¡Cuauhtémoc, quién lo dijera!

Del pensamiento mágico me habló anteayer el maestro, y de ejemplo citó la peregrinación del santito como recurso contra la sequía, dogma que se prolonga en la marcha-plantón para «obligar» al Poder a doblarse a nuestras justas exigencias. Me mostró, por contras, las estrategias que aplica la CIA, de EU, en situaciones como la del proceso electoral que hoy vivimos. Me dijo:

– Sus hechos demuestran que el PRD no es un partido de izquierda, sino pragmático-utilitarista: la firma de sus legisladores en unos Acuerdos de San Andrés Larráinzar mutilados, la tan nociva para nosotros ley Televisa, y ya antes ese mensaje que intentaron enviar a la Casa Blanca, para no enemistarse con Washington, los Cárdenas, Pablo Gómez, Chucho Ortega, Amalia García, etc.: declarar oficialmente al PRD como partido de centro-izquierda

Por otra parte, las masas ven en el personaje lo que el personaje no es; toman a López Obrador como un político de izquierda ¿Cuánto hace que el propio López Obrador se calificó a sí mismo como de centro-izquierda? Y bien sabe usted que en el espectro político no existe el centro, que tal denominación corresponde al lado izquierdo de la ultra-derecha, y no mas.

Para estos líderes opositores a nuestro enemigo histórico, la ultraderecha, la palabra «inteligencia» como estrategia de lucha no existe, cuando para Washington es prioridad a favor de sus aliados históricos, de Salinas a Calderón. Al no contar con esas formas de lucha, los opositores cometen errores estrepitosos, por ejemplo: López Obrador da por hecho que al convocar a cientos de miles de adictos y seguidores (carisma, poder de convocatoria), cuenta con una fuerza que existe sólo en el pensamiento mágico. ¿Tiene razón en su denuncia del fraude en las urnas? ¡Pues claro que tiene razón! ¿Es justa su demanda de recuento de votos en las casillas impugnadas? ¡Justa es, por supuesto! ¿Tiene la fuerza como para revertir tan injusta situación, en la que peligran todo el país y todo fregadaje? ¡Por supuesto que no tiene una fuerza que sólo obtendría con organización; con verdaderas redes ciudadanas y comités de base verdaderos! Entonces sí, con una comunidad organizada. ¿Pero masas, muchedumbres, multitudes..?

¿El conocimiento científico, mientras tanto, ese que se encueva en los cubículos de la UNAM? Mire aquí las armas con que enfrenta a nuestro enemigo histórico. (El maestro me aprontó un pie de foto en el matutino del viernes pasado. Leí:) «Víctor Hugo Rascón, Javier Patino, Francisco de Paula, Ifigenia Martínez y Jesús González Schmal, después de entregar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación una solicitud, firmada por casi 17 mil ciudadanos, con el propósito de que el máximo tribunal del país investigue la presunta violación al voto en la elección presidencial del pasado 2 de julio»

¡Firmas estampadas en un papel! ¿En dónde está la fuerza real de ese papel? ¿Fuerza moral, tal vez? ¿Contra el Poder? ¿Advierte en esta maniobra el tamaño de nuestra «cultura de la derrota»? ¿Advierte que por carencia de una estrategia adecuada para enfrentar a los asesores de Washington y sus aliados cimarrones nos convertimos, por ignorancia, en colaboracionistas del enemigo? Porque a la hora de la acción contra el Sistema (la verdadera acción), ¿qué peso específico puede representar un pliego con cientos de miles, con millones de firmas, frente a una Suprema Corte que es parte integral del Poder? Y lo trágico: por este lado, carente del conocimiento científico y, por lo mismo, de consistencia, el movimiento espontáneo; por este otro, un conocimiento científico aislado en un cubículo de la UNAM, y por lo mismo, inútil. El pie de foto, ¿qué nos demuestra? Que los estrategas del enemigo histórico han logrado hacemos pensar con su cerebro, y que su ideología actúa con dos criterios fundamentales: el que usa para sí, y el que usa para los aturdidos, a quienes nos hace pensar según su criterio y de acuerdo a sus propios intereses. Lo dicho, señor valedor: nosotros, por pura ignorancia, colaboramos con nuestro enemigo histórico. Traduzcamos, frente al movimiento de masas que encabeza López Obrador, las estrategias del manual secreto de contra-insurgencia de la CIA en su renglón de Propaganda;

a).- Se planifica y emplea la propaganda en la campaña para obtener de inmediato las siguientes metas: 1.- Dividir, desorganizar e inducir a la defección de miembros de las fuerzas irregulares (el vocero presidencial insiste en afirmar que mantiene pláticas con líderes del PRD. ¿Advierte la intención de tal maniobra? Que unos a otros se miren, a lo sospechoso: «¿cuáles de estos estarán traicionando el movimiento?») 2.- Reducir o eliminar el apoyo de la población civil, a la que se atraerá con promesa de auxilios económicos. (Entre paréntesis: que se procurará la división y rivalidad de dirigentes e inocular entre ellos -¡Cuauhtémoc, quién lo dijera!- el «peligro de traición». (La CIA sigue después.)

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