Reformas al ISSSTE, legalización del aborto. Por un momento, mis valedores, estuve tentado a preguntarles: ¿ustedes qué opinan de unos asuntos que provocan a estas horas crispación y espeluznos en la conciencia pública? Pero no, que pensándolo mejor y por escrúpulos de honestidad personal, varió el sentido de mi pregunta: del aborto y su presunta legalización, ¿qué saben ustedes? ¿Qué tanto conocen de las reformas al ISSSTE ya aprobadas por la mayoría legislativa en San Lázaro? Las fuentes de donde tomaron la información y el conocimiento, ¿confiables? ¿Libros, aulas, maestros? ¿O radio, a lo mejor? ¿Televisión, prensa escrita? Sus fuentes, ¿objetivas, confiables, acordes con la Historia y la realidad objetiva, o sesgadas, manipuladas, erizadas de trampas verbales y verdades a medias, que a fin de cuentas son mentiras completas? Sus informantes: ¿aliados de ustedes o voceros del Sistema de Poder? Mis valedores…
Van aquí reflexiones diversas que entresaco de fuentes para mí fidedignas, y si alguno me interpela: «¿Cómo sabré que tú sí eres imparcial? Yo le contesto: no, yo no lo soy, que eso está fuera, o casi, del ámbito humano. Yo soy parcial, pero parcial a favor de las mejores causas de mis aliados históricos, que son todos ustedes, el paisanaje. Yo no soy, nunca he sido, y nunca habré de ser (algo me conozco) aliado de la Súper-estructura, la del Poder. Así pues…
La definición del aborto, en primer lugar. «Es la extracción o expulsión del feto por razones personales, voluntad propia o varias más, antes de que pese 500 gramos o tenga 20 semanas de gestación. Existe el aborto inducido, sea por razones médicas en relación con la madre o con el feto, razones éticas o humanitarias como violación, incesto, trato sexual con menores o personas con deficiencias o enfermedad mental, planeación familiar, ilegitimidad, etc.»
Y la pregunta fundamental: ¿es un ser viviente el huevo no fertilizado? La ciencia duda, o no lo sería La opinión del embriólogo: «En un sentido, no. No puede reproducirse sin ayuda, ni siquiera mantenerse por un día o dos. En otro sentido sí, pues su configuración bioquímica contiene sustancias necesarias para la vida y que son producidas sólo por organismos vivos, en este caso por la madre, cuando se forma en el ovario, pero cuando veo al microscopio la estructura física del hombre embrionario no veo ningún vehículo del alma rumbo al cielo, sino sólo frágiles cúmulos de células animales…»
El aborto y los «medios«. Opiniones y análisis que ahí se publican han provocado que en nuestro país el aborto provoque en las masas reacciones muy negativas porque ha sido relacionado con crimen, asesinato, homicidio, pecado, libertinaje, destrucción, egoísmo. Puras razones morales, para ignorar las del tipo social y económico. «Quienes se oponen al aborto, siempre en función de sus intereses de clase y posición ideológica, son los partidos políticos y profesionales de la clase media, organizaciones patronales, eclesiásticas y religiosas y caciques regionales (…) Ello propicia una monstruosa demanda de abortos, un mercado negro e ilegal practicado por mercaderes (…) Pero el aborto es un problema de derechos humanos, algo que debe decidir fundamentalmente la mujer. Ni la Iglesia ni el Estado pueden disponer de él…»
Por cuanto a la Iglesia Católica, la conclusión del Concilio Vaticano II:
«Cualquier cosa que esté opuesta a la vida misma, como son cualquier tipo de asesinato, genocidio, aborto, eutanasia o la auto destrucción voluntaria… Todas estas cosas y otras de este tipo son en verdad infamias. Envenenan a la sociedad humana, pero hacen más daño. Además, son un deshonor supremo para con el Creador…»
Criterio que fluye a contracorriente del protestantismo, que acepta el aborto y la contra-concepción. Y la realidad objetiva…
En México la ley castiga el aborto. ¿Se practica a lo clandestino? El investigador: «En nuestro país las mujeres abortan. Claro que abortan, y en cantidad inimaginable. Pero nosotros queremos creer que no lo hacen; el Estado cree castigar el aborto y por ello quiere creer y hacernos creer que no existe El número de juzgados y sentenciados por este delito es casi imperceptible, frente a los millones y millones de abortos, desde que están en vigor las leyes actuales. La sociedad mexicana cierra los ojos ante el aborto mientras lo practica a escondidas, y el fenómeno sigue en aumento, precisamente por la actitud puritana del Estado de mantener una norma legal absolutamente impracticable. Es indeseable que las mujeres aborten en condiciones antihigiénicas, pero es peor que el Estado las sancione por hacerlo. Las mujeres sin recursos económicos…» (Sigo mañana)