Como cada año, mis valedores: este viernes de la Semana Mayor entrego a todos ustedes el imaginario reporte sobre el Ajusticiado que imaginarios discípulos hacen llegar a su madre. “Compañera María:
Sobre el paradero de su hijo Jesús Equis, desaparecido desde principios de semana, tenemos informes de que fue acusado de terrorista y aprehendido por los rumbos de Chalco, donde decía sus parábolas al pobrerío. Secuestrado por el ejército, el compañero Jesús fue recluido en una cárcel clandestina y presentado ante el procurador de justicia, que no al no encontrarle elementos de culpabilidad se negó a juzgarlo, para luego lavarse las manos y ponerlo en las de los militares, que toda una noche lo torturaron. No delató a sus compañeros de lucha. Frente a los torturadores se comportó como lo que es: el purísimo espejo y la flor de todas las humanas virtudes. Jesús.
Quienes lo conocimos jamás lo podremos olvidar. Cómo, si fue un varón de estatura cabal que tuvo un gran amor por su vida, y que siendo su vida lo que tenía de más valor y lo único suyo, fue su vida lo que aventó por delante a la hora de certificar su alianza con paisanaje al que amó sobre sí mismo. Que eso le sirva de consuelo en la almendra de su amargura, compañera María.
La vida del luchador fue sencilla, al ras; gustaba de caminar con los pies desnudos por la orilla del lago y subir la montaña y alimentarse de frutillas y tenderse a la vera de los trigales. Amaba el mar…
Se sabe que practicaba la meditación; que era dado a reunirse con el pobrerío y a los desheredados aconsejarles de igual a igual con palabras del diario, que son agua y savia, sustento y raíz. Y sus parábolas, compañera: que el reino de la Verdad es semejante a un grano de mostaza que el pico de un ave… (Su hijo Jesús, alias El Nazareno, fue humano hasta el tuétano; tanto, que días antes del prendimiento se reblandeció de repente, le sudaron sus manos y la frente se le perló de sudor: “¡Padre, aparta de mí este destino! Pero no se haga mi voluntad, sino…”
A su hijo, señora María, le agradaban las cosillas pequeñajas, las de todos los días; amaba la compañía de los pobres, los lisiados y alguna ramerilla de poca monta (por ser de tantas, qué contrasentido); él tuvo la mansedumbre del hombrecillo de siempre y su temible fiereza cuando se trata de morir por su verdad. Jesús, compañera, tenía que acabar como termina todo el que tiene tamaños para encararse a la burguesía cimarrona, sabañón infecto del Sistema de poder, hija putativa del imperialismo del Norte (del norte de Roma). Por eso fue que su hijo, señora, acabó hecho tirlangas de luchador, retazos de varón enterizo, piltrafa de Hombre, sin más. Así pagó su osadía magnífica ese varón de virtudes al que a estas horas los sádicos están segando la vida a lo despacioso para mejor disfrutar su agonía. ¿Le servirá de consuelo, señora? No pasa de la media tarde, dicen.
Ya falta poco. Ya apenas alcanza resuello, entre lloraderos de una aguilla que mana de de sus mataduras. Una morra, María de Magdala, le repite quedo: Tu vida, compita, mucho valió, pero tu muerte valdrá mucho más. Tu muerte cegará y segará la injusticia y la explotación del hombre por el lobo del hombre. Tu muerte será el acicate para persistir en la contienda (¿en la utopía?) contra la inhumanidad del humano. Que a tu muerte podamos vivir; que tu muerte sea nuestra vida. Muere ya, y muere en paz, compañero del alma, compañero”.
Jesús, flor, espejo y frutilla madura de la Humanidad. (INRI.)
Hola, no se si alguien me pueda ayudar, estoy buscando una fabula sobre un hombre honesto que vive en una ciudad de ladrones, ¿alguien sabe el titulo o donde encontrarla?