Al quemadero

Moxtla fue quemado en la plaza pública, bajo el cargo de «hereje», el 30 de noviembre de 1539. Hoy, la figura del príncipe texcocano nos parece altiva y digna de respeto. (E. O’Gorman.)

Moxtla (Dn. Carlos, para el español), probable nieto de Nezahualcóyotl, tuvo el lóbrego honor de encabezar la lista de víctimas nativas del primer inquisidor efectivo de México-Tenochtitlan, un Juan de Zumárraga El edicto:

«Será condenado a ser llevado por las calles públicas desta ciudad y con voz de pregonero que manifestase su delito, al tianguis de San Ipolito y en la parte y lugar que para esto está señalado sea quemado en vivas llamas de fuego hasta que se convierta en ceniza y del no haya ni quede memoria…»

Y acaesció, mis valedores, que aquel día aciago, amigos, dolientes y familiares se acercaban a Moxtla, y mirando al cuytado que una mula torda conducía al quemadero, con lágrimas en los sus dos ojos ansina decíanle:

– Sálvate, Moxtla, por vida tuya. Si tu delito es creer en tus dioses tutelares y no en un Dios Uno y Trino, todo arreglado. Házte católico y salva tu vida Di que adoptas por tuyo al mesmo Dios de Norberto Rivera y Onésimo Rivera, y aquí don Zumárraga te perdona la vida. ¿Verdad que se la condonáis?

– Bueno, sí, aunque una multilla por gastos de arrastre…

– De dientes pa’ afuera di que eres católico. Total, ¿no lo son de ese pelo todos en la Nueva España que de serlo de obras no viviría la sociedad tan huérfana de valores morales? Grave sería que te quisieran hacer cristiano, que cristiano sólo te hacen tus obras. ¿Pero católico, Moxtla?

El cual, rebelde magnífico, con la testa negaba Atado como iba de manos y pies a la bestia acicateábala con talones y suave meneo de zancas. Alguno advirtió un amago de sonrisa en el rostro del penitente.

– ¡No seas penitente, no te quemes! ¿A vara y media del quemadero sonríes? ¿Acaso no amas tu vida? Anda abjura de Huitzilopochtli y como ciudadano que eres orita mesmo te desamarran y nos vamos por la llave…

– ¿La del cielo? (Don Zumárraga.) Antes tendrá que abjurar de su herejía y jurar que Dios es grande y la Iglesia su profeta Así tendrá la llave del cielo.

– Cuál llave del cielo, la de la democracia la de nuestro IFE, para que la democracia crezca y crezcamos todos.

– El relapso salvará la cuera y podrá irse a votar si jura por Dios que se lo va a dar a Nava, yunquero e hijo de yunqueros, elegido de Calderón y bienamado del Verbo Encarnado.

– Sálvate, y luego de la recogida la de tu credencial de elector, nos vamos a otras recogidas, como la de la bilis. Buches de cacardí. ¡Salva tu vida!

Habló el rebelde magnífico: «¿Que salve mi vida? ¿Acaso es vida la que está viviendo bajo estos virreyes el jodidaje de mi México-Tenochtitlan? ¿Para el campesino, el asalariado, el desempleado y aspirante a indocumentado es vida vivir en el cogollo del embuste, la demagogia la simulación y el peso de las riquezas ilícitas, fruto mostrenco de las depredaciones de unos virreyes apartidas, amarridas y vendepatrias? ¿Es vida seguir viviendo en mi tierra de Anáhuac tal como me la ha dejado el Sistema de poder…?”

– Para eso debes vivir, para votar y con tu voto reforzar la democracia

– ¿Son o se hacen? ¿Saben lo que es la democracia, en sus tantas vertientes? Pobres de ustedes, «demócratas». ¿Saben para qué se quedan en este mísero mundo? ¡Para abrirle las puertas de Anáhuac al Revolucionario Ins! ¿A ese precio conservar la vida?

– La conservará si de rodillas y ante la cruz jura que el mejor virrey de esta Nueva España ha sido Felipillo del Niño Jesús, católico protector de la Iglesia y espejo fiel de virtudes.

– Óiganlo. ¿Vivir para seguir viendo cómo esa pandilla de beatos del Verbo Encarnado asesinan el estado laico? ¡Arre mula! Conservar mi vida…

– La conservará si el relapso, besando la cruz, jura su creencia de que ni la Santa Iglesia, el PAN, los medios de condicionamiento de masas y los grandes capitales están amafiados para fulminar a los enemigos de México Ebrard y el tal Peje, a quienes la hoguera de leña verde los está aguardando.

– ¿Conque mi vida depende del voto al PRI y a yunqueros, mediocres y reaccionarios de vocación vendepatrias? ¡Arre, mula! Y usté, mula, quítema de enfrente su cruz. ¡Ahí te voy, Huitzilopochtli..!

Carbonizado murió, sin convertirse en católico ni en demócrata ni rendirle al virrey de la Nueva España, mucho menos al Dios de Onésimo Cepeda Dios lo haya perdonado. No a Moxtla a Onésimo. (Puagh.)

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