Sea aquel día sombrío (…) ocupe la oscuridad aquella noche; no sea contada entre los días del año. (Job.)
Estuve a oscuras, mis valedores. Más de 24 horas en tinieblas. Mi ánimo, oscuro también. La tenebra comenzó al anochecer y se siguió hasta la noche del siguiente día. A oscuras anduve mañana y tarde porque la falta de energía eléctrica paralizó casi todas las labores que debo ejecutar a diario, desde el artículo que envío al matutino hasta el programa que transmitiría por la internet a las seis de la tarde y la película que debería escoger para el cine-club del día de mañana, sábado. Todo por culpa de la Federal de electricidad.
No, y para los alimentos terrenales y los del espíritu. Que si la estufa, que si el de microondas, que si Mozart, que si Bach. La casa, en tinieblas. Mi ánimo, por igual. Yo, un impulso insensato, traté de ¡e-xi-gir! que se me reanudara el servicio eléctrico, por el que pago un recibo con más ceros que nunca antes. Pues sí, ¿pero exigir a quien? ¿A quién pedir, suplicar a quién? Sería como pedir justicia. ¿En México?
Recuerdo los tiempos, qué tiempos aquellos, cuando la energía eléctrica me llegaba desde una Compañía Luz y Fuerza del Centro manejada por el Mexicano de Electricistas. Todo en la casa pudiese faltar, menos la luz eléctrica. Sin excusas, sin justificaciones, sin más. Pero hoy, en los oscuros tiempos de la Federal de Electricidad…
¿Por qué antenoche se fue la luz, cuando no tuvo la federal ninguno de los pretextos que se escuda para sus fallas en el servicio? Porque vamos a ver:
Templado anocheció y amaneció templado, me refiero al clima. No hizo un frío exagerado ni un calor excesivo como para achacarles la falla en el servicio. Ninguna nublazón. El cielo anocheció y amaneció despejado, sin amenaza de lluvia y con el smog habitual. Yo entiendo que la Federal de electricidad tenga que suspender el servicio cuando un rayo y dos truenos presagien lluvia, cuando estalle un par de relámpagos, cuando sople viento o cuando en al país vecino lo zarandea algún ciclón; pero esta vez en ninguno de tales pretextos pudiese ampararse la Federal. ¿Entonces?
Entonces, que al beato del Verbo Encarnado parecería que le cortaron la luz mental desde principios del sexenio, de modo tal que lo caminó a lo burriciego y a lo burriciego tomó sus medidas de gobierno, y fingiéndose burriciego asestó por la espalda la puñalada trapera contra los más de 40 mil «amigas y amigos» a quienes aplastó en la mitad del asfalto. ¿Que con esa especie de genocidio laboral nos ahorró millones a los que pagamos impuestos? ¿De esos millones nuestros no pudiera proporcionarnos una mísera vela a quienes a cada rato por culpa suya nos quedamos a oscuras? Parodiando al comentarista del matutino:
Al verdugo de sindicalistas se le cuatrapearon los cables. Los peló demasiado y enseñó el cobre. Ese y yo mismo anduvimos a tropezones. Yo una noche, él un sexenio; ése toda una vida de tropezones y bamboleos por culpa de su…
Media noche. A trompicones llegué hasta mi ventana y contemplé la colonia; a oscuras, como el resto del país. Y ese tufillo, ¿a sangre, o era engaño de mi nariz? Esos clamoreos: «!Ay, mis hijos!» Esas como luciérnagas, piquetes en el pellejo de la oscuridad: los sepelios que genera su guerra… ¿con velas?
Noche cerrada. Desde mi ventana contemplé el caserío. Contemplé mi país. Pensé: que el gallito copetón de los tricolores vaya calculando el país que hereda. Noche cerrada. Pero va a amanecer, y pronto, aunque… (Yo lo dudo.)
Execelente la labor que realiza. Le deseo claridad en sus palabras para que siga despertando conciencias y salir de la mediocridad a pesar de que algunos adolescentes no le entienden y me esfuerzo por que comprendan sus palabras.
Gracias por su trabajo en general y le deseo un exelente 2013 y que siga teniendo ese liderazgo y esa conciencia re-evolucionaria. Felices fiestas a usted y a su apreciable familia.