Barack Obama, mis valedores, el gendarme mundial. Leo puntos de vista de analistas diversos sobre la posibilidad de que el Premio Nobel de la Paz invada Siria y del papel que en ello desempeñan Rusia, China, y La Gran Bretaña, aliada principal de los Estados Unidos a la hora de la invasión, así para justificarse recurran a datos falsos como los que pretextaron para tasajear Iraq y apoderarse de su petróleo. Pero entre esos puntos de vista no descubro uno solo que se refiera a la desmesura imperial. Leo, a propósito, a E. Weinberger, ensayista estadunidense:
“Hace 2 años Bush necesitaba una salida para la crisis de su gobierno, sobre todo ante la recesión económica. Esa salida fue la guerra en Afganistán y luego en Iraq. ¿Qué sigue? ¿Una nueva guerra? No se puede subestimar la amnesia colectiva inducida por el sensacionalismo de los noticiarios que transmiten las 24 horas, ni el talento de Bush y sus consejeros para manipular la prensa».
¿La prensa de los Estados Unidos? «No contar la verdad, afirma Noam Chomsky, sino servir al sistema. Tal es la función de la prensa norteamericana. El Pentágono no sólo ha desarrollado armas cada vez más complejas para los campos de batalla en el extranjero, sino que también ha perfeccionado su propaganda para granjearse la opinión pública en su propia casa y a escala mundial. Para eso, la prensa norteamericana”.
Engaño, manipulación. Los maestros a sus alumnos en escuelas de los EU: “Cuando pienses en talibán, piensa en los nazis. Cuando pienses en Bin Laden o Saddam Hussein, piensa en Hitler, y cuando pienses en Afganistán (ahora, en Iraq), piensen en los campos de concentración».
Y es que una superpotencia que se erige en gendarme de las relaciones internacionales tiene la precaución de avituallarse de los instrumentos que le permitan solucionar los conflictos de forma tal que no se ve posteriormente obligada a hacer la guerra para eliminarlos. (El Premio Nobel de la Paz, por ejemplo, si se decide a iniciar la masacre en Siria.)
A propósito: justos conceptos, según lo prueba la historia, son estos que expresó en Le Monde Diplomatique el general israelí Matitiahu Peled hace tres lustros: «No se precisa ser historiador para comprender que la crisis se remonta a 1980, es decir, a la invasión de Iraq a Irán. Tal recuerdo, no obstante, incomoda a los políticos europeos y norteamericanos, que por aquel entonces no hicieron esfuerzo alguno para que el Derecho Internacional o la Carta de las Naciones Unidas se respetara y sí, en cambio, para armar al agresor».
Y el dato ilustrativo de los perros de guerra: “En cuanto a la enorme concentración de tropas en Arabia Saudita sorprendió la conducta de los EU. Hoy se sabe que fue la Casa Blanca la que pidió a Arabia Saudita, a pesar de sus reticencias, a aceptar este despliegue militar. Para vencer sus objeciones, los EU utilizaron de incentivo un contrato de venta de armas por 25 mil millones de dólares, clásico espejo que refleja los apetitos de esta clase de regímenes”. Y que si en la Guerra del Golfo subsiste todavía algún misterio, ese es el de la razón por la que los EU decidieron perpetrarla (sé lo que digo) a pesar de que la retirada iraquí de Kuwait hubiese podido lograrse por otros medios».
Chomsky: “¿Motivos para el control de Iraq? Controlar ese país pone a EU en una posición muy poderosa para extender su dominio sobre las mayores reservas estratégicas de petróleo del mundo. No es una razón pequeña».
Hoy Siria está en la mira del Premio Nobel de la Paz. (Aberrante.)