Semejante negociazo de los dueños de los clubes de futbol nada me importa, que yo no soy Perra Brava ni estoy dispuesto a convertirme en «héroe por delegación» al sentir que las hazañas de los alquilones de la cancha son mis hazañas, pero por los matutinos me vengo a enterar de que algunos presidentes de diversos equipos se quejan de la actuación de los árbitros. Leí las notas, me quedé pensando, y ahora, mis valedores, envío este mensaje a los quejosos, comenzando con un José Guadalupe Cruz, técnico del Atlante.
Señor Cruz: ¿así que considera que el silbante Abramo Lira es parcial, y «me parece que le va a los felinos»? ¿Así que le extraña que el arbitro sea parcial? ¿Pues qué, no estamos en México? La forma en que se manejan los asuntos públicos, ¿es una para el gobierno y otra para los árbitros de futbol? Cuando se perpetró (sé lo que digo) el proceso de desafuero contra el por entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, ¿no pregonó un Mariano Azuela Güitrón, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lástima de titulillo tan rimbombante, que en el desafuero de marras procedía con total independencia de criterio, tal como corresponde a uno de los tres poderes de la Nación? ¿No sabíamos desde entonces, cosa que se ha certificado en fecha reciente, que Azuela y congéneres procedieron no a independencia de criterio, sino de acuerdo a consigna? Y ahora resulta que usted, don José Guadalupe, se duele de que algunos silbantes no son imparciales, honrados e independientes. ¿Pues qué, no estamos en México..?
Usted, por su parte, don Javier Pérez Teuffer, presidente del Necaxa, asegura que está sumamente molesto con el silbante Mauricio Morales, al tiempo que a Marco Antonio Rodríguez lo acusa de ser «soberbio y prepotente», que en apenas dos fechas le ha expulsado a cinco jugadores; «esto sin contar que ya tuvieron que cumplir con un partido de veto al estadio Victoria. Ya les gustamos para sus tarugos», reniega. Pero no paran ahí sus quejas; de un Hugo León Guajardo jura que marcó un penal inexistente y que les anuló un gol legítimo, y en una disparatada alusión al Antiguo Testamento que, por lo visto, nunca ha leído: «Ya nos agarraron de chivo expiatorio. Ya ni siquiera veo caso alguno en quejarme con Aarón Padilla, Presidente de la Comisión de Arbitraje. Ya hablé con él, y no sirvió de nada». O sea que ya se resignó usted a los malos arbitrajes, señor Pérez Teuffer...
Se encrespa, además, de los árbitros Rodríguez y Morales. ¡Más morales que ellos nos resultaron los consejeros del TRIFE, o sea el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación cuando, aun admitiendo que en el proceso electoral del pasado dos de julio se registraron numerosas irregularidades, lo legitimaron imponernos en las alturas de Los Pinos a uno chaparrito, jetoncito, peloncito, de lentes..?
Señor Alberto Canedo, presidente del Santos: ¿Así que el silbante Roberto García Orozco es, dice usted, «un tarado mental»? ¿Con que hay consigna en el arbitraje para que su equipo pierda partidos y descienda a la segunda división, o sea la primera «A», feo eufemismo? ¿Pues qué,señor Canedo? Si con sus decisiones amañadas el arbitro García Orozco, para usted un inmoral, pasó a perjudicarle su equipo, ¿cuánto perjudicaron a cuántos las decisiones inmorales de silbantes de la calaña de Luis Carlos Ugalde y congéneres del IFE, Instituto Federal Electoral, que arbitraron unas elecciones inequitativas y tramposas, y forzaron el resultado final para terminar validando lo inválido y así quedar bien con los del Poder y poder contrariar los intereses de quienes no tienen, no quieren tener el poder, como los dueños que son de la soberanía del país? Señores jerarcas del jugoso negociazo de las patadas, incluyendo a ese jugador tan conflictivo y polémico de nombre Cuauhtémoc Blanco, que se queja tanto de los silbantes:
¿Pues qué, no estamos en México? La corrupción que denuncian por parte de algunos árbitros futboleros, ¿no es parte integrante de la corrupción nacional? Porque calculen el tamaño de la corrupción lucrativa e impune que campea entre los árbitros de cualquier disciplina, sea política, social, cultural, económica o religiosa (¡esos Rivera y Onésimos!), aquí va la confesión de uno que arbitró a desatinos los destinos de todos nosotros, dueños y jugadores de la cosa pública Ese arbitro deshonesto, bribón y desvergonzado, zafio ex-gerente de la Coca-Cola, lo acaba de confesar allá en Washington, ¡y se ufanaba el muy cínico!:
«Con el desafuero contra López Obrador tuve que retirarme y perdí. Pero 18 meses después me desquité cuando ganó mi candidato».
Y se desquitó con la mano de sus gatos: el Azuela de la Suprema Cort(a) y esos del IFE y el TRIFE. ¿Entonces? ¿Así pretendemos en el futbol árbitros honrados? No perderlo de vista es México. (Nuestro país.)
Es cierto, el futbol(futgoool como me gusta llamarlo) es un pequeño reflejo de la situación del país. Desafortunadamente también es una distracción a los verdaderos problemas. Pero alguien alguna vez dijo «diversión dispersión». Gracias por su fabulilla maestro.
Es cierto, el futbol (futgoool como me gusta llamarlo) es un pequeño reflejo de la situación del país. Desafortunadamente también es una distracción a los verdaderos problemas. Pero alguien alguna vez dijo «diversión dispersión». Gracias por su fabulilla maestro.