¡Gasolina!

Así encendieron la mecha de la bomba que explotó en Tlatelolco:

¡Cristianismo sí, comunismo no! Y al pregón los fanáticos encendieron en Tlatelolco la hornaza de la matanza descomunal. Fue en septiembre cuando los reaccionarios perpetraron la manipulación de unas masas que, ánimos en llamarada, habrían de caer en la bestialidad del linchamiento en San Miguel Canoa, Puebla. El comentarista:

El régimen político silenció a la generación del 68 no sólo con represión, sino también con la imposición, a través de un sistema de medios subordinados, de un discurso de la realidad que convirtió el movimiento estudiantil en una amenaza para la patria, que debía ser aplastada.

¿Hoy no ocurre algo semejante, toda proporción guardada, ante los conflictos del Mexicano de Electricistas, los maestros de la Coordinadora y demás víctimas directas del Poder? Por cuanto al atroz linchamiento que les aplican los medios de acondicionamiento social, ¿no fue el mismo rasero el que aplicaron contra los estudiantes en el 68? Los medios, ante el movimiento estudiantil. Lo proclamaba, triunfal, El Heraldo, de memoria infeliz:

¡Manifestación Anticomunista en la Plaza México! Cerca de 12 mil ciudadanos y jóvenes se congregaron ayer para realizar un acto de desagravio a nuestros símbolos nacionales, que derivó en una exacerbada manifestación anticomunista. Gritando: ¡Vivan los granaderos! ¡Viva México! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, comenzaron a llegar, desde las once y media de la mañana, en compactos grupos que antes habían participado en otra manifestación en la Basílica de Guadalupe. A las 12 horas, 3 mil mujeres, jóvenes y ancianos, habían extendido numerosas mantas y exhibían pancartas: ¡Comunismo en México, jamás! Cristo Rey, tú reinarás, Contra los traidores, ¡Muera la bandera rojinegra, Dios, patria, familia, libertad, Cristianismo sí, comunismo no, Apartidas comunistas fuera de México!

El organizador dirigía las porras: ¡México nunca será comunista! ¡Viva México! ¡Mexicano! ¿Estás dispuesto a defender a tu patria? Los gritos, las porras: ¡México, México!, subrayadas por el rítmico chocar de las manos de los asistentes: ¡Vivan los granaderos! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Muera Castro Ruz! Cuando ya había allí cerca de 12 mil personas, los dirigentes de la Coalición de Organizaciones para la Defensa de los Valores Nacionales dieron la orden y un grupo de muchachos salió al ruedo con un monigote hecho de cartón que representaba a los guerrilleros: gorra cuartelera, camisa y pantalón verde, luengas barbas, en las manos un libro nefando: el diario del Che.

El vocerío creció; gritos exasperantes exigían: ¡Quémenlo, quémenlo, quémenlo!, y quienes tal pedían subrayaban su exigencia con enérgicos ademanes, con el pulgar tenso, apuntando hacia la arena. Aguerrebere, desde el micrófono, estimulaba esas manifestaciones: «¡Queremos Ches muertos! ¡Mueran todos los guerrilleros apartidas!, volvió a gritar, y la multitud respondía exaltada: ¡Mueran! Alguien, en la arena, junto a un camión en el que había unas mantas con las siglas del MURO, exigía nervioso: ¡Gasolina, dónde hay gasolina!» Otros acercaron cerillos al guerrillero y, segundos después, todo allí era fuego, gritos incontenibles, casi histeria. Los presentes entonaron nuestro sagrado Himno Nacional.

Mantas, pancartas: El comunismo destruye a la familia, Comunismo en México nunca, Muera el comunismo, Dios, patria, familia y libertad. ¡Viva México! ¡Muera el comunismo! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!

Es México. (Nuestro país.)

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