Huevos

La mala suerte, el mal fario, la salación. Se quejaba hace algunos ayeres el analista renegón: “Todo lo que toca lo vuelve lodo biológico. Visitó a la selección futbolera, y a la jodida la selección. Visitó México, y México a la quemazón”. Y que él es nuestro virus y el causante de que medio país ande con el agua al cuello mientras el otro se está muriendo de sed. A propósito de tan patética situación:

Una idea se me ocurre al respecto, mis valedores: ¿alguno de ustedes tiene amistad con uno de esos intelectuales orgánicos metidos a periodistas  de “medios” impresos y electrónicos que se hablan de tú con él y a cada rato le sacan entrevistas a modo, y le permiten el lucimiento, y todos  ellos contentos con los dividendos? Ah, pues entonces pídale al susodicho que suplique al perito en mal fario que se someta a una “limpia” con ramas de pirul. De jediondilla, ya de perdida.

¿Que la inteligencia rechaza la efectividad de tan grotesca modalidad de la superstición? Ello es entendible, sí, ¿pero a qué otra medida recurrir cuando ya está debidamente documentado que con tal malaventurado las soluciones racionales no surten efecto?

¿Que una práctica supersticiosa de ese tamaño a qué inquilino sexenal de Los Pinos le ha sido benéfica? A Carlos Salinas, sin ir más lejos. Provechosa le fue y le sigue siendo propicia, y si no, vamos a ver:

En 1988 y de muy de mala manera Salinas trepó a Los Pinos. De ahí en adelante iba a ser el escándalo su segunda naturaleza al frente de un gobierno viciado de origen. El del Poder autoritario sería tachado de impostor y de espurio, hasta el grado de que  al dejar el gobierno tuvo que tomar el camino del Judío Errante.

¿Quién no lo acusó de arbitrario, quién no lo tachó de ladrón, con o sin pruebas? No sólo a él, sino a la familia completa, desde Salinas Lozano hasta alguno al que uniformados extorsionadores arrancaron la vida.  ¿Y? ¿Salinas ha pisado la cárcel? Hace algunos meses uno de sus acusadores, expresidentes del país, lo señaló de corrupto y de haberse robado la mitad de la cuenta secreta que se maneja en Los Pinos. ¿Y? El expresidente acusador tuvo que pegar un inmundo, indecoroso reculón. Y algo más: ¿dónde está a estas horas el acusador? En una cama del Hospital Militar, víctima de un padecimiento de las vías respiratorias, y algunas notas de prensa afirman que su estado de salud es muy delicado. ¿Y Salinas, en tanto?  Entero, rozagante, manejando  una grilla política que abarca de Peña Nieto a Los Pinos.

¿Las acusaciones de bandidaje han vulnerado a Salinas? ¿No regresa triunfante al pantanoso terreno de la politiquería? ¿No se da el lujo de tachar de “valiente” al actual? Y yo digo: ¿en esa buena fortuna  no habrá influido la  “limpia” que un grupillo de indígenas le practicó  cuando candidato en campaña? Y otra más: desde el quinto año de su gobierno, ¿acaso no pedían su reelección industriales, comerciantes y terratenientes de La Laguna y anexas? ¿Desde un tal PFCRN, el fementido Ferrocarril, no e-xi-gí-an a gritos la reelección de Salinas los “chuchos” mercachifles de la politiquería talamantera?

En cuanto al origen de su gobierno, vidas son paralelas el actual y Salinas. ¿Y la calificación de uno de ellos en el quinto año de su sexenio? 80.7 puntos de aceptación.  ¿Y la aceptación popular del actual? 51.2 puntos. Vidas paralelas: ¿descabellado recomendarle a uno la receta que tan buen resultado dio al otro? ¿Que cuál receta? ¡Huevos! ¡Muchos huevos! De gallina negra. (La crónica de la “limpia”, el lunes.)

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