El Sistema de poder frente al gremio trabajador, mis valedores. Sus técnicas, tácticas y estrategias de agresión contra unos obreros a cuyos líderes ha corrompido o intentado corromper mientras auspicia en los organismos corporativos de control obrero mal llamados «sindicatos» la amnesia de las experiencias ganadoras para sustituirlas por esquemas perdedores. El Sindicato Mexicano de Electricistas y el de Mexicana de Aviación son dos ejemplos recientes que aún alientan esperanzas de triunfo contra la embestida del Sistema. Aquí, una última consideración en torno a esa reforma laboral calderonista que evidencia la pugna ancestral entre clases sociales antagónicas.
El estado mayor de Calderón y sus asesores sopesaron qué fuerzas estarían a su favor y que fuerzas actuarían en defensa del SME. Sus conclusiones:
a) Toda la derecha apoyaría el golpe represivo, comenzando con Acción Nacional, el alto clero y los empresarios, la mayoría del PRI, los medios de comunicación masiva, el Partido Verde y la parte dialoguista del PRD (todos los “chuchos” de Nueva Izquierda”).
b) La defensa del SME recibiría el apoyo de la izquierda democrática, la izquierda revolucionaria, la intelectualidad democrática, parte del estudiantado, algunos pocos sindicatos, pequeñas fracciones del PRI, una parte del PRD, el PT, el Movimiento obradorista, los abogados democráticos, etc.
Se analizaron, asimismo, las formas y métodos de lucha:
El gobierno cuenta con tribunales laborales, mayoría en el Congreso de la Unión, el Ejecutivo Federal, la policía, los granaderos, el Ejército y la Marina armada, junto con cuantiosas sumas de dinero y una mayoría absoluta en los «medios».
El movimiento, por su parte, cuenta con algunos diputados y senadores en el Congreso, recursos económicos muy escasos y muy pocos medios de comunicación. Los trabajadores mantendrán las formas obsoletas e ineficientes de lucha que el propio movimiento lopezobradorista practicó para impedir, sin lograrlo, la consumación del fraude electoral de 2006. Su táctica: una huelga parada, mítines, marchas, gritos y conjuros «mágicos». ¡Este puño sí se ve!, El pueblo unido jamás será…», etc.
Las categorías de la lucha.
Para desarrollar una adecuada estrategia ganadora el factor tiempo es una categoría político-militar. El bando que logre que el tiempo transcurra a su favor ganará la contienda. En los años recientes los gobiernos neoliberales han logrado esa ventaja mediante este esquema estratégico:
Primer paso: llevar el conflicto al seno mismo de la organización o del movimiento, cooptar líderes a través de la corrupción, infiltrar y generar caos interno.
Segundo: dividir, crear bastiones de sabotaje interno (esquirolaje) y mantener la polarización interna.
Tercero: campaña de “medios”: desinformar, confundir, engañar a la opinión publica, crear la duda, que paraliza, y la satanización del movimiento. Con esa táctica se logra que una mentira, por más aberrante que sea, aparezca ante las masas como una verdad. Esa es la jornada de descalificaciones que por encargo del que costea la tarea de obra negra y trabajo sucio lleva a cabo la mayor parte del periodismo.
Cuarto: aislar de las masas el movimiento obrero, crear una barrera psicológica que lo incomunique del resto de la población, focalizar las fuerzas de resistencia y reducirlas a pequeños núcleos aislados, pero ubicados para en su caso aplicar sin costo político la represión física.
Quinto paso: desgastar el movimiento. (Después.)