¡Llamamos al presidente de Yemen a ceder inmediatamente el poder! (B. Obama, 26 de mayo, 2011.)
Aquí finaliza, mis valedores, la carta abierta que acaba de enviar un “Premio Nobel de la Paz” a otro galardonado: Adolfo Pérez Esquivel a Barack Obama, que nos ha resultado perro de guerra.
Tú, dice a Obama; tú, argumentando en la mentira y la soberbia del poder que todo lo haces para salvar al pueblo, en nombre de “la democracia y defensa de la soberanía” llegas al cinismo de decir que la muerte de mujeres y niños son “daños colaterales”. Eso lo viví en Irak, en Bagdad con los bombardeos a la ciudad y el hospital pediátrico, y en el refugio de niños, víctimas de esos “daños colaterales”.
La palabra vaciada de valores y contenido: al asesinato lo llamas muerte y dices que por fin EE.UU. ha “muerto” a Bin Laden. No trato de justificarlo, estoy en contra de todo terrorismo, tanto de esos grupos armados, como del terrorismo de Estado que tu país ejerce en diversas partes del mundo apoyando a dictadores, imponiendo bases militares e intervenciones armadas, ejerciendo la violencia para mantenerse por el terror en el eje del poder mundial. ¿Hay un solo “eje del mal”? ¿Cómo lo llamarías? ¿Será por ese motivo que el pueblo de los EE.UU. vive con tanto miedo a las represalias de quienes llaman el “eje del mal”?
La paz es una dinámica de vida en las relaciones entre las personas y los pueblos; es un desafío a la conciencia de la humanidad; su camino es trabajoso, cotidiano y esperanzador, donde los pueblos son constructores de su propia vida y de su propia historia. La paz no se regala, se construye, y eso es lo que te falta, muchacho: coraje para asumir la responsabilidad histórica con tu pueblo y la humanidad.
No puedes vivir en el laberinto del miedo y la dominación de quienes gobiernan los EE.UU., desconociendo los tratados internacionales, los pactos y protocolos, de gobiernos que firman pero no ratifican nada y no cumplen ninguno de los acuerdos, pero hablan en nombre de la libertad y el derecho.
¿Cómo puedes hablar de la paz si no quieres cumplir con nada, salvo los intereses de tu país?
Cómo puedes hablar de la libertad cuando tienes en las cárceles a prisioneros inocentes, en Guantánamo, en los EE.UU., en las cárceles de Irak, como la de Abu Graib, y en Afganistán?
¿Cómo puedes hablar de los derechos humanos y la dignidad de los pueblos cuando siempre los violas y bloqueas a quienes no comparten tu ideología y deben soportar tus abusos?
¿Cómo puedes enviar fuerzas militares a Haití después del devastador terremoto y no ayuda humanitaria a ese sufrido pueblo?
¿Cómo puedes hablar de libertad cuando masacras a los pueblos del Medio Oriente y propagas guerras y torturas, en conflictos interminables que desangran a los palestinos e israelíes?
Barack: mira para arriba de tu laberinto; encuentra la estrella que te guíe, aunque nunca puedas alcanzarla.
Busca ser coherente entre lo que dices y haces. El Nobel de la Paz es un instrumento al servicio de los pueblos, nunca para la vanidad personal.
Te deseo mucha fuerza y esperanza, y esperamos que tengas el coraje de corregir el camino y encontrar la sabiduría de la paz.
Buenos Aires, 5 de mayo de 2011.
Hoy hace 34 años, tras un vuelo de la muerte durante la dictadura militar argentina apoyada por los EE.UU., sobreviví; salí por arriba del laberinto de la desesperación y descubrí en las estrellas el camino. Dice el profeta: “La hora más oscura es cuando comienza el amanecer”. (Vale.)