Y ojos que te vieron ir…

Los habitantes de la ciudad perdida, mis valedores. Ríe por los rumbos de San Juan Ixhuatepec donde hace días ocurrió el incidente que empecé a relatarles ayer, ese de la joven que en pleno mediodía hervoroso de sol bajaba por el sendero de tierra cargando el niño de teta, el embarazo de meses y las cubetas de plástico, en procura del agua con qué abastecer el cuartucho de tabicón y láminas de asbesto que apodamos hogar. Y ocurrió que de allá para acá venía la Nallieli, frutal sota moza de Tehuantepec que habita en amor y compañía de su pseudo-neo-comunistoide Todo fue ver lágrimas en el rostro aquel y entonces: «Válgame, mujer, pues usted viene llorando…»

La otra jadea Se acomoda al chamaco en el pecho. Se aplana un cadejo rebelde Agacha la testa: «Si usté supiera…»

– No me diga que su viejo la maltrató. ¿O qué, ya lo sonsacó la Niurka?

– Eso no me dolería igual Mi Pepe Chon se me fue para no volver. Me dejó sola y mi alma en el mundo…

– Cálmese, ya no llore Los niños están haciendo pucheros. ¿Pero por qué se le tuvo que huir su viejo, si tanto juraba querer a la familia?

Silencio. Y aquel suspirar. De súbito, en la fábrica de asbestos cancerígenos, el largo son, como llanto de ausentes. Y este sol del mediodía, que engrifa de reverberancias el terregal.

– Sucede que yo y mi viejo nos queremos, nos tratábamos bien, pero la mala suerte: esta mañana, mi Pepe Chon se levantó como siempre, se sentó a almorzar sus galletas de animalitos con café negro. Pero ese impulso de leer los cachos de periódico en donde vienen envueltos tlacoyos y menudencias, que mejor los envolvieran en hojas de maíz. Vi que mi viejo tomaba el cochino papel, lo desarrugaba, y órale, a leerlo y a tragar buches de bilis negra, y de repente, al acabar de leen «¡Lo que es yo hasta aquí llegué. No aguanto más!» Ay, esta mi mala suerte

– Bueno, sí, ¿pero qué relación hay entre unos cachos de periódico y..?

– Usté sabe que nosotros somos de rancho, y que nos vinimos al DF porque la nuestra, de madre tierra, se nos había vuelto tierra madrastra, que nos negó el qué comer, y que por acá había un programa Oportunidades que nos iban a sacar de indigentes. ¿Oportunidades? ¡Mentira vil! Año y medio de puras mentiras con ese chaparro, jetón, de la ceja alacranada Fue el puro remordimiento el que hizo huirá mi viejo. ¿Pues en qué estaría pensando, que le fue a creer a la tele? El quería votar por El Peje, pero la tele le hizo creer que ese era un peligro para México. Y válgame, que va y se lo da al chaparrito, y el jetoncito se encarama a Los Pinos, y mi viejo empieza a oírle la chiricera de embustes: que México está blindado contra la crisis gringa, y que México una potencia mundial, y que a mí las crisis nomás me emocionan. Fue así como esta mañana mi viejo explotó: «¡Lo aguanté año y medio, pero ni un día más!». «Viejo, le digo, no te desesperes, que ora viene el programa Vivir mejor«. «¿Vivir qué cosa? ¡Yo a ese ya no le creo ni un carajo. Le aguanté uno y medio, pero cuatro más, ni madres!» «Viejo, quién te garantiza que ese dure los 6 años de rigor, mas que sea rigor mortis». Y que no, y que yo me largo a Texas. De aventones. ‘Pero viejo, los ku-klux-klanes«. «Mejor, así pagaré mi culpa por haber votado por ese güey». Y que mete una muda de trapos en una caja de cartón, y andavete, y ojos que te vieron ir. Y fue así como se me fue esta mañana para nunca más…

– Pero qué pudieron decir esos periódicos.

– Mire, aquí traigo el cuerpo del delito, con las opiniones del presidente del Banco Mundial: «Quise venir para aprender más acerca del programa Oportunidades, este programa es reconocido mundialmente, entonces no nada más es un obsequio a la población de México, sino que ustedes están obsequiando algo muy importante al resto del mundo» Y mi viejo, los meses de desempleado. ¿Por qué cree que los maleantes, con toda razón, me lo madriaron en el asalto de esta semana? Veintiún pesos en la bolsa».

– ¿Pero sigue cargando esos cachos de periódico? Tírelos, quémelos.

– Nunca, si es ora cuando de algo van a servir. A ver, mis niños, tome cada quién su declaración optimista y córranle allá, miren, detrás de la barda aquella Tú, Chencho, por tu diarreíta llévate doble ración.

En uno de los retazos el Banco Mundial: «México sí es economía avanzada. Hoy, en el mejor ciclo económico y muy cerca del despegue». «Ora, Chencho Te lo dejas rechinando de limpio». Ah, las ausencias. Ah, el falso optimismo de los gesticuladores. (Ah.)

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