La independencia de México, mis valedores. Pertinente me parece poner de relieve ante ustedes la importancia de la historia en cuanto estrella polar de estudiosos y masas sociales.
El lunes antepasado, desde el balcón central del palacio y ante una concurrencia selecta, acrítica y entusiasta, entusiasmo inducido, el presidente del país repitió la liturgia anual y los nombres acostumbrados de “los héroes que nos dieron patria”. Y ya. Ahora toca turno a las grasas, al picante y al licor. Viva México.
Yo, por mi parte, pregunto a todos ustedes: ¿y la independencia de México, promulgada un 27 de septiembre de 1821? ¿Y la Conjura de la Profesa, su antecedente directo, con nombres como Matías de Monteagudo, abad, y Agustín de Iturbide, militar mexicano? ¿Y el papel que en la independencia del país desempeñaron en 1808 Napoleón, invasor de España y la Carta Magna española de 1812? ¿Una versión mutilada por la censura oficial acerca del proceso histórico que llevó a esa independencia que se conmemoró a principios de la semana anterior no es una más de las tantas agresiones a las masas sociales por parte de la burocracia que gobierna el país? ¿Estas masas sociales cuándo se han interesado en conocer completa la historia de su Nación? Mis valedores:
Ya nos faltaron al respeto. Nos vencen por nuestra pura ignorancia, y por nuestra pura ignorancia nos tornan colaboracionistas del enemigo histórico del cambio de sistema que precisamos, y que habremos de realizar nosotros, porque nadie lo hará por nos. Mientras tanto, a aceptar una versión adulterada de la historia que, por lo visto, no merecemos más. Ah, mexicanos. En fin.
Y a propósito de la historia de este país y unas masas que poco se interesan por conocerla: la compañera de labores y yo con frecuencia acudimos a un restaurante de la colonia en que vivo. En cada muro del local hay un televisor encendido, pero sin sonido, afortunadamente. En la pantalla se advierte a diario, y rebasa nuestro tiempo de comida, un cuarteto de merolicronistas que, apagado el sonido, se advierten debatiendo, gesticulantes, en torno al clásico pasecito a la red. En sus gestos y manoteos se advierte que alegan, se encienden y se arrebatan la palabra al defender sus puntos de vista. Me viene a la mente, entonces, la afirmación del estudioso:
Tienden los comentaristas a acentuar el carácter estético del futbol . Hablan de estilos y técnicas como hablarían de una escuela pictórica, pero no debemos engañarnos: tan sólo se trata de crear una seudo-cultura basada en valores irrisorios para uso de las masas a las que no se les permite tener acceso a la cultura. Simulan un serio estudio de algo de lo que nada hay que comentar , aparte de algunas elementales reglas de juego.
En fin, si junto al alimento espiritual que proporciona el Sistema a unas masas a las que entre análisis futbolísticos mantiene en la abulia, la mediocridad y la indiferencia, permitiesen a un analista de la UNAM o El Colegio de México, pongamos por caso, ocupar la tribuna durante unos minutos para que hablase a las masas de teoría política y de la historia patria, y de esa forma las fuera rescatando de la mediocridad y les estimulase el ejercicio de pensar, de la autocrítica y de la necesidad de crear un poder ciudadano que pueda contrarrestar la acción para nosotros negativa de ese poder autoritario que así deforma, entre otros elementos, la historia del país?
Iluso, cándido de mí, que propongo al tigre (Azcárraga) que por amor a las masas se vuelva vegetariano. (Uf.)
Hablando de independencia, según lo que nos ha enseñado (nuestro valedor el maestroTomás Mojarro Medina) y lo que hemos leído por por su influencia y por nuestras preferencias, México sería independiente si por lo menos produjera: el 80 % de los productor alimenticios, herramientas, maquinaria y los dueños de los medios de producción fabricas grandes comercios medios de desinformación fueran de los mexicanos. Que el estado no tuviera deuda externa para poder regirse por políticas que convengan a la población mexicana y a sus empresas y no por políticas que los empobrecen cada vez más. Pues si ya nos tomaron la medida y no se cansan de faltarnos al respeto.