¿Y ahora qué? ¿De qué se trata esta vez, cuál es el propósito? ¿Incendiar, arrasar, provocar renovados derramamientos de sangre inocente? ¿Que el medio mundo de Occidente incendie el medio mundo oriental? ¿Y después? Como si no bastara la vesania de Bush, ahora irrumpe de incendiario y cómplice del genocida mayor ese personaje egresado de las juventudes hitlerianas y aliado incondicional del imperio, el inquisidor investido de sumo pontífice, renegrido humor de ese TRIFE celestial que es el Espíritu Santo. Porque Joseph Ratzinger, a lo alevoso, acaba de provocar al mundo islámico con la requisitoria que contra algún teólogo musulmán arrojó en 1391 cierto emperador bizantino:
Muéstrame lo que Mahoma ha traído de nuevo, y solo hallaras lo malo e inhumano: expandir con la espada la fe que él predicaba.
Y ardió Roma, o casi, porque se ha tenido que reforzar las medidas de seguridad en torno al católico provocador. Ahora, tras del ingrato suceso, digan ustedes si tuvo o no tuvo razón el corresponsal judío de la segunda guerra mundial:
Todos tenemos la suficiente religión para odiarnos, pero no la necesaria para
amarnos los unos a los otros…
Y el sacerdote y misionero católico Emilio G. Aguilar, arabista e islamólogo, en documento que aún no acierto a entender cómo llegó a mi mesa de trabajo:
«La dificultad de Occidente para entender el Islam viene del hecho de negarle a Mahoma esta experiencia, motor de toda su vida y de su obra; negamos su encargo profético, y entonces tenemos que buscar otros motivos que serán generalmente negativos: ambición de poder, liderazgo político, obra del diablo o de un esquizofrénico perdido. De ahí el desprecio y las calumnias que hemos amontonado. Y también indicar el camino que tenemos que desandar, el que señalaba el cardenal Tarancón en el segundo Congreso Islamo-cristiano de Córdoba:
¿Cómo se puede apreciar al Islam y a los musulmanes sin apreciar a su profeta y a los valores que han promovido la vida de éstos..?’
Y la exhortación del prelado católico: Del Islam se ha hablado mucho y mal. Vamos a comenzar nosotros a hablar un poco y bien.
Y de inmediato sus reflexiones: «La experiencia de Dios hace que tengamos un alma ecuménica, un alma hospitalaria con todas las creencias. Cuando ponemos vallas, límites y fronteras, desde luego no estamos haciendo lo que Dios quiere; es el signo más seguro de que no hemos hecho la verdadera experiencia de Dios». (Esto, mis valedores, ¿lo sabrá Ratzinger? ¿Procederá en consecuencia..?)
Y que a Mahoma le siguió un puñado de fieles, y que este movimiento de hombres puesto en marcha por su predicación, que recuerda la sumisión total a Dios y la solidaridad y justicia con los más pobres, se presenta ante la sociedad clasista y materialista de La Meca y Arabia, como revolucionario.
Yo no quiero hacer aquí una apología el Islam, dice el sacerdote católico, ni tampoco denigrar el cristianismo. Creo que estamos poniendo las cosas en su sitio, y al hablar bien del Islam no hago más que cumplir algo que dice el Evangelio: «Tratad a los demás como queréis que os traten a vosotros». A mí me duele mucho cuando hablan mal del cristianismo falsamente; que hablen de nuestros fallos, que yo soy el primero en decirlos, pero por qué olvidar cuando nos referimos a otras religiones, sobre todo al Islam, ese consejo tan evangélico y tan verdadero: «Trata a los demás, mira a los demás, encaríñate con los demás, como quieras que los demás te traten, te juzguen, se encariñen contigo». Eso es lo cristiano, y frente a ese Islam no tenemos que asustarnos, tenemos que tener una mirada como la tiene Dios, Dice, de Santiago Apóstol, Tony de Mello:
El corazón cristiano esta casi sin estrenar frente al Islam. ¿A quién se le ocurriría tomar a un apóstol de Cristo, que no predicó más que el amor, y que fue capaz de amar hasta al enemigo, subirlo a caballo, ponerle una espada en las manos y enviarlo como si fuera un deporte religioso, a cortar cabezas de moros? ¡Y tenemos nuestras iglesias y catedrales llenas de Santiago matamoros..!
«El Islam no admite intermediarios, jerarquías, gente que se dedique a hurgar la conciencia de los demás, porque Dios es el absoluto, y el hombre el que libremente se somete a él. De un manotazo termina con todo lo que es clero, jerarquías, instituciones y demás. Después caerán también en la tentación y aparecerán los Ayatollah, los Ulemas…» (Seguiré con el tema.)
Y tú también Norberto y compinches ¿No basta la larga lista de agravios de la jerarquía eclesiática sobre nuestro inerme pueblo? ¿Que no piensan algún día redimirse hijos putativos del Vaticano, mas huerfanos de madre? Que con su PAN se lo coman ¿Me estás oyendo inútil?
los más terribles crimenes de la historia se han cometido en nombre de Dios, ese evangelio del humilde antre los humildes ha sido usurpado por el poder terrenal, con una alta jerarquía católica llena de boato y falsa humildad, con templos ostentosos frente a la pobreza milenaria, no esa no es la doctrina que se predicó hace mas de dos mil años.