Impunidad oficial

Las explosiones de Guadalajara, mis valedores. Aquel mediodía del 23 de abril del 92, un día después de la tragedia y con un montón de escombros, ruinas humeantes y restos de víctimas a sus espaldas, clamaba Carlos Salinas, presidente del país:

         – ¡Compatriotas! ¡He dado instrucciones al Sr. Procurador de la República, lic. Ignacio Morales Lechuga, para que en 72 horas me entregue un informe completo, donde se deslinden responsabilidades! ¡Este hecho no va a quedar impune, compatriotas! ¡Es mi compromiso…! (¿Y?)

         A 4 horas del estallido mentía el comunicado de PEMEX, responsable oficial del siniestro: “En la fábrica de aceites La Central, ubicada en el Sector Reforma, se presentó una fuga de hexano que se filtró al drenaje municipal, lo que provocó 6 explosiones. Nuestro personal  especializado se encuentra en dicho sector colaborando con las autoridades estatales y municipales en el centro de la emergencia”.

La Central. Voceros de PEMEX. “La fuga de gasolina no tiene relación alguna con los estallidos que ocurrieron, ya que en cuanto fue descubierta se ha procedido a su reparación”. Un mes después: “Para determinar el grado de culpabilidad de PEMEX y la SEDUE en el siniestro, la PGR cuenta con el estudio denominado: Para proteger y restaurar el ambiente de los efectos producidos por la industria petrolera”. PEMEX y SEDUE, las firmas.

Diputados del PRI: “Garantizamos que esta tragedia no va a quedar impune”. Días después, la noticia: “Extraña junta de Francisco Rojas, director de PEMEX, con 45 diputados. Más de 6 horas se encerró con ellos en la Torre de PEMEX. A la salida, Fernando Ortiz Arana, líder de la mayoría priísta, se negó a hablar y salió casi corriendo por el estacionamiento del edificio. Después vendría la declaración: “Nosotros no hacemos juicios a priori sobre los hechos de Guadalajara. Los partidos de oposición no deben manipular políticamente el problema. En lugar de hacer culpables, ayuden al país a evitar desastres de ese tipo”.

Tiempo después: “No habrá juicio político a los funcionarios denunciados en la Cámara de Diputados como responsables de la explosiones de Guadalajara. Determina Ignacio Morales L., ex procurador: PEMEX fue culpable, pero no responsable (¡Sic!)

 Mientras tanto, y según la Academia Jalisciense de Derechos Humanos, “el ejército y las autoridades civiles habrán estado quemando setenta cuerpos diarios, en promedio, sin descanso y durante 27 días…”

         Abril del 2000. “Claman justicia en Guadalajara. A ocho años de la explosión, más de 500 afectados reclaman justicia. Están dispuestos a reabrir el asunto penalmente”.

         Se impacientaba Alberto Orozco Romero, ex gobernador de Jalisco:

         – ¡Por favor! Hablar del 22 de abril del 92  es insano. Da ocasión a otros intereses, se repite e insiste en ello con otros fines. Yo, personalmente, aborrezco ocuparme de eso, me aflige el asunto. ¿O qué? Porque no vamos a pasar el resto de la vida hincados, llorando por lo ocurrido, ¿verdad? Caramba, que una tragedia ocurre en cualquier país; las guerras cobran miles de muertos, y no por eso la gente se pasa el resto de su vida llorando por los caídos. Definitivamente no podemos vivir sólo de llorar. Los familiares verán con más simpatía que estemos reconstruyendo y a ellos si desde el cielo nos vieran, les gustaría más que estuviéramos laborando, y no a llore y llore junto a su tumba, ¿no creen..?

¿Combate a la impunidad? ¿Quién lo dice? ¿Los Montiel, ¿la Sahagún? ¿Quién, quiénes?  (Ah, México.)

        

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