La fábula y sus enseñanzas, mis valedores. La que ahora les cuento, La mosca y la araña, que adapto de algún relato extranjero, puede y debe ser traducida en sus significados por la cultura política y aplicada por grupos sociales en lucha contra el Poder, como ocurre a estas alturas con los obreros que integran el Sindicato Mexicano de Electricistas. Si es que buscan fortalecerse, resistir y recuperar lo que siendo suyo les ha escamoteado el Sistema, habrán de tener en cuenta lo que ocurrió con La mosca y la araña. La fábula:
Érase que se era un individuo, morboso él y atrabiliario, que disfrutaba de la destrucción. Y ocurrió que aquel día descubrió ahí nomás una araña de este tamaño, miren. ¿Y qué tal si la encierro junto con una mosca y disfruto del espectáculo del insecto mientras intenta sobrevivir al ataque del arácnido?
Y ándenle que con paciencia y salivita, como es fama se logran las hazañas reputadas de imposibles, el individuo logró capturar viva la araña y encerrarla en un recipiente de vidrio. Luego se dio a cazar una mosca de buen tamaño para luego confinarla en algún otro recipiente de cristal. Hasta ahí, bien, que todo iba saliendo al gusto del morbosón, que no es para seres sensibles el espectáculo de la destrucción de una vida por otra vida. Y sigo.
Paciente, el hombre aguardó unos días, y a los cautivos los privó de comida para que la lucha adquiriese un grado más de crueldad. Luego observó al par de animales. La araña mostraba las condiciones de su naturaleza y parecía dispuesta a atacar; la mosca, entretanto, se advertía dispuesta a huir, a defenderse, a sobrevivir. Al del relato se le ocurrió depositar a los dos adversarios en un solo frasco de vidrio, y se dispuso a disfrutar del espectáculo en el que mosca y araña lucharan por una sobrevivencia que desde siempre tenía asegurada la araña sobre lo que desde siempre representaba su alimento. Por ahí va el cantar.
El hombre aguardó, y siguió aguardando, y nada Entre los adversarios naturales nada ocurría, qué extraño. La araña, en el fondo del frasco, parecía desinteresada de la que habrá de ser su alimento, una mosca afianzada en lo alto del recipiente. Y qué hacer. El hombre se dispuso a separar de nueva cuenta al insecto y la araña esta vez en recipientes más amplios, y mientras tanto nada de alimento. De ahí en adelante sólo restaba esperar, y el del relato estuvo esperando durante días. A la expectativa…
Pues sí, pero, mis valedores, de no creerse: cada uno en su recipiente, mosca y araña a lo antinatural, iban creciendo de tamaño y la araña parecía más feroz que nunca en tanto que la mosca se advertía más que nunca dispuesta a luchar por su vida El fulano las observaba regodeándose ante el espectáculo de la destrucción del débil por el más fuerte Lo de costumbre Y ahora con ese tamaño descomunal, tanto mejor. No llevaba prisa Decidió esperar, hasta que aquel día-Aquel día, por fin, se cansó de aguardar y decidió rematar su experimento. Una vez más colocó mosca y la araña en un mismo frasco, mucho más grande que el anterior. Y a esperar el desenlace.
¿Desenlace? Nada ocurrió esta vez. Tampoco en esta ocasión, qué aburrimiento. Esto no responde a la lógica, pensó, y una vez más a apartarlos, a esperar, a volver a reunirlos, a enfrentarlos a la lucha y la destrucción. Esta vez el fulano se vio obligado a utilizar un acuario de este tamaño, tanto habían crecido los protagonistas de un drama que no tardaría en alcanzar su final. Y así transcurrió la mañana y vino la tarde, y el principio de la noche, con los ojos del hombre enfocados en la pared del acuario. La araña ya de este tamaño, miren, se había retirado a un rincón; la mosca a otro un poco más alto. Gigantescas, inmóviles…
¿Y eso? ¿Qué ocurría en el par de rivales? Porque no parecían observarse antes del ataque, sino que ambos parecían mirar hacia un rumbo distinto, distante. Intrigado, el individuo se preguntaba qué mirarían, qué esperarían para el ataque y la destrucción de un insecto ya de tamaño monstruoso. Cavilando, aguardando, el fulano se adormeció frente al acuario, y fue entonces….
Entonces fue Lenta, la araña se desplazó en dirección de la mosca, que se movió también y se aproximó a la araña Ambos rivales se colocaron bajo la tapa del acuario, y entre ambos la hicieron saltar, y salieron ambos, y en unos minutos del individuo sólo quedaron unos…
Todo esto, mis valedores, encierra su muy buena moraleja ¿pero cuál? ¿Cuál será, compañeros del Sindicato Mexicano de Electricistas…? (A saber.)