Y en humanos degeneramos…

Del instinto les hablé ayer, mis valedores; de esa pulsión primigenia a la que la especie humana debe su sobrevivencia sobre el haz de la tierra, que acompaña la evolución del humano desde que era antropoide, y humanoide después, para que degeneráramos en lo que somos hoy. humanos. Al hablar del instinto inicié ayer la crónica de un hecho minúsculo en apariencia, sin mayor significación, pero que a través de seis años sigue rondándome, avispón mielero, y que hoy cobra un renovado interés y puede llevar a alguno de ustedes, que no esté intoxicado de cinescopio, a reflexionar sobre el incidente de la Bicha y el Rosco. Ellos son los mininos de la casa, amores de Ariel y de Mayahuel, gatos que a mí me han tomado de su gato; sólo en lo que toca a las croquetas, que para otros menesteres ni me necesitan ni aceptan mi cercanía.
Y ocurrió que al cumplirse el plazo para vacunar al par de mininos mandé llamar al veterinario, y aquí lo asombroso: aquel día la Bicha y el Rosco dormitaban acá arriba, en mi cuarto de estudio, desde donde no se ve la puerta de entrada. El veterinario no tuvo necesidad de tocar la puerta, que el Arieluco ya lo esperaba abierta la entrada, y ándenle, que en llegando el veterinario subieron Mayahuel y el güerejo y con la naturalidad de costumbre tomaron en sus brazos al par de mininos, y fue entonces.

Sí, porque apenas habían dado unos pasos y bajado un par de escalones rumbo a la planta baja, donde aguardaba el veterinario, los animalejos revuélvense entre los brazos, se encrespan y se acalambran, tirando arañazos, bufidos y tarascadas. Ma, ¿pos estos? Y en mala hora acudí en auxilio de la de las zarcas pupilas, que de la garita recibí generosa ración de arañazos, tatuajes de hemoglobina, y qué hacer. Se precisaron refuerzos: Aída (tú, la de todos los días), la señora Lupe, trabajadora doméstica, y un ayudante del veterinario, con experiencia previa (había sido policía preventivo experto en amansar antorchistas y panchovillistas, calcúlenle), que subieron la escalera para repartir con nosotros los arañazos y bajar con los rebeldes sin causa hasta la jeringa del veterinario y rápido, a jeringar con el arponazo y el estoconazo, y a descabellar, y a matar recibiendo. La Bicha y el Rosco quedaron inmunizados contra sida, cirrosis, cáncer de mama y papiloma humano. Y la paz. Doméstica. Y viendo lo que entonces vi me puse a reflexionar, subí a mi «estudio» y dije esto que años después digo a todos ustedes.

¿Cómo fue, cómo sería que el par de gatos presintió el peligro? ¿Qué intuición, qué corazonada, qué sexto sentido les encendió focos rojos en su cerebrín de mininos? ¿Cómo en el tal se mantenía viva la memoria genética? ¿O fue la memoria histórica? ¿Cómo fueron a intuir, alejados como estaban de la puerta, la mano que me los iba a jeringar, la del veterinario? ¿Cómo les dio la corazonada; «el pálpito», que allá decimos? ¿Cómo fue que la Bicha y el Rosco ventearon la agresión a su físico? ¿Qué instinto primitivo de los primitivos tiempos les dio aquella voz de alerta? Mis valedores…

¿Habrá en este mundo madre más sabia que Madre Natura, que así ha dotado a dos simples mininos del instinto de sobrevivencia capaz de captar el peligro en un trance que al humano pasaría inadvertido? Yo, estupefacto al prodigio, con trabajos volví a la lectura del matutino, que había suspendido para meterme de amansador. Leí entonces, hace 6 años (tomar nota): «En diez estados del país puntea Fox». Ájale. ¿Por qué el empresario de la Coca Cola? ¿El reaccionario, el yunquero, el cristero tardío puntea en diez estados? Seguí leyendo: «En otros diez puntea Labastida». ¿Cómo así? ¿Pancho el priísta, el que desgobernó Sinaloa el maromero que..? Leí: «Cárdenas, muy atrás en la calificación». Bueno, ¿y qué méritos ha hecho para merecer un puntaje mejor? Pregunté entonces: mis valedores: ¿habrá alguna diferencia en que llegue a Los Pinos este o aquél, coyotes todos de la misma loma, del mismo Sistema de poder, del que son candidatos, y no de las masas? No alternancia necesitamos, sino un cambio estructural del «Sistema», y esa tarea es nomás de nosotros, no de los candidatos (sus candidatos) que nos apronte el Sistema.

Pero Pancho puntea, culpa de las masas. Pero puntea Fox, culpa de las masas. Si ganara Fox, ¿culpa de quién iba a ser? Eso hace 6 años, y si ahora AMLO, Calderón o el Madrazo, ¿culpa de quién? Mis valedores: ¿por qué madrecita Natura no nos dotó a los humanos de una centésima parte de la capacidad para ventear el peligro con que equipó a la Bicha y al Rosco? ¿Por qué a los mininos sí y los humanos friéguense una y otra vez, cada 3,6 años? ¿Tanto así se nos ha caído la pulsión instintiva que tan a flor de pellejo cargábamos cuando antropoides y humanoides, degenerados hoy en una humana ralea que ha sido capaz de abortar y ha malparido a los Truman, Hitler, Bush, Sharón, Rice, Marta, Espino, Diego el barbón, yo, tú, él? Trágico. (¡Fox!)

2 opiniones en “Y en humanos degeneramos…”

  1. A la Bicha y al Rosco de nada les valió su instinto para otear el peligro , de todos modos les fue clavada la aguja de la jeringa . De nada nos serviría advertir el peligro , de todos modos nos jeringarían.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *