Católicos y cristianos, dos ríos que fluyen paralelos, aunque a veces, raras veces, se juntan, y aun llegan a mezclar sus aguas. Mis valedores:
Todos mis estudios, incluyendo algunos primarios, los realicé en el seminario, donde me preparaban para la carrera sacerdotal. A su hora salió a flote mi verdadera vocación, que era enredarse en las enaguas de una mujer. Con la bendición de mis preceptores me fui al mundo que alienta más allá de las bardas del seminario, y la paz. Pero no iba a salir con mis manos vacías…
No, que en el seminario me dieron a comer del árbol del conocimiento del bien y del mal y me troquelaron los dos únicos colores de la conducta humana: el blanco y el negro; sin matices, sin medias tintas, sin más. Ya es asunto mío si conociendo su diferencia abismal encuadro mis actos a dicho conocimiento. Y algo más: en el seminario me enseñaron gramática. En tal encierro conocí, como animal loquax, mi instrumento de expresión: el lenguaje Desde entonces fui vacunado contra esa infame proclividad del comunicador (colaboracionista servil, ignorante e irresponsable) para importar del inglés vocablos y expresiones que, correctos en ese idioma, en el nuestro resultan disparates atroces:
«evento», «performance», «hoy inicia», «a la brevedad» ropa «casual», «luce divina», política «agresiva», etc. Yo no.
Y algo más: aprendí religión; su misterio, sus dogmas, su ceremonial. Supe de la oración, ese vínculo del creyente con su Creador, y a propósito: vivo cercado de católicos en su aplastante mayoría, que en su aplastante mayoría violan los 10 mandamientos de la ley mosaica Aquí y allá espinillas en la piel de un rostro lozano, coexisten la piquera, la mancebía y el antro nocturno que funciona todo el día Hay asaltantes y raterillos, y aquí el drogadicto y allá el violador, y dondequiera la pareja mal avenida o aún peor: juntos ella y él en la misma casa y durmiendo en el mismo catre, pero ya con el trato confianzudo, chato y vulgar, de dos conocidos que a lo rutinario y mediocre realizan su vida y su intimidad cuando ya han extraviado el amor, la ilusión, la magia horror.
Hay en mi vecindario violencia intra-familiar y borrachos y desobligados, y casadas que dan la espalda al marido y el frente al sancho. Fluye cada día un ancho río de necesidades: el baldado, el desempleado, el que sobrevive al día y apenas, a penas. La clínica del Seguro Social y la sala de Urgencias son el vivo, el mortecino y sufriente muestrario de la herida que sangra, la llaga infectada la purulentosa piel y la enfermedad incurable de los esperanzados que ya nada esperan más allá de lo angosto y raído de su esperanza el milagro de Dios. Garapiñando la zona, la parroquia la capilla la ermita la hornacina callejera y la salmodia de las campanas que convocan a misa al ángelus, al rosario. Qué de oraciones, de pedimentos y rogativas sugiere el río revenido de las necesidades que muestran los habitantes de mi colonia católicos la gran mayoría ¿Entonces..?
¿Por qué todo ritual religioso en templos, capillas y ermitas, a media mañana medio día o media noche, se resuelve en bombazos que despiertan arritmias y taquicardia cimbran los cristales de las ventanas y les chispan el mastique? ¿Por qué, siendo la oración un acto de conciencia que se cumple de piel adentro, un íntimo diálogo del alma con su Creador; por qué caraj…mbas, repito, toda manifestación de religiosidad la resuelve el católico con el retumbar de cohetones que ni los beneméritos judíos del «Holocausto» arrasando poblaciones de palestinos? ¿El fragor de la pólvora indica religiosidad? ¿A punta de estallidos se intenta atraer la atención del Altísimo, al que por distante se le llama a bombazos, o sólo se pretende espantarle el sueño? Yo pregunto a los reverendos pastores de la católica grey ¿es esa la forma de orar que han enseñado a sus feligreses? ¿A punta de explosiones de pólvora vamos a recuperar unos valores morales que esta católica sociedad parece haber perdido de forma irrecuperable? Sus reverencias y paternidades:
¿Por qué permiten, por qué fomentan que a bombazos y a nombre de Dios se violen leyes y el sosiego personal familiar, comunitario? ¿La potencia del estallido está en relación directa con el grado de dificultad del milagro que implora el pensamiento mágico? ¿Diez arrobas de dinamita para que Dios me saque de pobre y una chinampina para que lave el país del narco y la corrupción? Padre cura ¿cuántos megatones de cohetes necesito para sacarme la lotería? ¿Y para que mi vecina se decida a facilitármelo? El milagro, ¿a retumbos de pólvora? (Dios.)