¿Recuerdan ustedes?

Tertulia de anoche, que arrancó con estrepitosa ración de vísceras. Los escándalos públicos fueron analizados no con la razón sino con los hígados. Sin lógica, sin coherencia, sin valoración. Y aquí se encendió la polémica, y allá la averiguata, y unos a otros se arrebatan la palabra, y todos hablan y muy pocos escuchamos. Y que si Salinas un ladrón, y que dónde se quedan Enrique, Adrianita Raúl, y que el reculón De la Madrid, clon de Farineli el castrado, y que Ahumada pasó a ahumar al Peje, y que aquí el ganón fue Ebrard, que ya hasta se destapó para el 2012, y que cómo pasas a creerle a Ahuma­da, y que quién dijo que no teníamos presidentes narcos o narcos presidentes, y que para malandrines los izquierdines de Chucho Ortega, colaboracionista de Gobernación, y que cuando menos los tricolores no desgraciaron el estado laico al dar tanta cancha a los monjes del Verbo Encarnado, y que ante sinvergüenzas como los del Revolucionario Ins. ya hasta al obispo Onésimo Cepeda lo estoy viendo honesto, y que… ¡Uf!

Observé al maestro. Callado, ojillos rebrillantes, parecía disfrutar del espectáculo. De pronto, en medio de la estridencia: «Hey, contertulios, a propósito, ¿recuerda alguno de ustedes la Conasupo? ¿Quién fue su violador y quiénes sus asesinos? El bandidazo que saqueó la paraestatal, ¿lo ubican? ¿Cuál es su nombre? ¿Quiénes dieron el carpetazo al fraude Conasupo?

Silencio. Titubeos. Amamantones a la infusión.

El maestro abrió su libreta de pastas negras. «Escuchen. Febrero de 1997. Al imponer la regla de oro de la democracia, en que las decisiones las toman las mayorías, pero sin consultarlas (?), los diputados priístas le cortaron la vida y sepultaron la Comisión Conasupo. Bastaron seis horas de intenso debate y argumentaciones políticas para que los priístas acabaran con diez meses de alegatos en torno al saqueo de la paraestatal y filiales. Con 288 votos a favor, 6 en contra y 119 abstenciones, los del Tricolor cancelaron una comisión que, afirmaron, pretendía ser usada por la oposición para el deterioro del poder público La Constitución no se vota, se cumple, dijeron los panistas, y los perredistas: No votar, porque la Constitución se viola. Y cuando los priístas votaron la desaparición de dicha Comisión Conasupo, los opositores coreaban: «¡Culeros! ¡Culeros traidores! ¡Tapaderas, cómplices! ¡Culeros…!”

– ¡De qué murieron los ardidos, contestó Roque Villanueva, líder de la Gran Comisión, y les hizo la roque-señal. Ignacio Ovalle, ex-director de Conasupo y acusado de copartícipe de la corrupción de la paraestatal, con una sonrisa nerviosa y apagada voz emitió su voto: «A favor…» El índice de muchos lo apuntó: «¡Culpable, culpable como tantos más!»

El perredista Víctor Quintana se declaró en ayuno permanente contra lo que calificó de absurda y dictatorial medida de la mayoría priísta. «¡Sí, que ayune, que ayune!, se burlaban algunos priístas. Sólo Alejandro Rojas votó en contra, expresando sus razones: «La decisión de mis compañeros no es legal ni es constitucional». La respuesta de los priístas: «¡Traidor, eres un traidor…!”

Él había demandado a sus compañeros de bancada no ser tapaderas de la corrupción. Roque Villanueva, desde su curul, se burlaba: «El sí es tapadera, pero de Camacho». Terció José Castelazo «La oposición pretende el deterioro del poder público con el mantenimiento de la Comisión Conasupo. Busca una estrategia preelectoral de desprestigio del PRI. ¡No podemos ser rehenes de una estrategia política…!»

El perredista Víctor Quintana optó por el ayuno hasta juntar miles de firmas para que la investigación sobre el saqueo y la corrupción del Caso Conasupo no se cierre por culpa de los priístas. Comentó, burlesco, Roque Villanueva; «Que siga en huelga de hambre. Yo tengo el menú para su ayuno: tortillas con aflatoxinas, frijol chino y leche radioactiva para que se los baje». Contertulios, ¿qué les parece la crónica del carpetazo? Aflatoxinas y radioactividad en las importaciones de leche en polvo y maíz, fraude millonario que perpetró (ubiquen el nombre del felón.) Y el final de la crónica:

«Así, tras de seis horas de intenso debate, a los culpables del saqueo de la Conasupo no los tocó la ley. La decisión de los priístas de dar carpetazo al cochinero de Conasupo, comentó el diputado indepen­diente Adolfo Aguilar Zinzer, fue una de­cisión del presidente Zedillo. Así se rema­chó el fraude de Conasupo. Contertulios: ¿el nombre del raterazo, impune hasta hoy, como su mismo hermano Carlos?

Nadie en la tertulia pronunció nombre alguno. Para qué. Total. (Es México.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *