Retórico y embustero

Beatriz Paredes ganó sin haber depurado un padrón con cerca de 25 por ciento de abstencionismo priista y con alianzas que no van a durar el desdén para cumplir los acuerdos… (Marcela Gómez Zalee, Milenio, 23 de feb.)

Y que la nueva dirigente del partido de mi primo el Jerásimo, el (lo que queda del) Revolucionario Ins., «se va a convertir en un problema, porque «ella no tiene amigos… sino intereses». Y que «se acomoda» y a sus aliados los deja morir. Lóbrego. Mis valedores: ayer mismo inicié la crónica de aquella colorida cuanto retórica X Asamblea Ordinaria del Revolucionario Ins. que se llevó a cabo en octubre de 1979 en medio de porras y gritos, matracas y chirimías, y los consabidos, embusteros discursos. Lo usual. A todo micrófono frente a una claque enfebrecida, aquel Gustavo Carvajal:

– ¡Nuestro partido es un partido antiimperialista. Rechazamos todo intento de sumisión política, económica y cultural; cualquiera que sea su lema o procedencia; reprobamos toda manipulación, intromisión o sojuzgamiento hegemónicos, de signo imperial o neocolonialista, y luchamos contra el intervencionismo, la amenaza del uso de la fuerza y la imposición armada que avasallan hombres y naciones..! ¡Un Partido apoyado en los obreros, los campesinos, la clase media progresista, la juventud y por último, la mujer! â?  ¡Un partido que habrá de preservar con acciones concretas la dignidad del hombre, la integridad de la familia y la soberanía de la nación..!

La locura, la claque: «¡Que siempre sea aceptada – como doctrina ideal – la ideología equilibrada – de nuestro PRI nacional..!»

Encarrerado, Carvajal: «¡Lo que el PRI quiere ser de aquí al año 2000, señoras y señores, es ser… un verdadero partido político! ¡El PRI quiere tener militantes reales, ser la avanzada de la sociedad mexicana, recoger y apoyar las causas fundamentales y las demandas efectivas de sus sectores, las mayorías del país! ¡El PRI quiere diferenciarse del Estado, ser su vanguardia y su impulsor, no su agencia electoral ni su gestoría politiquera..!»

¡El PRI quiere ser un partido revolucionario y de vanguardia, profundamente nacionalista, democrático, antiimperialista! ¡Un Partido moderno, a la altura de nuestros días, que entienda e impulse las tareas fundamentales, la militancia eficaz, consciente, y la lucha revolucionaria tenaz, al lado de los grupos mayoritarios de la nación! ¡Un Partido que desecha a los miembros vergonzantes, a los simuladores y a los claudicantes; políticos de máscara que se hacen presentes sólo en momentos electorales y de campaña con el atuendo de priistas, y que apenas ocupan una responsabilidad administrativa o de elección, cancelan su priismo..!

La Brigada Carvajal: «¡Y que viva día con día – con sus hermosos colores – esta digna trilogía- con su historia y sus colores..!»

Se publicaba en la edición correspondiente a mayo de 1989 de La República, órgano oficial del Revolucionario Ins.:

1.- En nuestro partido, democracia y justicia social se corresponden – 2- Porque los tiempos que corren exigen identificación en los hechos y las acciones de todos los días, con los desheredados y los humildes- 3.- El PRI es el abanderado de las causas sociales; de lo contrario, careceríamos de la razón histórica para seguir existiendo.- 4- El PRI quiere seguir siendo el partido de la legalidad.- 5.- A diferencia de otras corrientes políticas, el PRI sí tiene una clara definición internacional por la soberanía, la democracia y la equidad, y 6.-¡Somos el hoy, la raíz, el horizonte…»

En febrero de 1990 lo reveló la revista española Cambio 16:

«Al comienzo del septenato felipista, tras la victoria electoral de PSOE en octubre de 1982, un alto dirigente del partido, Guillermo Galeote, realizó un comentario ante este columnista, tan preocupante como revelador: «Vamos a montar el PRI en España. Vamos a estar veinte años en el poder». La afirmación fue, ciertamente, para poner los pelos de punta, porque como los lectores saben muy bien, el modelo de democracia a la mexicana no es otra cosa que una dictadura que mantiene en el poder, desde hace más de medio siglo, a la densa burocracia del Revolucionario Institucional, basada en el férreo control de la sociedad, las más descaradas trampas electorales, la corrupción desbocada y una cierta retórica institucional de izquierdas – que se intensifica en los gestos de su política exterior – como mero barniz justificador de unas supuestas senas de identidad progresistas. Nada, sin embargo, tan definitorio del estilo de gobernar del PRI, como la corrupción, que alcanza desde el mismísimo Presidente de la República hasta al más modesto de tos funcionarios de Estado. La prensa, casi toda comprada por el PRI, ha gozado de muy especial atención por parte de los gobernantes mexicanos». Así es el PRI: verborreico, retórico y embustero. (Lóbrego.)

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