Cuando enferma el cuerpo social…

Lo primero que se gangrena es el lenguaje, y un pueblo desinformado y resignado bajo un poder omnímodo puede caer y cae en la servidumbre, la degradación política y moral, hasta el grado de un animal doméstico…

A aprovecharla, mis valedores. A aprovechar esa elocuente lección de gramática que acabamos de recibir. De sinónimos y eufemismos, concretamente, combinada con toda una cátedra de moral a la manera de Tartufo, personaje inmortal de Moliere. A aprovechar unas enseñanzas que, en apariencia, nos resultan gratuitas, y que van más o menos así:

Monopolio, sinónimo de pluralidad. Duopolio, sinónimo de justicia Mediocracia, eufemismo por interés público. Uso, equivalencia de abuso. La verdad, eufemismo de la patraña, la componenda, la manipulación. El eufemismo de recibir «línea» es independencia, y propiedad privada es equivalencia de espectro radioeléctrico, patrimonio de todos los mexicanos. A la recuperación de esa propiedad pública se le nombra expropiación. A la manipulación del duopolio, opinión pública. Al servicio del poder, servicio público. Etica a la guerra de lodo, y al chantaje, moral El sinónimo de una sañuda manipulación de masas sociales es ética profesional, mientras que la degradación espiritual de esas masas tiene el sinónimo de moralidad…

Defensa de los intereses populares es equivalente a mantener a las masas en la ignorancia, en el consumismo, en el cretinismo, en la degradación. Mentiras, calumnias, ataques gratuitos y elogios pagados a muy alto precio con los dineros ajenos tiene como eufemismo libertad de expresión A las verdades a medias, que son mentiras completas, se les designa con el eufemismo de ética profesional Intereses oligopólicos equivalen a defensa de los derechos sociales. ¿Rapiña económica.?

Esa pronuncíese «libertad». La desaforada facturación de billetes, muchos billetes, y miles de millones, tiene como sinónimo interés social Transparencia y apertura son equivalencia de compinchaje y maniobras de tenebra que se implementan como armas de resultado letal para destruir adversarios políticos. Por ahí va la lección de gramática..

Las utilidades económicas del negocio se expresan, a lo eufemístico, como servicio de voz pública al servicio de quienes carecen de toda tribuna y a enriquecerse a lo descomunal se le nombra «bien público». La aprobación de la reforma a la Ley de Radio y Televisión, alias Ley Televisa, en la que se invirtieron siete minutos, fue reforma bien meditada La aprobación de la reforma electoral fue «fast track» , dicho a lo gringo de cuarta..

A la defensa del negociazo: ¡que se organice una consulta pública.!
A propósito: «En tanto instrumentos, los medios de condicionamiento de masas no jugarán otro papel que el que sus dueños quieran asignarles. Así podrán ser instrumentos de cultura o de incultura vil; podrán ser medios de dominio como de liberación, e instrumentos para unir a un pueblo o para dividirlo, para hundirlo o enaltecerlo, todo a criterio de los concesionarios. Es la propiedad sobre el «medio»
la que determina al servicio de quienes va a funcionar, a favor de qué causa de qué valores, de qué clase social.»

Por otra parte, el papel político del periodismo queda de manifiesto si analizamos la realidad objetiva no existe la información por la información. Se informa para orientar a las masas en determinado sentido y con objeto de que semejante orientación llegue a traducirse en acciones determinadas. Se informa para dirigir, y en ese sentido el mimetismo entre política y periodismo llega a ser total. Sin más.

Otra más: «Seleccionando las noticias que apoyan su propia política y omitiendo otras, o dando más importancia a los sucesos y aspectos de su conveniencia los medios de condicionamiento de masas les dan una realidad del todo alejada de la verdad, lo que hacen dentro de la exactitud más minuciosa para reproducir los hechos…»

Por cuanto a la cátedra de moral: a los Azcárraga y los Salinas hay que ubicarlos en la pelleja del picaro redomado, del hipócrita fingidor, del Tartufo que emboza sus intereses bastardos con la máscara de la honorabilidad y el bien público. Tartufos. ¿Cómo pudo ocurrir, de no ser por la aviesa manipulación del duopolio de marras, que catorce millones de fregados votaran el pasado 2 de julio del 2006 por el candidato que, continuismo del modelo neoliberal, iba a fregarlos todavía tantito más? Ah, la «libertad de expresión» en la versión de Salinas y Azcárraga

Y de repente ¡zas, el gasolinazo! Y la TV a seguir mangoneando a unas masas que se resisten a entender cómo en manos del duopolio sólo juegan el papel de aquellos ratones a los que Hamelin, con su flauta (Televisa, TV Azteca), precipita al mar.

Es México. (Seguiré con el tema)

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