(A mi Dn Leonardo Martínez) ¿Dónde estarán a estas horas? ¿Qué tierras anden pisando? Todavía hace unos años me devanaba los esos. Los sesos, quise decir. ¿Cuántas son y en dónde andan las susodichas, que así de un día para otro les perdí el rastro? Sólo en fotos las pude mirar, y eso muy de tarde en tarde, pero qué soberbia estampa la de todas ellas. Entonces me preguntaba por dónde andarían, quién o quienes las tenían discretamente apartadas del mundo, en dónde las escondían y de qué. Buscaba alguna respuesta, pero nada De ellas, ni el rastro. Ellas, andavete…
Y la de preguntas que me provocaban: ¿esas extranjeras arribaron al país todavía virgencitas, o ya su currículo conocía trato con individuos, con grupos, con turbas, vaya uno a saber. Y aquella incertidumbre…
¿Su llegada a nuestro país? Al igual que el tata Cárdenas propició la entrada de León Trotsky, los Niños de Morelia y los muchos trasterrados de España que tanto nos dieron a valer en todos los campos de la vida pública así el arribo de esas extranjeras fue auspiciada por Carlos Salinas (¿lo recuerdan ustedes? ¿Lo habrán podido olvidar?) Ellas se aquerenciaron en nuestro país por obra y desgracia del vende-patrias de vocación entreguista y rematador del patrimonio nacional, que es decir el de todos nosotros. Las introdujo al país ese Salinas perito en asesinatos políticos y complots contra aspirantes presidenciales que no compartan su vocación pro-yanqui. Fue ese truhán quien las trajo a alternar con el paisanaje, aunque sólo en muy contadas ocasiones. Quizá alguno las haya visto en el cinescopio desplazándose a lo despacioso, a lo fachendoso y retador, con la cadencia de modelos de modas en la pasarela Y alguno me la pudo interpelar:
– Bueno, sí, ¿pero dónde están a estas horas..?
A saber, le hubiese contestado por aquel entonces, porque de recién llegadas les perdí el rastro y hasta años más tarde las pude ubicar, por un corto tiempo, en las playas arenosas de Cancún, donde vacacionaba una convención de ricachones, de aquí y de allá, en cuyo obsequio salieron ellas a prestar sus servicios. Yo, una vez más, las avisté sólo en las fotos del matutino, que las captó en plena playa y ante la expectación general. Su vera efigie cubrió los diarios, aunque no estoy seguro si fue en la primera plana o en la sección cultural. Ha de haber sido en «Sociales».
Recuerdo que recorté la estampa de alguna, la coloqué sobre mi mesa de trabajo, y aquella discreta excitación: alta como todas ellas, maciza de formas, extranjera como las demás. Yo la miraba en la foto, la examinaba la quise reconocer. ¿Será, o no será..?
Y sí: enredada con alguno de uniforme, quién lo creyera Coronel, general o algo por el estilo. Ahí entre la multitud, la advertí entera, plena de vida y como buscando con quién desfogarse, motivosa que no fuera Porque ella sabe tirarse a fondo, nomás con que alguno me la haga reaccionar a todo lo que dan temperamento y capacidades. Entonces sí, esos orgasmos (multiorgásmica cada orgasmo de larga duración.) Ahí andaba, alharaquienta, dándose a notar, siempre robando cámara Ella y las de su carnada dónde estarán, me llegué a preguntar después de que más allá de las playas de Cancún volví a perderles el rastro.
Y aquí el contrasentido: rabiosamente antidemocrática como son todas ellas, que siempre se avienen a los intereses de los del gran capital, aparecen siempre ahí donde hay muchos de ellos, sí, pero también donde se congregan los pobres, y es regla que no ha de fallar. ¿Cómo localizarlas, pregunta algún verriondo de sangre caliente? Calma, que no es preciso rastrearlas: son ellas las que se encargan de localizar a aquéllos a quienes han de prestar sus servicios. Fácil. ¿Y saben por qué..?
Porque es la noticia mis valedores: he vuelto a toparme con ellas. Ya su padrote dejó de ser Carlos Salinas. Hoy son regenteadas directamente por Vicente Fox. Ahora de repente, una de estas mañanas vuelvo a mirarlas robando cámara en los matutinos (y supongo que también en el cinescopio, pero ése y yo, ni vernos). ¿Alguno de ustedes se interesa en las tales? Vayan, conózcalas, pero de lejecitos, que en su territorio son peligrosas. Sí, es muy fácil llegar hasta ellas, que a estas horas están de guardia resguardando el jacalón de San Lázaro. Sí, las tanquetas que compró para todos nosotros el de Gortari. ¿Su historia lo que tuvimos que pagar por ellas (en moneda nacional mexicana o sea en dólares), su capacidad y radio de acción para agredir descontentos e imponer «chaparritos, peloncitos, de lentes»? (Eso, mañana)
valedor : no debes olvidar que han pasado 18 años desde la llegada de «ellas» y ahora ya pasaron sus mejores años es decir chochean y les faltan dientes, mal tiñen su caballera y usan andrajos ya que fueron sobreexplotadas, mas aùn si quien las trajo poseía una malsana inteligencia ahora el que las regentea ni siquera sabe administrarlas y sufre de eyaculacion precoz con el funesto resultado