Ni Dios lo mande que yo tenga que dirigirla selección mexicana de fútbol, porque tanto el público como los directivos son increíblemente injustos con el entrenador. (En 1984 Ignacio Trelles, director técnico de fútbol.)
Por cuanto a usted, señor Ericksson, ¿cuándo se retira como director técnico de la selección? En tal cargo arrastra el desprestigio de haber llegado a la selección por la puerta falsa y con ayuda de toletes, armas largas y vallas metálicas. Soporta, y por partida doble, el aborrecimiento de la Perra Brava por llegar como llegó y por los resultados que entrega al frente del equipo tricolor. ¿Y así quiere terminar su contrato, para acabar de desprestigiarse y que a usted también, como a su predecesor en el puesto, le apeste El Tamarindillo? Le aconsejo se retire, que huya, más bien. Que Salinas le aconseje cómo llegar de incógnito hasta Dublín, o Echeverría a las Islas Fidji, porque en esa casa de mala nota que apodan el Goloso de Santa Úrsula vino usted a perder ese virgo que nombran honra, prez, buena fama pública Señor:
¿Por qué fue tan imprudente al tomar la decisión de encabezar un equipo de matalotes? ¿Cómo pudo ni por pensamiento (muy mal pensamiento) suponer que con ese equipo de mataduras que lleva herrado en la cuera el estigma de la mediocridad pudiese añadir un gramo de fama en su raquítico palmarés? ¿Pues qué, tan hambreado me lo cogieron, que por la pitanza con qué llenase la gorda (tripa) dirige (es un decir) esa recua de murgas vestidas y alborotadas que cargan en los lomos el «prestigio» de todo México? Perdónemela, pero me resisto a creer que por hambre se haya incrustado en el presupuesto, garrapata en el cuero del buey, y que en encuentros internacionales haya salido nomás a Dallas. Que son mediocres todos ustedes, paso a certificarlo con la elocuencia de los hechos:
El gabinete tricolor: técnica individual, como de conjunto, nunca han mostrado sus integrantes, ni una aceptable táctica de juego; a la cancha saltaron sólo a eso, a saltar y a asaltar. Dos años de ensayos y tentaleos, ¿de qué cariacos les han servido? Ya estoy por creer, señor Ericksson, que esa murga está en el gabinete tan sólo por dos motivos: porque son sus amigos y porque usted está pagando facturas. Lástima
Los defensas: ¿cuándo esos han sabido controlar el esférico y contener los «avances» del adversario del área norte en la cancha? Esos, cáfila de vendepatrias, a puro entregar balones, a poner sus bolas, cuando bolas tienen, a los pies, a los botines, jugosos botines, del enemigo histórico, y permitirle atacarnos en nuestra área penal, y que ante un portero cómplice anote a placer y a balón parado, y parado nos lo deja ir hasta el rincón, todo el esférico.
Los mediocampistas, qué bárbaros: todos torpes e ineptos, sin dominio del balón, sin coordinación en los pases ni entendimiento entre ellos, entre todos ellos peleando a patadas, caballazos, mordiscos, arañazos, nalgazos. A usted, a la desesperada y tan desatinado y mediocre como ellos, lo miro mantener en el puesto, a lo terco y pentonto, a los titulares. Peor es el relevo que la enfermedad, dirá usted. Pero lo cierto es que nos resulta más caro el calvo (Téllez) que las albóndigas. Por cuanto a los de la entreala izquierda, mama mía, o mama suya, más bien, si es que tienen a la han conocido: esos, para empezar, no son de izquierda ni nueva ni vieja; son colaboracionistas, sin más, y tan faltos de pundonor como sobrados de mañas para hacerse de los balones a la mala a veces, y casi siempre a la peor: diputaciones, senadurías, la gubernatura de Michoacán, la de Guerrero, la de mi pobre Zacatecas, ahora más pobre que antes. Esos, señor, pura concertacesión, transa pura y pura sinvergüenzada Por cuanto a los de la entreala derecha..
Ah, los de la derecha ¿Hay diferencia entre esos y los impúdicos de la izquierda nueva? Alianzas, complicidades, arreglos en lo oscurito y acá bajita la mano. Los de la derecha nos resultaron tan sucios como los izquierdosos, y loderos los dos, y malintencionados, y entreguistas de balones por igual. ¿Los delanteros? Esos, caracho. Los delanteros…
Siempre en fuera de lugar, siempre chueca la mira, volando siempre el disparo, y al patadón cuando no al calcetinazo. ¿Que han logrado anotar? Sí, en su propia meta ¿Que saben robar balones? Válgame No esperan a que estén en juego, que se los roban en el almacén. ¿Nombres? Mejor que nadie usted los conoce, y los mantiene en la alineación, y luego por qué va a salir tan desprestigiado. Retírese, yo sé lo que le digo.
Aún es tiempo, aunque ya carga todo el descrédito por la forma en que llegó al Tricolor. (De nada)