Apátridas, vendepatrias…

Esos, los vendepatrias apátridas. Yo estoy convencido, mis valedores, de que nunca antes como hoy se había enajenado la patria al vecino imperial. Esto lo comentábamos en la tertulia de anoche, y aquel desprecio por los sumisos, los serviles, los bicharajos sin espinazo que así pueden culimpinarse ante el vecino imperial. Lo malo es que siempre que así de rastreros y de obsequiosos se muestran los tales, me siento culimpinarme yo también.. Eso pensaba, mis valedores, y eso sigo pensando aun ahora que conozco la existencia del abuelo de los vendepatrias (Santa Anna fue el bisabuelo) Una seña del maestro y callamos. Lo vi desplegar aquel diario amarillento de vejez. «Es que es de 1885, aclaró el maestro. Más de 120 años lo contemplan. A ver: apartidas y vendepatrias. Aquí está. Pobre México, se titula el comentario, y su parte fundamental»:

«Mientras que el vulgo ignorante y los periodistas vendidos batían palmas cuando se acordaron concesiones ferrocarrileras a nuestros vecinos, los seres pensadores temieron por el porvenir de esta patria, víctima infortunada de ambiciones e improvisación. Los hombres pensantes veían en esa concesiones un peligro inminente para México. No se equivocaron.

En recompensa de las espléndidas subvenciones concedidas a los yankees, éstos están arruinando al país por medio del contrabando y a ciertas tarifas de conveniencia, concertadas de forma embozada para proteger la industria extranjera con graves perjuicios de los intereses nacionales. En una palabra, México ha dado millones sobre millones a las empresas ferrocarrileras, para que lo arruinen. ¡Pobre país…!

El Ministro de Fomento desconfió de los manejos yankee, y sólo apoyó las tarifas de una manera provisional y por corto plazo: cumplióse éste, prorrogóse en seguida, ha vuelto a cumplirse: y no se ha podido lograr que la Empresa del Ferrocarril Central modifique sus laterales tarifas; rehúsa reformarlas y para ello se vale de rémoras y pretextos inadmisibles. Por lo visto, nuestros agradecidos y caritativos empresarios, los americanos, obran ya en este país como si estuvieran en su casa. La conquista pacifica comienza ya a producir sus sabrosos frutos. ¿Qué sucederá mañana?

Dn. Porfirio, que tuvo a bien romper con las previsiones del inteligente y previsor Benito Juárez, puso a los yankees un puente de plata para que desde Nueva York pudiesen venir a esta capital, sin incomodidades, sin riesgos y a costa nuestra. A D. Porfirio toca sacar al país de este espantoso atolladero. ¡Ojala y no sea ya demasiado tarde! Si hemos de romper con los que se tomaron media República hace 38 años, y ahora tratan de apoderarse del resto por medios ingeniosos, que sea luego. Mañana la obra será más difícil porque se habrán creado y robustecido aquí grandes intereses americanos. ¿Qué opina de esto el Gral. Díaz…?

Por una mera casualidad, el Ministro de Fomento desconfió de los manejos yankees, y sólo apoyó las tarifas de una manera provisional y por corto plazo: cumplióse éste, prorrogóse en seguida, ha vuelto a cumplirse; y sin embargo no se ha podido conseguir que la Empresa del Ferrocarril Central modifique sus laterales tarifas; rehusa reformarlas y para ello se vale de rémoras y pretextos inadmisibles. Por lo visto, nuestros agradecidos y caritativos empresarios, los americanos, obran ya en este país como si estuvieran en su casa. La conquista pacífica comienza ya a producir sus sabrosos frutos.

¿Qué sucederá mañana? D. Porfirio, que tuvo a bien romper con las inveteradas preocupaciones del inteligente y previsor Benito Juárez, puso a los yankees un puente de plata para que desde Nueva York pudiesen venir a esta capital, sin incomodidades, sin riesgos y a costa nuestra. A D. Porfirio toca sacar al país del espantoso atolladero en que está metido. ¡Ojalá y no sea ya demasiado tarde!

A grandes males, grandes remedios. Si al fin hemos de romper con los que se tomaron media República hace 38 años, y que ahora tratan de apoderarse del resto por medios ingeniosos, vale más que eso suceda luego. Mañana la obra será más difícil porque se habrán creado y robustecido grandes intereses americanos en esta República. ¿Qué opina acerca de esto el general Díaz…»

– Y ustedes, los contertulios: ¿qué opinan ustedes?

Silencio. Reflexión. Por cuanto a las opiniones, todos hablamos al mismo tiempo, cuando en eso…
(El lunes.)

Un comentario en “Apátridas, vendepatrias…”

  1. Pero tal medida permitió al porfirismo establercer la red ferroviaria que todavía ahora, casi un siglo después , vincula a las diferentes regiones del país , pues en todos los años posteriores al porfirismo no se incrementó significativamente la red ferroviaria . Y al parecer no había otra opción para Don Porfirio para modernizar al país, pues la burguesía local encontraba muy riesgosa la inversión en ferrocarriles y eso de que el Estado le entrara directamente a la economía todavía no se usaba.

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