Máxima tribuna del país, la TV

En lugar de privilegiar el interés público, de aspirar a ofrecer a sus receptores una información relevante, objetiva y formadora de juicios veraces, se le da prioridad al escándalo político y las declaraciones que son rentables por su atractivo mediático.

Tales conceptos, que leo en Reforma del pasado miércoles, los expresó no algún radical de «izquierda», sino el mismísimo Rubén Aguilar Valenzuela, vocero presidencial. Se publicó simultáneamente con esta verdad contundente de Fernández-Vega, en La Jornada del siguiente viernes: La televisión es, para Vicente Fox, la máxima tribuna del país. Para Fox como para el resto de sus congéneres en el ejercicio politiquero, digo yo. Pero hablando de medios, ese tema controvertido y polémico, aquí sintetizo opiniones de estudiosos diversos:

Los medios de condicionamiento de masas participan de un doble carácter: industria y comercio. Una industria y un comercio tan costosos que su creación exige recursos económicos fuera del alcance del periodista. No hay uno, ni un grupo de periodistas, que sean los dueños de una industria, impresa o electrónica; de existir, su sobrevivencia dependería, a su vez, del Sistema de poder. El periodista no es más que un asalariado al servicio del dueño del diario o la estación de radio o de televisión, una industria, con intereses comerciales.

En tanto instrumentos, los «medios» no juegan otro papel que el que le asignen sus dueños. Así, podrán ser instrumentos de cultura o instrumentos de incultura; medios de dominio o medios de liberación; elementos para unir a un pueblo o para desorganizarlo; para elevarlo o para hundirlo. Es la propiedad sobre el medio de comunicación la que determina al servicio de quienes éste se coloca, a favor de qué causa, de qué valores, de qué clase social.

No existe la información por la información. Se informa para orientar en determinado sentido a las diversas clases y capas de la sociedad, y con el propósito de que esa orientación llegue a expresarse en acciones determinadas. Es decir: se informa para dirigir. En ese sentido, el mimetismo de periodismo y política llega a ser total. El grueso de las ganancias de la prensa escrita, radio y TV no proviene de la «venta de noticias», sino de las ventas de espacio para la publicidad a las otras empresas, principalmente al gobierno. Ellos le darán o negarán subvención mediante publicidad y otras concesiones, en la medida que prensa escrita, radio y TV defiendan los intereses de los anunciantes. Así, en función del negocio económico, el dueño del medio lo abrirá a privilegiar el interés de los patrocinadores, y para someter a su enemigo histórico, el público usuario, lo va a atiborrar de crimen, sexo, deportes, telenovelas, escándalos y todo lo que alimenta al usuario del ombligo hacia abajo.

Seleccionando las noticias que apoyan su propia política y omitiendo otras, o dando más importancia a los sucesos y aspectos de los asuntos que siguen su tendencia a ser preferidos entre todos, en casos extremos, los ‘medios’ producen en la mente de las masas una impresión totalmente alejada de la verdad, lo cual se puede hacer dentro de la exactitud más minuciosa para reproducir los hechos. La parcialidad política se expresa también declarando los hechos o su fundamento de tal manera que produzcan un efecto particular en la mente de la masa. Las noticias se entremezclan con comentarios usando palabras que cuadren con el tono de aprobación o reprobación. La opinión de Upton Sinclair, escritor norteamericano:

«Dejen que explique lo que son los medios de condicionamiento de masas. Algunos son deshonestos, pero otros, en cambio, lo son mucho más. Pero por grande que sea la diferencia entre ellos, y por hábilmente que se pretenda hacerlas aparecer, no hay uno solo de tales medios que no sirva a intereses creados, que no tenga como objetivo final la protección de los privilegios económicos. Un medio’ podrá denunciar tal o cual cosa; podrá fingir ser esto o aquello, pero tarde o temprano se comprende que ese ‘medio’ vive del Sistema, lucha por ese Sistema y por naturaleza no puede hacer otra cosa. Alguien ha dicho que regular el capital es como hablar de moralizar un tigre. Yo digo que esperar justicia y acatamiento a la verdad de un ‘medio’ en nuestro mundo occidental es esperar ascetismo en un festín de caníbales…»

Pero en el periodismo no todo iba a ser negativo. Hace algunos años, en la Reunión anual de Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión, que agrupa a 20 organizaciones internacionales y que se llevó a cabo en Lima, Perú, se reveló la noticia: «La situación del periodismo en Latinoamérica es contradictoria; por un lado hay progresos si se compara que hubo centenares de periodistas asesinados durante las dictaduras. No obstante, en los últimos dos años han sido asesinados muchos periodistas. Los casos ocurrieron, principalmente, en Guatemala, Colombia, Brasil y México«. (Este país.)

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