La serpiente se muerde la cola

Y a fin de cuentas, mis valedores, en la costosísima «democracia» que nos vende el Poder las masas sociales vivimos, una vez más, los tiempos aborrascados del 2006 y del 1988, primero contra Cuauhtémoc Cárdenas y más tarde contra López Obrador. Todo sea por el sistema neoliberal que nos impone el Imperio.
Cierto es que en cuestión de matices los tiempos cambian,  pero no los sistemas de poder. A diferencia del fraude electoral del 88, hoy no hay 25 mil paquetes electorales que urge incinerar. Hoy, transición de terciopelo, se va un beato del Verbo Encarnado y un priísta se dispone a tomar el poder. Y todos ellos contentos. Es México.
Por cuanto a la quemazón que produjo la «democracia» en 1988: un neo-priísta fue impuesto en Los Pinos y un contingente de neo-panistas le ayudó a cargar el paquete; los paquetes que certificaban el fraude electoral. Ahí, prepotente y protagónico, se alzó la controvertida figura  del «jefe» Diego Fernández, que apodaron «la ardilla» porque no se bajaba de Los Pinos.
«La ardilla» fue el Nerón de los paquetes electorales. La razón del incendio:
«Ya nada representan y ya nada significan. A la historia nadie la puede reformar. Por eso nos pronunciamos por que se destruyan esos paquetes».
Pues sí, pero interrogado al respecto en julio de 1994, él ya como candidato presidencial de su partido, eludió precisar si era necesario reabrir la investigación para llegar a la verdad:
«Acción Nacional apoyó al PRI para que se quemaran los paquetes electorales de 1988 porque esa elección presidencial es parte ya de la historia y porque no deben seguir alimentándose ni odios ni rencores. Por ahora yo, como candidato a la Presidencia, creo que mi deber fundamental es hacer campaña, tratar de ganar adeptos y ganar la elección, pero no centrarme en los problemas del proceso anterior. Mi tarea fundamental es hacer campaña».
En ese mismo año Ignacio Pichardo, por aquel entonces dirigente del PRI:
«La caída del sistema en 1988 es una cosa juzgada, en donde el triunfo de nuestro partido fue validado de acuerdo a la legislación vigente. Para nosotros los priistas 1988 es una fecha de júbilo porque ahí se confirmó una vez más el triunfo de la Revolución Mexicana en el poder político del país».
El ex-director del IFE Emilio Chuayffet:
“En materia electoral, en México estamos desde hace muchos años en una sola línea, en la de la transparencia, y cualquier persona debe tener acceso a cualquier tipo de información. ¿Los documentos del 6 de julio de 1988? Fueron destruidos en 1991, así es que la caída del sistema es imposible indagarla».
Por su parte, Miguel González Avelar, uno de los seis aspirantes a la candidatura presidencial del PRI:
“En 1988 las autoridades no actuaron de manera irresponsable. Hicieron una proyección muy optimista de la capacidad tecnológica que estaba a su disposición; lo que ocurrió realmente es que hubo tal flujo de información que el sistema se azolvó”.
Octubre de 1994. Miguel de la Madrid:
“¡Yo rechazo que el sistema de cómputo se haya caído! Esas fueron ideas de propaganda política. El fenómeno fue tardanza en las cifras. Eso es todo. ¡Lo demás son especulaciones sin fundamento alguno!”
El diputado Florencio Salazar encaraba a las víctimas del fraude electoral:
“¡Ya dejen de andar haciendo acusaciones sin fundamento! ¡Si tienen los elementos suficientes para probar lo que sostienen, preséntenlas o dejen ya de andar haciendo sus escandalitos!»
Hoy, como ayer, esto es México. Esto somos nosotros. (Lástima.)

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