Baile , mi rey…

EL VALEDOR

POR TOMAS MOJARRO

Baile , mi rey…

Los bailes populares , ¿los recuerdan ustedes ? Porque lo que es yo cómo olvidar aquellos (taquicardia , sudor , trepidaciones ) que de escenario tuvieron , ¿ tienen todavía ? , el Salón Los Ángeles , y quien no conoce Los Ángeles no conoce la gloria : el California Dancing club , dos orquestas dos ; el Salón Colonia , que problemas financieros están a punto de cerrar , si no es que ya lo cerraron , y tantos más que en el mundo del DF , han sido . Los bailongos…

Los que vieron y vivieron todos ustedes que arañan el tostón o de plano reciben bono de «tercera edad» . Ya entre semana , ya el sábado , todos a embrocarse el buen tacuche , o sea el tando , el plumaje , y a danzonear como Dios y la santa iglesia lo mandan . Como mandan los cánones . Ah , los tiempos que fueron no de un simple Fox sino del fox trot , del bugi y la conga , la guaracha y el danzón ; las épocas de la rumba y el mambo y el cha-cha-chá , y ahora a moverlas al ritmo de la salsa y el rocanrol , y vuelta al danzón , que no es de las modas efímeras . «¡Hey , familia …!»

Los bailes del viejo salón de baile , qué tiempos . (Tú , la de piel canela y el púrpura corazón bordado en la blusa transparente y sutil . Tú , que siendo tan niña me enseñó a pecar. ¿Cuál fue tu nombre , dónde te hallas a estas horas , qué tierras andas pisando ? Y es que nosotros , lo de entonces , ya no somos los mismos . ¿Me permiten ? Los moquis , el lagrimón …)

Hoy día , en la era de la internet y del terrorismo de Estado , que es el de Bush y sus perros de guerra , perros del mal , pareciera que vuelve la moda del baile de salón , porque después de todo , mis valedores : moda es eso que pasa de moda para ponerse de moda otra vez . Cuento de nunca acabar , y esto lo vi , lo viví la noche del pasado jueves en la cancha de La Floresta , salón para bautizos , primeras comuniones , quince años , fiestas de graduación, bodas , defunciones y vuelta a empezar con bautizos . La biografía del barrio , sí , con su maestro de ceremonias : «Tú, quinceañera feliz , que arribas a la edad de las ilusiones color de rosa . Pido un aplauso aquí para la agraciada…»

Noche de jueves . Llegué al Floresta , me atejoné en un rincón , observé a las parejas : dinámicas , entusiastas , escurriendo sudor ; todas , al son de la Sonora Rastacuera , bailoteaban pecho a pecho , hombro con hombro , cachete con cachete , cuadril con cuadril , monte con monte (de Venus) , y gózame , negra , y muévete como …en fin . En el equipo de sonido y a 30 mil decibeles se había soltado aquella música en brama , descoyuntada epilepsia , que forzaba a las y los bailadoras y bailadores a zangolotearse como al afecto del calambre , del torzón , de las convulsiones . Ahí , en plena guaracha , lo insólito : aquella pareja tan dispareja . Su retrato hablado:

Ella , una morena en la medianía de la edad , chaparrona de estatura , pero aquí lo extraño , a remolque llevaba y traía a semejante grandulón al que cargaba en vilo ; el cual , todo apocado , entre sudores de pena y jadeos imploraba : «Le suplico , verdá , que me baje y entienda por favor que yo no vine a bailar y menos a que me bailen . Yo nomás vine a cambiar con usté dos que tres palabritas . Bájeme , señorita , se lo suplico …»

Y aquello era patalear al aire y jadear entre resoplidos , pobrín . La morenaza , sin escuchar , meneaba al zancón y lo traqueteaba al ritmo de la delicada romanza: «¡Lósquestán bailando ya saben !» Zancas al aire , jadeante , asfixiándose , el percherón : ¿No habrá modo , digo ? Unas palabritas nomás . Tres minutitos . ¿ Me está oyendo ? Ya bájeme , que me entran ganas de guacarear …»

Qué lo iba a bajar . Ahora , al grito de ¡rock! , ya lo estruja , ya cógelo , aunque nomás de perinola , y lo jurgunea , lo zangolotea , me lo trae a remolque y a punta de asfixia porque , baila bailando , le incrustó la cara , con todo y mostachos , en el parteaguas coyuntural de aquel pecho no ubérrimo , precisamente , pero sí ya crecidito como para cortarle la respiración . El de las zancas al aire jalaba oxígeno a lo desatinado , y válgame : grandulón , pero la prieta lo remolca en vilo y lo hace bailar como se le hinchan sus ganglios . El , pataleado al aire y , a querer o no , dejándose remolcar:»Ya bájeme y nos echamos un carrereado , ¿no? Un acuerdo cojunto». Al viento le suplicaba. Yo , la vergüenza ajena . Y ocurrió mis valedores , que de repente : ¡ Rock…!

Resollando entre pecho y sostén de la morenaza , oí , suplicante , al grandulón : «Ya , señito Condoleza , ya miando (¡¿qué?!).

elvaledormx@yahoo.com.mx