Finaliza aquí el teatro del absurdo iniciado ayer. Agencia del ministerio público. Agente, detenido y magistrado del TRIFE, los personajes.
Magistrado:– Yo nomás dejando hablar aquí al delincuente, a ver hasta dónde llegaba con su cinismo o su pendejez (cámbiese en el acta «su pendejez» por «su tontería»). Y él, necio: «Usted después cobra el billete premiado, A mí deme nomás lo que cargue en su cartera, que mi vieja me está aguardando, engarrotada de cólicos.»
(Silencio. El acusado mira más allá del ventanal. Parece ausente.)
Lic.:– Y nada, que de repente me enchilo, y que me lo pepeno del pescuezo, y que llamo a dos blue demon (quede asentado en el acta que dije dos agentes policiacos), y que me vengo
Agente:– ¡Se vino usted, qué rico..!
Lic.:- Me vengo, sí, pero con el reo, a presentar mi denuncia Mire que querer estafar a todo un político. ¡Y con el viejo truco del billete premiado! (Sonrisa de burla y curiosidad, habla al que mira a lo lejos.) Qué bárbaro. ¿No viste con quién te estabas metiendo? ¿ No sabes distinguir entre un naco y todo un señor funcionario del TRIFE?
(El aludido parpadea Parece que algo va a decir. Abre y cierra la boca)
Lic.:- Oye, delincuente, ¿sabías que yo era licenciado y magistrado del TRIFE
cuando intentaste estafarme con el billete premiado..?
Detenido:- Sabía que es usted magistrado del TRIFE, claro que sí.
Lic.:– ¡Y sabiendo te atreviste a querer fregarme con la vieja!
Agente:– Ah, también con su señora ¿Hay fotos del acto, videos? ¿Podemos verlos? El cuerpo, usted sabe; el del delito…
Lic.:– Con la vieja, sí, pero la vieja estafa del billete premiado. ¿Sabías que era un magistrado al que tratabas de estafar?
Acusado:– Lo sabía, por supuesto
Lic.:– ¿Y te atreviste, cabrón, te atreviste?
Agente:– No se moleste en agredirlo, mi señor, que de eso se va encargar aquí el comandante Getulio. Y tú hampón, ¿tienes algo qué alegar en tu defensa por haber atentado contra todo un señor magistrado del TRIFE?
Detenido:- Eso fue lo que me dio valor: reconocerlo como un TRIFE. Voy a agenciarme unos billetes, pensé, y esperé a agarrarlo solito.
Lic.:– ¡Tíznale! Firmaste tu sentencia de muerte. ¡Que se asiente en el acta! ¿Pues qué, tan ingenuo me viste? ¿A un magistrado del TRIFE, cabrón?
Detenido:– Ingenuo o cínico, una de dos.
Lic.:– ¡Híngale! ¡Facilíteme su garrote, señor comandante!
Detenido:– ¡Un momento, señor magistrado del TRIFE! ¿Entonces qué? ¿Somos ingenuos o somos cínicos? Porque vamos a ver: ¿de qué hablaban usted y sus colegas en las afueras del edificio?
Lic.:– ¡De lo que no te importa, cabrón!
Detenido:– Respóndame, licenciado, siquiera siquiera porque ya me pasó a fregar. ¿De qué hablaban ustedes, los magistrados del TRIFE?
Lic.:– De qué íbamos a hablar: del proceso electoral, las impugnaciones, la revisión de urnas; de nuestro veredicto final, siempre apegado a derecho.
Detenido:– Apegado a derecho, dice. ¿A quién «legitimaron» usted y sus honorables colegas, coyotes todos de la misma loma?
Lic.:- ¡Señor agente! ¿Oyó? ¡Nos llamó coyotes, y todo nomás porque le embombillamos a un chaparrito, peloncito, jetoncito, de lentes. (Modifíquese en el acta el retrato hablado.) Por darle el triunfo al que ganó en las urnas, quise decir.
Detenido:– ¡Momento, señor! ¿Somos ingenuos o somos cínicos? Si somos ingenuos, tanto como para creer que de veras ganó el de El Yunque, ¿Por qué entonces no lo fuimos para caer en el truco del billete premiado?
Agente:– ¡Cortando cartucho, cabo Sasafraz, por aquello de las dudas!
Detenido:– Pero ya estoy viendo que ustedes, los del TRIFE, de ingenuos ni una madre tienen. Qué ingenuos van a ser. Son cínicos. Determinaron que ganó el reaccionario. ¿Lo determinaron por ingenuos? No, porque entonces usted hubiese caído redondo con el truco del billete premiado. ¡Lo determinaron por cínicos! Cómo fui a equivocarme con usted, magistrado del TRIFE. No resultó ingenuo, resultó cínico. Y ni hablar: yo, a pagarlo.
Agente:– ¡Eitale, señores oficinistas, le cái al que siga aplaudiendo! ¡Silencio y canten macanas, o el bato este acabará por hacerme a mí también echarle porras a nuestro Peje! (Esto suprímase en el acta) ¡Y tú, hampón, a ver si hablas tan chulo ora que te apliquemos la primera calentada, la nocturnal. ¿No, señor magistrado del TRIFE? (Pues..)
jaja, gracias valedor, pocas veces he tenido la oportunidad -ejem- de leer tus fabulillas en el periodico, pero ahora tengo mas chance de hacerlo, estan chidas!!… en mi opinion noto el enfasis que pone el DETENIDO en decirle CINICO al méndigo LIC… la ingenuidad nos ha llevado al estado actual =(!!, espero que mas personas opinen. saludos desde el ‘de efe’