Caramba, mis valedores: ¿no les parece esperpéntico el bataclán de esos cómicos del albur y paleros del pastelazo que con su runfla de suripantas del tubo ensebado mantienen todo embobado aun público poco exigente, fácil de contentar?» ¡Cheñor Patino, cheñor Patiño, que la franchecha de Montiel ya che chueña primera dama! ¡Que Elba Echter no coquetié con Foch, o ahí le va el Madracho!» Hoy, la cúpula del Revolucionario Ins, amaneció electrizada de pleitos, fingidos o reales, que erizan y erosionan el quehacer politiquero y trae a los cupulares como pollos descabezados. Cómo se ve que les falta ese padre presidencial que el tanto de 71 años los pastoreó les dio de tragar. Por que la memoria histórica no se nos muera, va de efemérides: 1996.
G. Albarrán y A. Delgado entrevistaron aun Hernández, priísta renegado, que en la presidencia priísta de un tal Donaldo Colosio fue dirigente en San Luis Potosí. Este Hernández se asume como «operario, ejecutor y cómplice de los desvíos de recursos públicos hacia un PRI que durante toda su historia había sido financiado con recursos públicos subterráneos de todo el gobierno». Denuncia: «Por cultura y por tradición, el priísmo se mueve por dinero. Las prerrogativas legales son insuficientes para aceitar su gran maquinaria burocrática. No viviría con los recursos que se dan oficialmente. Son un mito las cuotas de militantes y simpatizantes. Casi nadie paga, y las actividades de financiamiento son una simulación para aparentar que hay un ingreso lícito, pero sólo se usan como una especie de tapadera…
Todas las dependencias reciben mensualmente enormes recursos para solventar los altos sueldos de dirigentes, asesores, instalaciones, vehículos, sistemas de cómputo, telefonía, gestiones y aun las movilizaciones que se realizan al margen de las campañas políticas. Los gobiernos estatales destinan subrepticiamente hasta un millón mensuales a los CDE del PRI. En épocas electorales se duplicaba. En el PRI todo cuesta dinero: ceremonias, asambleas, reuniones, gestorías, y salarios de la burocracia. El PRI cuenta con una red de colaboradores que laboran de tiempo completo en actividades electorales, y exigen grandes apoyos económicos, y luego están los gastos de cubetas, llaveros, sartenes, pepsilindros, propaganda utilitaria muy costosa».
Cuando en 1994 yo asumí la presidencia del CDE del PRI disponía de 100 puestos remunerados, un montón de vehículos propiedad del gobierno del estado, las líneas telefónicas habituales y otras 20 de reserva para épocas electorales, sistemas de cómputo y teléfonos celulares. Aunque no se paga renta porque los edificios son propiedad del gobierno, los 16 al mes de las prerrogativas oficiales obviamente no alcanzaban por gastos tan exorbitantes.
Aparte de los salarios que cobraban los secretarios del CDE, había que destinar enormes recursos para una amplia red de gente dedicada al trabajo ordinario y al activismo a favor del PRI. Hay diversos mecanismos con los que los gobiernos estatales canalizaban subrepticiamente recursos al PRI. Un enlace formal entre el Ejecutivo Nacional y el CDE, figura que fue un eufemismo para evitarnos preguntas y respuestas entre unos y otros. En realidad era un enlace entre el CDE y la Of . de Finanzas del Gbno. del Estado, que se encargaba de traer los recursos y aplicarlos directamente. Era una especie de de oficial mayor que entregaba los recursos de la Sec. De Finanzas del gobierno estatal. Con toda amabilidad, al pagarme mi sueldo, me pedía que firmara mi recibo, porque llevaba una contabilidad muy minuciosa. Y es que aunque ilícitas, las partidas gubernamentales para el PRI eran contabilizadas con rigor, y los documentos destruidos: borrar huellas. Eso forma parte del oficio priísta. No dejar huellas
.
En otros estados se utilizan otros mecanismos para la transferencia de recursos públicos al PRI. A veces un depósito directo de las oficinas gubernamentales alas cuentas del PRI, elaboradas de manera que no quede huella, pero finalmente hay un dinero que se saca de las arcas gubernamentales y se deposita en una cuenta, que manejaba Colosio con absoluta discrecionalidad. Los gobernadores buscan siempre mayoría priísta en el Congreso, única forma de que les aprueben las cuentas públicas, en las que incluyen una partida especial para el PRI («partida secreta», «gastos especiales», etc.) Basta con revisar la plantilla de la gente que trabaja en cualquier edificio del PRI. ¿Por qué la oposición no se pone en la puerta de los edificios con un notario, observadores y asistentes para preguntar a quien entra cómo trabaja, cuánto gana, cómo vive, y hacer un censo de cuánto gasta nada más en puestos, en cargos en cada una de las oficinas del PRI? ¿Podría este PRI sobrevivir sin esos recursos subterráneos..?»
¿Y nosotros, mientras tanto? ¿Y los dueños de tales dineros? Hay que admitirlo, mis valedores: ya nos dejamos tomar la medida. Es México. (Este país.)