Flatulentos flatu-rápidos

Los catastrofistas, mis valedores. Se aca­lambraban las economías en el mundo, pero el actual residente de Los Pinos, impávido, tranquilizaba a las masas sociales: En este país no habrá crisis. Se aplicará fé­rrea disciplina fiscal para combatir «burbu­jas» especulativas. A pesar de la cascada alcista, la Secretaría de Economía cumple con su deber.Y cuando la crisis tocaba a las puertas de México: «¡En esta coyuntura los mexica­nos no tendrán que apretarse el cinturón…!”

Y lógico, la crisis que primero negaba y mas tarde minimizó, nos cayó encima y afectó la macroeconomía y la economía familiar, aplastando finanzas y varios puntos del PIB mientras desmoronaba el peso, en­carecía la canasta básica y deterioraba el ni­vel de vida de unos mexicanos que descen­dieron varios escalones en su escala de po­breza. En una justipreciación de los daños habló en algún foro del Senado el ingeniero Carlos Slim, y al final su advertencia: «Para que más tarde no tengamos que llorar».

No lo hubiera dicho. Mascafierros de mecha corta, el de Los Pinos fulminó a «los catastrofistas». «En esta coyuntura lo importante es pensar en cómo apoyar a México y no en cómo generar más temor, sobre todo los que más hemos recibido de la Nación«. (Tíznale.)

Pero no generalizar, que sólo dos ele­mentos encuentro a los que se pueda ca­lificar de catastrofistas: 1) los estudiosos que con talento, objetividad, información e imparcialidad analizan la situación na­cional, y 2) la propia realidad nacional hoy día. Sin más, Y a propósito:

Catástrofe nacional, a mi juicio, es el uso de un arma letal que Calderón, miem­bros diversos de su gabinete y algún corte­sano están utilizando a estas horas: su len­gua; y qué lengua, mis valedores, que así es capaz de ventosear tantísimas aberraciones, comenzando con el catarrito económico y la excitación que causaba a Calderón brincar el charquito. Hoy, optimismo con calzador: «La fase crítica durará sólo seis meses». Esa lengua; esa vocecita, que Neto el del ventrí­locuo reprochaba a Titino. Esa vocecita…

Quita el bozal a su lengua un Rodolfo Elizondo, titular de la Sec. de Turismo: «De la creciente violencia en el país quienes tienen la culpa son los medios de información, pe­ro la inseguridad no afecta en modo alguno al turismo, y el tipo de cambio va a incre­mentar el flujo de turistas extranjeros».

Y sobre la sucesión de masacres que se perpetran en el país, la versión del de Los Pinos en Davos, Suiza «¿Violencia? Bueno, si ustedes ven ese polvo que sale por la ventana, es porque estamos limpiando la casa. Nuestra respuesta trae espanta­do al crimen».

Saca su lengua Patricia Espinosa, de Relaciones Exteriores, y ante el macabro panorama de un territorio claveteado de cadáveres deja ir estos conceptos que pro­ducen una respuesta a página entera del gobernador de Chihuahua, Reyes Baeza «En el país no se produce la violencia, fuera de tres zonas bien delimitadas en Chi­huahua, Sinaloa y Baja California.

No, y la declaración de un ingeniero industrial, ignorante de asuntos políticos, que acaba de llegar a Secretario de Econo­mía con un sólo mérito, que es el de la ma­yoría de los secretarios de gobierno: su amistad con Calderón. Ese mediocre Ruiz Mateos, queriendo quedar bien con Los Pinos, lo acaba de asegurar: «Lo más fácil hubiera sido dejar el problema del narcotráfico en el estatus en que estaba, pero si no hubiera sido por las medidas del presi­dente Calderón, el próximo presidente seria un narcotraficante».

Y otro que tal, un Joaquín Gamboa se­cretario de la CTM, al tomar posesión de su cargo temporal como titular del Con­greso del Trabajo, en la cara de Calderón ventoseó una declaración tan escandalo­sa, tan pestilente, como la voz del trasero cuando se decide a hablar en voz alta:

– Usted siéntase que tiene el gran res­paldo de una representación laboral. Que­remos a usted porque nos está dando cla­se de buen presidente, de valiente presidente. Nosotros no hemos de dejarlo mal. Los trabajadores lo apoyarán, aunque sea con la tripa a medio comer.

Y que al decirlo exhibía su reloj ¡de 70 mil dólares! Ese, por cierto, no es catas­trofismo. Es catastrófico sin más. ¿O será preferible la opinión de Norberto Rivera, político-religioso?

– El gobierno de México nunca mues­tra sumisión a Estados Unidos. Al contrario, siempre muestra verdadera libertad para tomar sus propias decisiones. ¿El PAN? Es un partido noble y honrado

El resto, mis valedores; el resto es si­lencio. Qué más. (Ah, flatulentos.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *