Dos tipos de cuidado

Estoy mirando la foto del matutino, mis valedores, y qué clase de foto. A todo color. Primera plana. La veo, la observo, la miro hasta bizquear, hasta que se me humedecen los ojos y la boca se me reseca Dejo de verla, y qué extraño: los ojos siguen llorando y la boca comienza a saberme a bilis desparramada Me sorprendo haciendo pucheros. La fecha del diario: jueves, 21 del presente mes. Llorosos los ojos bajo a mi biblioteca y me traigo este gordo ejemplar de la Historia de México, de Pérez Verdía Me pongo a hojearlo. Y qué rostros en estos dibujos en blanco y negro…

El de Cuauhtémoc, en primer lugar enhiesto él, gesto adusto, rasgos enérgicos, rostro cortado a la medida del mármol. Son los trazos no del «águila que cae», como mal se interpreta, sino del «águila que desciende». Como debe ser…

Páginas adelante, piocha y bigotazos retadores en un gesto fruncido, la crueldad manifiesta en las facciones de Pedro de Alvarado: casco, yelmo, cimera, reluciente armadura y espadón conquistador. A sangre y fuego; a lágrimas y crueldad, y exterminio. Lo miro en mi imaginación mientras se dispone a dar pelea a mis abuelos indígenas, los cazcanes del Cerro del Mixtón. El genocida del Templo Mayor trepa a caballo, desnuda la espada y avienta de sus labios la frase que lo retrata:

«¡Esto ha de ser así…!»

Y así fue, por más que en la empresa empeñó la vida y la vino a perder. El rubio Tonatihú, dibujo en blanco y negro, mucho negro y muy pocos blancos…

Otro momento de la historia nacional: con la vera efigie de Carlos V, la sucesión de barbones de ropilla, gorguera, calzas y esa especie de boina aplastada en la testa, al viento el airón: los virreyes que van de Antonio de Mendoza a Ruiz de Apodaca y D. Juan O´Donojú, pasando por tanto virrey arzobispo, dañeros de más o menos, pero que se encenagaron la décima parte de lo que el hoy Cardenal Arzobispo de México y protector de paidófilos Norberto Rivera.

Hidalgo, Allende, Abasolo, Aldama, Morelos, la matrona Ortiz de Domínguez. Un luminoso negro y blanco que en el tiempo mexicano se nos iba a tornar tricolor…

Acá, fachendoso él, quien después de proclamar la independencia del país iba a tornar el país un carnaval y él disfrazarse de emperador: patilludo, fachendoso, peripuesto, garbo y altanería Agustín I de México, y tras él, páginas de por medio (por salud mental no cito al cojo que a torpezas cercenó medio país), los esforzados del tamaño, de los tamaños, de Guerrero, Victoria, Gómez Farías y Nicolás Bravo. Claro, está también, blanco y negro, la negra galería de felones, de los traidores (Bustamente, Miramón y el crudelísimo Márquez. Y aquí, contrastados, el indígena adusto, de poco hablar y mucha labor patriótica, que osa echársele a las barbas (rubias, blondas, perfumadas) del segundo emperador, el que temprano madrugó para trepar al Cerro de las Campanas

Y aquí, volviendo a la foto de primera plana, digo a todos ustedes: del conquistador, los virreyes, los emperadores y quienes los aplastaron para que del cascarón surgiera este país, ¿hemos avanzado? ¿Cuánto hemos avanzado? Estoy mirando la foto, y mama mia (mama de él): ¿este patético monigote, físico en decadencia y arrobas de más, mal forradas en un traje guangoche, gobernó mi país y ocupó el sillón de los Juárez y Tata Cárdenas? ¿Este burócrata ayuno de toda presencia, de carisma y personalidad; este patético Miguel de la Madrid se sentó en un sillón que alguna vez, por gracejo y sin calentarlo y sólo para la foto, dignificó Francisco Villa? Desde 1982, cuando el mediocre irremediable abrió la puerta al modelo económico depredador de los paisas, ¿cuánto ha avanzado nuestro país? Ah, México.

Mediocre, insignificante el De la Madrid. Lo observo en la foto sonriendo a otro que tal, tanto o más mediocre que él. Veo al par: uno, vendepatrias que abrió la puerta al modelo neoliberal, y otro que se dispone a continuarlo, y que ya anda en agencias de ofrecer a Washington lo que resta de «nuestro» petróleo y «nuestra» industria eléctrica Leo:

«De la Madrid ofrece consejos (no es mía la sintaxis) al presidente electo, y le muestra total voluntad para estar atento y para poder, en su momento, dar opiniones o consejos al presidente electo». Yo, viendo lo que veo e imaginando lo por venir, pregunto a los presentes: ¿de veras hemos avanzado tras la galería de héroes, traidores, dictadores y patriotas antecedieron a los vendepatrias..?

Yo, por lo pronto, sigo con los ojos húmedos y la boca reseca..México. (Nuestro país)

Un comentario en “Dos tipos de cuidado”

  1. valedor
    no podemos quedarnos en el inmovilismo que nos inocula la abyección de la siguiente oración: «aqui nos toco vivir».
    no valedor, se necesitan líderes que hagan real la resistencia civil pacífica, aunque suene a sueño guajiro.

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