Sandino, Estrada, Umanzor, Nicaragua…

Y de repente, mis valedores, se levanta la voz de los jóvenes, y  la chamusquina que provocó en Túnez pega sus coletazos a diestras, siniestras y dictaduras, y apunta al vivo corazón de Nicaragua. Una vez más, como en las épocas de Augusto César Sandino,  de Nicaragua las aguas bajan turbias. Fechada en Managua, la nota inquietante:

“Jóvenes opositores han anunciado que volverán a las calles para protestar contra la intención reeleccionista del presidente Daniel Ortega para los próximos comicios”.

Que  una Red Nacional de la Resistencia Ciudadana lleva a cabo una campaña para  frustrar la maniobra del presidente actual, Daniel Ortega, que a contrapelo de la Constitución pretende reelegirse. “Ante esta situación de conflicto, el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha decidido posponer el congreso y  realizar sesiones de trabajo con sus simpatizantes  para respaldar la candidatura de Daniel Ortega”.

Cuidado. Ortega, mucho cuidado. Positivo para el país su gobierno o un intento de tornar al somocismo, cuidado. La  historia de Nicaragua, satrapías y epopeya popular, proporciona la clave para arrojar al tacho de la basura al Tacho de los Somoza. Sandino no ha muerto, y con la triunfante insurgencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional quedaron registrados los hechos heroicos de León, de Masaya, del barrio de Monimbó. Sandino vive, y Las Segovias siguen ahí nomás, y el Cerro del Común. Cuidado.

¿Qué es aquella luz allá lejos? ¿Es una estrella? – Es la luz de Sandino en la montaña negra. – Allá están él y sus hombres junto a la fogata  – con sus rifles al hombro, – fumando o cantando canciones tristes del Norte, – los hombres sin moverse y moviéndose sus sombras…

“Pero las naciones, afirma Ernesto Cardenal, sacerdote y poeta; las naciones tienen su sino, y Augusto César Sandino nunca fue presidente de Nicaragua, como sí lo fue, y durante 20 años, el asesino de un héroe y libertador de su patria, que en plena lucha de liberación lo había estipulado: “El que cree que estamos vencidos no conoce a mis hombres (29, y con él, 30. Contra Los Estados Unidos.)

Lustros más tarde, fechada en Managua, la nota inquietante “Varias personas resultaron heridas cuando manifestantes opositores al presidente Daniel Ortega se enfrentaron con simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional”.

Válgame. ¿Los norteamericanos, una vez más?  Lo ignoro todavía. De lo único que estoy bien seguro es de que si siguen ellos, como en las épocas de Sandino, primero, y de los sandinistas más tarde, que tuvieron que lidiar con los “contras” de Oliver North contratados por el gobierno gringo, los patriotas de Nicaragua, herederos de Sandino, Estrada y Umanzor, ahí están, y están prontos a la nueva epopeya. Ahí, conmovedoras, las hazañas del barrio de Monimbó. Contra cualquier espurio de Nicaragua permanecen (espero) en la memoria de la comunidad.

Esto pasó hace un año por estas fechas, pero ahora mismo el Despertar de la Rebeldía Ciudadana contra el gobierno sandinista se encuadra y organiza dentro de la citada  Red Nacional de la Resistencia Ciudadana, que apuntalan jóvenes de diversas tendencias políticas. ¿Otra vuelta de tuerca, mis valedores? La historia, ¿vuelta a empezar? Para los citados jóvenes o para quien tenga la razón en el citado conflicto, la solución la aportan los propios nicaraguenses, que la crearon contra el Tacho de los Somoza y tachos subsiguientes. (Mañana mismo el final.)

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