A lo que hemos llegado. Calentamiento de la Tierra, peligro de hambruna, maíz transgénico, maíz convertido en etanol. A ese extremo ha llegado el hombre americano, cuya carne es la carne del maíz. ¿Conocen ustedes, a propósito, el nacimiento del hombre americano? De la célula primigenia, responde la ciencia; de esa que a lo largo de millones de millones de tiempos se fue formando del fermento de sustancias marinas que dieron origen a la primera forma de vida en un planeta cuya costra se enfriaba hasta propiciar la existencia de la primera manifestación de vida, y así hasta hoy.
Pues sí, pero desde que el ente pensante se afianzó sobre la tierra fue formulándose interrogantes que aún no alcanza a contestarse, y creó formas culturales y recurrió al pensamiento mágico para atribuir su nacimiento a la gracia de divinidades propicias. La versión más conocida se asienta en el Génesis, en las primeras planas de la Biblia, y es escueta en su descripción; que después de crear el universo dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señores en los peces del mar, en las aves del cielo, en las bestias de toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». Y el hombre fue instalado en el haz de la tierra. A imagen y semejanza de Dios. Pues sí, pero…
Todas las corrientes culturales de la Antigüedad imaginan la creación del humano como un suceso de excepción En la mitología griega, tras del diluvio universal sólo sobreviven dos justos: Deucalión y Pirra, su compañera, que a la vista de la vasta soledad consultan al oráculo acerca de la manera en que la ralea humana debe poblar la tierra Responde el oráculo:
«Arrojen por encima del hombro los huesos de su madre».
¿Cómo así? Los justos se escandalizan por la acción de impiedad que les ordena el oráculo, pero entonces, al meditarlo: ¿quién es nuestra madre? Es Gea, la Tierra. Y sus huesos, ¿cuáles son? Las piedras. Y entonces sí, a acatar el enigma ya descifrado. Y ocurrió que las piedras que Deucalión arrojaba por sobre su hombro se tornaban varones, y varonas las que Pirra lanzaba en la misma forma, y así se pobló la tierra, y es por eso que la ralea humana tiene el sino de invencible y la sobrevivencia como destino: su sustancia es la piedra
Hermosas visiones del nacimiento del ente humano, mis valedores, pero a propósito, ¿conocen ustedes la mágica versión del nacimiento del hombre americano según las antiguas leyendas del Quiche? Se trata del proceso encantado -encantador- que llevó a los Progenitores, el Creador y el Formador, a forjar al hombre americano. Poesía pura y purísima imaginación el pasaje aquel en el que Tepeu y Gucumatz hicieron nacer al ente humano que los nutriese, que los sustentara Magia pura y encantamiento.
Aquí un esbozo del proceso complejo, dificultoso, que remató en el hombre de la América nuestra cuenta el libro sagrado de los mayas que los Progenitores crearon, en primer término, a los irracionales, y entonces les ordenaron: ¡hablen!, y al no conseguir que expresaran tal facultad, formaron al hombre, el primero. De la tierra lo hicieron, de lodo formaron la carne del primer hombre, pero el ente así formado resultó blando, aguado, que fácilmente se deshacía Hablaba sí, pero no tenía entendimiento. Los Progenitores lo destruyeron. Para el siguiente utilizaron madera Y sí…
Existieron los hombres de madera se multiplicaron y poblaron la tierra pero carecían de alma y de entendimiento, y de su Creador y su Formador nunca tuvieron conciencia Se desplazaban ágatas. Fueron aniquilados, y vino el siguiente intento de hacer el hombre que poblara el solar americano…
De frijol fue formado este hombre, y de espadaña la mujer. Y miren que parecían humanos, accionaban como humanos, pero qué decepción: no sabían pensar, y por no pensar eran frágiles, vulnerables en extremo. Fueron destruidos, y los animales les vaciaron los ojos, les cortaron la cabeza, les devoraron las carnes, y sus nervios fueron magullados y desmoronados los huesos. Su delito mayor: nunca haber pensado en el Corazón del Cielo, que eso eran su Creador y su Formador. Estos, entonces, dieron con la materia que debía entrar en la carne del hombre, del verdadero, del único. Mis valedores…
Por que valoremos nuestro mítico origen, y estudiemos el símbolo y aprovechemos sus enseñanzas, permítanme relatar la maniobra que realizaron los Progenitores para dar con el hombre primigenio de América. (Mañana)