¿Nuevo crimen político..?

Tal es el encabezado de la nota, estremecedora en su laconismo, donde el matutino manifestaba inquietud y temores en torno a la suerte que hubiese corrido el temerario legislador que desde la tribuna del Congreso y en un documento que circuló de manera clandestina se atrevió a cuestionar al presidente del país. Eran aquellas otras formas de gobernar, por más que la esencia era la de hoy, que en los sistemas de poder nada hay nuevo debajo del sol. La nota apareció en un periódico de esta ciudad con fecha 10 de octubre de 1913, el año del cuartelazo de los Mondragón, Blanquet, Félix Díaz y el macabro espadón Victoriano Huerta. Mis valedores: en lo que atañe a la Historia, la letra con sangre entra, pero hoy mismo nos negamos a aprovechar sus lecciones. Aquí un texto, que expone el clima ominoso (crimen, represión, sangre derramada) que se vivía en esta ciudad capital y el resto del patrio territorio hace 93 años, cuando la bota cuartelera y el espadón a la viva fuerza se habían apoderado del palacio de gobierno. Hoy, se han desarrollado otras formas, peligrosas formas de tomar ese mismo gobierno. Lean:

«Ciudad de México, 10 de octubre de 1913. No hay noticia alguna sobre el paradero del senador chiapaneco Belisario Domínguez, que fue secuestrado antenoche
por agentes de la policía reservada, en sus habitaciones del Hotel del Jardín, situado en las calles de Independencia. Se teme por la vida del legislador que enjuició duramente al general Huerta desde la tribuna del Congreso, y luego en un severo documento público. La Cámara de Diputados, en su sesión de ayer, acordó nombrar una comisión que investigue lo sucedido al doctor Domínguez. Muchos opinan ya que el asunto no se refiere sino a uno más de los crímenes políticos que, a partir del cuartelazo del nueve de febrero pasado, se han venido cometiendo en el país. Recordemos algunos.

El diputado Gustavo A. Madero y el intendente de Palacio, Adolfo Bassó, muertos en la Ciudadela el presidente Madero y el vice-presidente Pino Suárez, asesinados en las afueras de la Penitenciaría; un número desconocido de personas ejecutadas en las demarcaciones de policía y en los cuarteles, durante lo que ya todo mundo llama decena trágica Pero hay más casos: el depuesto gobernador de Chihuahua, Abraham González, fusilado en Mapula; el joven general maderista Gabriel Hernández, fusilado en la cárcel de Belén; el diputado suplente Néstor Monroy y diecisiete personas más, asesinados en Azcapotzalco; el diputado Adolfo C. Gurrión, fusilado en San Jerónimo, Oax.; el diputado Serapio Rendón, sacrificado en Tlalnepantla; el periodista y poeta nicaragüense Solón Argüello, asesinado en Lechería Fuentes bien informadas aseguraron que en todos estos casos las órdenes de ejecución provenían de las más altas autoridades del gobierno huertista».

Así fue, por desgracia; a la hora en que apareció la nota de prensa ya el legislador chiapaneco había desaparecido, que cayó bajo los plomos de los sicarios del dictador, y todavía más grave: de la fecha infausta, 8 de octubre de 1913, al día de hoy, Belisario Domínguez ha sido sacrificado no una vez y no sólo por el «chacal» Victoriano, sino tres veces, cuéntenlas: su muerte física, el haber convertido a un varón de virtudes en «premio», y el haber otorgado tal «premio» a seres descalificados, de la catadura de aquel Fidel Velázquez, ¿lo recuerdan ustedes? ¿Lo habrán podido olvidar? Así se quejaba hace ocho años el Comité Chiapaneco para la Celebración del Aniversario número Ochenta y Tres de la Muerte de Belisario Domínguez, y yo lo transcribo tal cual:

«Desde 1953, el Senado mexicano otorga la presea más alta que concede el gobierno de México al ciudadano o ciudadana que se han distinguido por su conducta ética ejemplar y por la defensa de los mismos valores que defendió Don Belisario Domínguez, a saben libertad de expresión, libertad de asociación, derecho de denuncia y la resistencia civil cuando el Gobierno rompe el pacto social.

Durante dos décadas recibieron la presea precursores revolucionarios que en su juventud se opusieron al dictador Porfirio Díaz y al usurpador Huerta. Lamentablemente, el Senado hace mucho tiempo dejó de ser de la República para ser un apéndice de la corrupta narcodictadura que oprime al pueblo de México, así, los ciudadanos, una mañana nos enteramos que el seudosenado había otorgado la presea Belisario Domínguez nada más y nada menos que a ¡Fidel Velázquez! el sepulturero del movimiento obrero mexicano, el líder megamillonario del sindicalismo blanco, del nefasto charrismo, pues. A partir de esa fecha, la medalla fue otorgada incluso a políticos enriquecidos a la sombra de la gesta social de 1910. La presea fue devaluada por el mismo poder que debería ser encargado de velar por el respeto al ejemplo que nos dejó nuestro mártir de…» Etc. La presea Belisario Domínguez, ¿devaluada? ¿Por quién o quiénes? (En fin.)

3 opiniones en “¿Nuevo crimen político..?”

  1. libertad de expresión, libertad de asociación, derecho de denuncia y resistencia civil cuando el gobierno rompre el pacto social, definitivamente estos conceptos válidos ante la historia no los reúne ni kumate ni mucho menos la larga lista de favorecidos por el apapachador sistema.

  2. Esta muy menguado el talento hoy día, que la Medalla Belisario Domínguez pudo haber sido ganada por el cantante Luis Miguel !Válgame! Lo mismo pasa con otros premios, donde todos quieren su pedazo de fama. Ahora sucede que el Premio Juan Rulfo, ya no se llamará así por problemas con la parentela del escritor. De dicho premio el ganador fue Carlos Monsiváis, un «intelectual» venido a menos, sofista cual más y un verdadero acomodaticio. El Valedor lo ha dicho: «cuantas implicaciones negativas tienen los premios, sobretodo cuando los reciben los viejos…» Pásele marchantita; métale la mano; bara, bara. Anímese, lleve su premio. !Ájale!

  3. Una admiradora de Luis Miguel envió su propuesta al Senado para que su cantante favorito recibiera la medalla Belisario Domínguez, de ese tamaño está devaluada la presea a los ojos de la población.

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