San Martín Texmelucan, Pue. Sept., 2012. Un hombre falleció y otro resultó herido por las agresiones que sufrieron por parte de la población al ser señalados como presuntos responsables de violación contra un menor de edad.
Y algunos a esto le llaman justicia; a acciones que son sólo reacciones de odio y rencor individual y colectivo. Porque quienes así satisfacen su exasperación vengativa exhiben tan solo su total ignorancia entre los vocablos venganza y justicia, ese valor máximo de toda comunidad. Porque la justicia constituye el elemento vital para la vida de una comunidad, dentro de la cual coexiste en el orden con justeza, equilibrio y armonía. La sangre de una comunidad, su savia y su oxígeno: eso es, mis valedores, la justicia.
Pues sí, pero para desdicha de pueblos y de individuos gobernados por regímenes injustos es la injusticia su segunda naturaleza, que los acompaña hasta que dejan de ser. Es en la injusticia donde afloran los peores instintos de la comunidad, que entonces mal sobrevive en el miedo y el rencor, carente de un aliciente, de un proyecto de vida, de un mañana que le otorgue confianza y seguridad. Es entonces cuando esa comunidad es capaz de descender escalones en la escala de lo humano y caer en el linchamiento, patología de la venganza que los que viven ajenos al fruto dulcísimo de la justicia nombran, a lo aberrante, «hacerse justicia por propia mano». No saben lo que hacen. La justicia.
Tan altivo concepto evidencia la suprema aspiración del humano, que en su universo de cotidiana injusticia la añora, la invoca y aun la llega a imaginar en comunidades ideales donde sus moradores se alimentan con ese fruto dulcísimo. Así las utopías de Platón y Tomás Moro, de San Agustín, Campanela y Fourier, o esas antípodas que son las «distopías» de los infiernos terrenales imaginadas Orwell, Huxley y tantos más, donde el santo y seña de la comunidad es la injusticia, la opresión y la represión de un Sistema de poder autoritario. (Entre nosotros regresa, a propósito, el PRI-Gobierno.)
Es la justicia «el principio filosófico, el conjunto de reglas y disposiciones escritas aplicadas por jueces para que se mantenga el orden social». Muy sencilla la definición del filósofo y muy a la mano, porque el discurso oficial la convoca a diario y la invoca ante las masas sociales, y esto en mayor medida y con un énfasis creciente cuanto más injustos son sus acciones.
“Ese vocablo es de los más difíciles de definir. Filósofos, juristas, escritores, entre otros, han tratado de dar su concepto pero, ninguno se ha considerado como universal. Es por ello que se mantiene en pie la pregunta: ¿Qué es la justicia?» El jurista:
No hubo pregunta alguna que haya sido planteada con más pasión, no hubo otra por la que se haya derramado tanta sangre preciosa ni tantas amargas lágrimas como por ésta; no hubo pregunta alguna acerca de la cual hayan meditado con mayor profundidad los espíritus más ilustres, desde Platón a Kant. No obstante, ahora como entonces la interrogante carece de respuesta.
¿Qué ocurre, qué puede ocurrir y qué ocurrirá en una sociedad como la nuestra, que padece por parte del Sistema las más injustas y desbozaladas formas de corrupción lucrativa e impone? Esa justicia tan difícil de definir (y de aplicar, sobre todo), ¿qué significa hoy mismo para las masas sociales? ¿Por qué allá linchamientos y acá acciones de protesta como las del movimiento «Yo Soy 132″? Mis valedores: esto es México. (Nuestro país.)