(A Jacqueline Orta, reitero, presunta autora intelectual del crimen, donde ella se encuentre a estas horas.)
Acapulco. Un policía proporcionó la pistola utilizada por los asesinos para matar al panista José Jorge Bajos. La autora intelectual del crimen serla la diputada suplente Jacqueline Orta Martínez, para ocupar la curul…
Mis valedores: ayer, miércoles, les conté que aquella noche de miércoles me entrevisté con la licenciada de miércoles para conocer su opinión sobre el papel de la mujer en esa descarga de miércoles que es la política nacional.
– Mire usted: la mujer invade cada día zonas de la política tradicionalmente reservadas a los licenciados. Con los pelos en la mano se lo puede demostrar. Los de la burra, sus pelos.
¡Pelos! Algo olió mal. «Y cómo carambas no, si ya el Felipito se nos zurró. Ay, . Felipín, qué feo apestas, qué feo la andas regando». Lo embrocó boca arriba en el sillón. Le abrió las zanquitas. Y aquella pestilencia..
– Así pues, la mujer en el ejercicio de la política..
– Al tú por tú con los licenciados. Y bueno, digo: por qué no podríamos nosotras brincar desde una jefatura de delegación política hasta treparnos a la mera punta o sea Los Pinos. Total, con robarse la base y hasta jon, y anotar la carrera del triunfo, ¿por qué no? Pero permítame, ¿sí? Ay, Felipín, qué batidillo el que andas haciendo con tu gobierno ilegítimo (no es cierto, no es cierto, eso no lo vaya a publicar). Caracso, que andas forrado de poposín ora sí que hasta los talones. Qué pestilencia Felipín, pa su…
Con evidente dificultad y una absoluta falta de destreza manipulaba pañales. «Por qué la andas regando, digo. Ya te embijastes hasta el ombligo y los sobaquitos. Hasta las nalguitas y el pipicín. Le decía señor: la mujer ya está preparada para cualquier puesto público: Secretaría de gobierno, gobernadora y si tantito me apura..»
– Por mí, no hay prisa señora Licenciada quise decir.
– Si tantito me apura hasta Los pinchis Pinos. Porque una ya encarrerada ¿verdá? O sea una ya picada..
¡Picada! Y aquel brusco movimiento. Un chillido. La vi sobresaltarse, llevarse a la boca el pulgar. Lo chupó, escupió sobre la alfombra con uno de los minusculitos (color mamey) se limpió la boca se sobó el pulgar, dudó, se inmovilizó, quedóse viendo al vacío. (El Felipín aquellos berridos y retorcimientos en el sillón, que hagan de cuenta perredista de la mafia de Nueva Izquierda sin hueso en el DDF). Y mis valedores: fue entonces…
Despacito, muy despacito, la licenciada partidaria y enemiga de la Gordillo, según, alzó sus dos manos, las observó tal como le quedaron tras el manoseo con el Felipín: forradas hasta los codos de aquello color mostaza con tafiletes verdiamarillos. Del dedo índice le escurría un lloraderillo de sangre. El imperdible, sí, que había pinchado, y no en hueso. Y semejante pestilencia La licenciada me miró a los ojos.
– Diga usté en su entrevista y que esto quede muy claro: en materia política las mujeres estamos al par con los licenciados. Categórico.
– ¿En qué sustenta su afirmación, señora o más propiamente licenciada?
– ¿Cómo de que en qué la sustento, bigotón? ¿Pues qué no lo está viendo, zingáu? Piénselo, o sea Deducción, digo.
– No doy. ¿Por qué están ustedes, las licenciadas, al par con sus colegas del ejercicio político?
– ¡Porque las mujeres metemos las manos donde ellos las meten.!
– Perdón, pero no…
– ¡Mírelas! ¡Las mujeres políticas traemos las manos atascadas de la misma caca que nuestros colegas! ¡Huélamelas! ¿No las traemos con la caca hasta los codos como cualquier político, sea del PRI, sea del PAN o sea de las cacas amarillas de Nueva Izquierda? ¡Míremelas! ¿Ve? ¡Caca con sangre, porque nosotras tampoco nos lo tentamos cuando se tenga que robustecer nuestro sacrosanto sistema político con una transfusión de sangre! ¿Tonces? ¡En el quehacer político ellos y nosotras ya andamos hasta la madre de caca y hemoglobina! ¡Huélamelas! ¿No apestan a lo que las manos de Jacqueline..?
Y me las aprontaba a la cara «¡Licenciada que me puede embarrar, y yo no! ¡Que de aquí puedo salir oliendo a político, licenciada.!»
Resollé de ladito, tal como de ladito leo los periódicos las noticias de los políticos. Guácala
Salí de ahí. Abordé el volks cremita Llegué a mi depto de Cádiz. En mis dos manos, el hedor. Me las refregué con lejía pero mis manos como las de lady Macbeth: en las de ella la sangre del crimen y en las mías la caca de Felipín resistían jabón, lejía piedra pómez. (¡Agh..!)
Día de sangre ,pero el más hermoso de cuantos he visto…Macbeth.
También las mujeres pueden; yo se los apronto, me re fiero a los nombres de algunas de ellas, que han dado muestra de su gran «vocación» política:
Elba Esther. La más adelantada, visionaria, sus fechorías son tales, que este espacio es insuficiente.
Chayito Robles. Apasionada de verdad; su único pecado fue amar a Carlos Ahumada.
Chepina V. Mota. Cercana a Fecal. Artífice del fraude electoral, operadora desde el gobierno federal de los programas sociales.
Carmen Segura Rangel. Rata de dos patas de los recursos del FONDEN.
Lola Padierna. Manejo de recursos financieros de orígen dudoso.
Martita Sahagun: Ella y su parentela (esposo, exesposo, hijos, cuñados, hermanos) en la más abyecta impunidad.
Hombre y Mujer. El Génesis: «No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él». Tal para cual.
aay ¡ni pa reirme! sin quedar como boba, si vemos toda la popochas que han aventado, terminamos enfermos y llorando.
Y si, hay amores retorcidos, fenómeno psicópata muy común, producido por exceso de amor al dinero.
¡Qué hago me rio o me cago!
saludos!!