¿Dos de Octubre no se olvida?

Recuperar nuestra memoria histórica es vital si queremos lograr un verdadero cambio social. Para ello es necesario tomar conciencia de que el enemigo del cambio que precisamos nos ha inoculado ideas obsoletas para que nuestras iniciativas políticas concluyan con el fracaso. El enemigo se moderniza, se desarrolla y utiliza estrategias y tácticas eficaces que le han permitido derrotarnos.
Esta vez Tlatelolco, mis valedores. Veinticuatro horas esperé para comprobar que el rito anual del «Tlatelolco no se olvida», ya vacío de sentido, se impone una vez más sobre el estudio de fondo en relación a la herencia magnífica que nos legó la vertiente obrero-estudiantil de 1968. Porque desdeñamos la historia y aceptamos la  distorsión o dilución a que nos somete el Sistema de poder. Aquel Echeverría…
El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en Tlatelolco. ¿A dónde vamos?
El movimiento del 68, según lo analiza mi maestro, preso político que no aceptó la falsa «apertura democrática» de Echeverría, estuvo integrado por un triple bloque de fuerzas: la democrático-burguesa, la pequeño-burguesa radicalizada y la de corte ideológico-proletario.
Cuando leemos o escuchamos las ideas relacionadas con el Movimiento Estudiantil Popular Pro-Libertades Democráticas, de 1968 en México sólo alcanzamos a percibir los aspectos anecdotarios de las vivencias de cada actor y testigo involucrado en aquel torrente histórico. No existe, sin embargo, un análisis socio-político, desde la perspectiva de la lucha de clases, del movimiento de 1968 y sus logros: la profundización de la democracia y la reforma universitaria, el sindicalismo independiente y las células obreras, las tomas de tierras y la consolidación de los organismos campesinos independientes, la organización de los obreros agrícolas, la construcción del movimiento urbano popular y, con la toma de predios urbanos, la creación de cientos de colonias populares. Dentro del movimiento surgen también los elementos que integraron los movimientos guerrilleros tanto en el medio urbano como en el rural. Una herencia histórica que, por ignorancia, no sabemos aprovechar. México.
En el panorama internacional representaron una enorme influencia sobre el movimiento del 68 las ideas de la Revolución Cubana, la guerra de Vietnam, el Movimiento Obrero Europeo, el Movimiento Estudiantil internacional, los avances del movimiento en los Estados Unidos (Berkley), etc.
Eso es lo que representa el Movimiento Estudiantil Popular Pro Libertades Democráticas de 1968 en México. la síntesis histórica de las luchas que amplios sectores de la población venían realizando a favor de la democracia y en contra del autoritarismo represivo de un régimen en plena descomposición.
Las luchas sindicales de ferrocarrileros y electricistas, maestros y médicos, etc., irradiaron sentimientos de rechazo al estilo autoritario del PRI-Gobierno. En el campo de la lucha por la tierra, los créditos, el agua, etc., también recibieron una respuesta de intolerancia. En los sectores populares creció el problema de la vivienda que ahogaba a enormes estratos de la población. El estudiantado, a su vez, padecía una fuerte opresión de las autoridades magisteriales. A todo lo anterior su sumó una enorme intolerancia generacional y, sobre todo, eclesiástica, en contra de las libertades y los derechos de las minorías de preferencia sexual distinta.
Y todo esto pasó con nosotros (…) Con esa lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados.
(Esto sigue después.)

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