A veinte del TLC

G.W.Bush anunció en 2001que cumpliría con las reglas de apertura de la frontera, puestas en suspenso por W. Clinton en 1995, tras un fallo a favor  de México de un panel del TLC.

¿Y? ¿Así cumple Washington a sus socios comerciales?  Porque la Ley Para la Seguridad de los Caminos, con la que los congresistas de EU pretenden impedir la entrada de transportistas mexicanos a sus territorio viola el Tratado de Libre Comercio. Toda una violación al acuerdo comercial. ¿Y? ¿No se cumplen así los tratos del tiburón con sus tantas sardinas?

Sardinas elásticas en sus tratos con el Imperio. Desde hace un par de años  la Cámara Nac. del Autotransporte de Carga, CANACAR, manifestaba su escepticismo respecto a la entrada de transportes de carga a territorio del Norte al considera muy difícil semejante maniobra.

Hay grandes diferencias entre ambos países, lo afirmaba su presidente.  Tenemos problemas de normatividad, fisíco-mecánicas, el tipo de vehículos que se utilizan o el volumen que se transporta, pues allá cargan 20 toneladas y aquí alcanzan hasta 70 toneladas.

Y que no es posible competir porque es un mercado con regulación y estructura distinta, donde el transporte mexicano no puede cumplir. Así pues, y según el citado dirigente de la CANACAR, mientras EU no respete el TLCAN no se pondrá fin a la controversia heredada desde su firma en 1993.

No es por no querer, sino porque el gobierno no nos surte de los elementos esenciales. Tal es el caso del combustible para tener motores competitivos y que puedan circular en EU de acuerdo a su normatividad.

Todo esto se agrega a la falta de un catalizador especial (más de 7 mil dólares, su costo) de que carecen tales camiones, al igual que el diesel especial, que no les surte PEMEX. Es México.

En fin, que hoy, a 20 años de vigencia de un  Tratado de Libre Comercio donde se garantizaba la maniobra de los mencionados transportes cargueros, el gobierno de EU se ha negado a firmar esa cláusula. Los transportes tienen que frenar en la frontera, entregar su carga a un transporte gringo y regresar por su nueva carga de mercadería. Y qué hacer con este problema que de tan añejo ya empieza a apestar. A propósito de pestes recordé el incidente que al respecto me ocurrió hace algún tiempo. La crónica:

Ocurrió a media tarde. A dos cuadras del edificio de Cádiz un trailer comenzó a hacerla de fumarola. Trailero y machetero, cubeta en mano, buscaban un grifo (de los de agua, tan escasos, que los de mota los tengo a diario ahí nomás, al otro lado de la puerta de entrada a esta casa); un grifo, repito, con qué apagar la humareda del motor. Yo, obsequioso que no fuera:

– Jálense aquí a la vuelta, que yo les doy su agua. ¿Traen herramienta para reparar el motor?

Frente al edificio de Cádiz se estacionaron. Mientras machetero y chofer, con la trompa levantada (la del cofre del motor), desarmaban eso con aspecto de bomba (unipersonal) yo, por hacerla de plática, mostré al trailero el matutino:

–  ¿Ya vio? Apresúrese a dejar como nuevo su trailer, porque “En el marco del TLC, la Junta Nac. de Seguridad del Transporte de EU realizará audiencias públicas para analizar la entrada de transportistas mexicanos a territorio de EU. Ya lo veo partiendo plaza por Texas y California”.

– Hágamela, mi señor. Buena, quiero decir. Porque el problemón entre nuestro país y los gringos lleva ya vario tiempo. Así que ya por fin va en vías de arreglo, ¿no?

– Ya es un hecho, porque el único que se opone es el presidente de Estados Unidos.

(Todo esto sigue mañana.)

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