona, una vez que me atreví a proponer el chile como símbolo patrio de esa Perra Brava, delirante como en los tiempos de las visitas de Juan Pablo II, en que todos los medios de condicionamiento de masas han convertido a los mexicanos con el pretexto del «Alemania 2006» de fútbol. «A caparlo, por atentar contra nuestros símbolos patrios, comenzando por Volpe». Menos riguroso, el juguero: «Nomás lincharlo, al güey». Los buenos oficios del maestro lograron amansar la gallera, y entonces: «Exponga sin miedo su tesis. Hablaba de que el chile, o algo así, ¿no?»
Yo, protegido por la autoridad del maestro, reinicié mi tesis en torno al pimiento morrón y la Perra Brava con la glosa del soberbio, expresivo editorial gráfico que al final del torneo futbolero «México 86» publicó en el matutino Palomo, monero de profesión. Dividido su dibujo en seis cuadros, aquí describí ayer un retazo del primero, con el que se inició el «México 86» y un Juancho Pueblo convertido en Perra Brava que desde que arranca el torneo futbolero se prepara como campeón del mundo. «Y goool… de México!» ¡Lo platicamos todos! El final del primer cuadro del editorial gráfico de Palomo:

Es mediodía en el Valle de México.
Contra un fondo de volcanes (la Mujer Dormida y el Popo, a su lado, la entraña de fuego, requemándose por dentro), un mexicanito típico, según manoseada imagen del turismo extranjero, dormita bajo el gorro de palma, sarape de la nariz a los huaraches y los lomos contra el órgano (el pitahayo, el nopal, el cacto, para evitar suspicacias). Es Juancho Pueblo, que al punto del mediodía sueña sus sueños color de rosa, rosa mexicano, mientras de su mente se alza un globito con «sus» tricolores elevando a los cielos de Anáhuac la Jules Rimet Hermoso el placer onanista de Juancho Pueblo, en su papel de Perra Brava del clásico pasecito a la red…

Las imágenes de su sueño, qué imágenes las de sus sueños: onanismo puro y pura fantasía. Al dormitar, Juancho Pueblo se arrulla en el nirvana futbolero que le tejió la televisión por lengua y salpicaduras salivosas de sus merolicronistas; ahí, en el sueño de Juancho Pueblo, qué gloria de Pique: enfiestado y relajiento, guapachoso y juguetón, triunfalista y jacarandoso, que en el inicio del certamen futbolero se prepara para elevar al cielo la Jules Rimet. «¡Y goool… de México! ¡Nuestra es la copa!» Al conjuro del gol toda una nación de meshicas enardecidos experimenta un éxtasis de Perra Brava porque México pasó a cuartos de final. Y qué imágenes, engendros puros de la campaña de patriotería triunfalista que (ayer, como hoy mismo) le embombillaron los medios de condicionamiento de masas. ¡Y es que el milagro se había producido; ¡La Esperanza Verde lograba lo que nunca antes: llegar a cuartos de final! ¡Mé-xi-co! -Y ya!

Al conjuro del pregón todo un pueblo de Perra-Bravas enardecidas toma la calle, toma la plaza, toma la glorieta del Ángel, toma a pico de botella y la corneta en esta mano (de plástico. No la mano, la corneta), y en esta otra la de cacardí, danza su danza triunfal. ¡Y vengan esos buches al pie del Ángel, y a desparramar el confeti, y a menear las carnazas con las estallantes de la Chica Chiquitíbún; y a zangolotear esos brazos, esas piernas, entrepiernas, entrepompis, entrevistas bajo la licra de la rnini-mini. ¡México está en cuartos de final! ¡Esta noche, mexicanos, es la noche de la transfiguración! ¡México… y ya! Cuadro segundo:

Pero para la Perra Brava iba a llegar la previsible desilusión. Al fin de la fiesta y ausentes los triunfos que se habían prometido, ¿del «México 86» qué vino quedando a la fanaticada? Nada más que fatiga, desilusión, cruda etílica y basural de confeti tricolor.

Lástima: frente a los alemanes (como esta vez frente a los de Angola) el delantero mexicano falló el penal. En los sueños onanistas de Juancho Pueblo el globo de colorines (verde, blanco, etc., los del agónico PRI) estalló en el aire de junio, y «El Equipo de Todos» quedó fuera del Mundial. Pasmado de asombro el Pique (dibujado como sueño sobre la testa de Juancho Pueblo, y que representa su sueño, su pesadilla) se ha quedado atónito. En torno del enajenado que el duopolio de la TV metamorfoseó en Perra Brava desaparecieron las multitudes delirantes, la Chica Chiquitibún, los alaridos de triunfo, todo. No hubo ganancia en dólares, pero sí ganancia en basura tricolor a montones. Solo y su alma el Pique, un balón desinflado en la diestra, pela los ojos, aterrorizado.

Después… (Mañana, el final.)

2 opiniones en “Lo capáramos…”

  1. Como cada cuatro años, el próximo sábado se acaba la ilusión y esperar otro mundial. Pero una reflexión: ¿habrá alguna similitud entre la «SELECCI?N» y nuestro pueblo? ¿Qué el «Tontín» Fonseca, Marquez, Sanchez y demás alquilones están hechos un material genético diferente al nuestro? ¿Acaso esta sociedad va a forjar personas con caracter y triunfadores? No lo creo, no ahora.

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