Mas fácil resulta desintegrar un átomo que un dogma
Tal afirmaba Einstein, y algún otro investigador: los dogmas son como clavos, porque entre más los golpeamos, más adentro se encajan.
Y el dogma al que se refiere el maestro se encaja cada día más. Mis valedores: la tarde de ayer estuve con el dicho maestro, quien me habló de la ciencia política, esta vez aplicada a los polvos y lodos que ha levantado el proceso electoral. De sus conceptos reproduzco algunos, pero antes…
¿Estoy de acuerdo con ellos? ¿Me son difíciles de aceptar? ¿No parece que, de manera implícita, el maestro sugiere a los millones que han delegado en López Obrador abandonar hasta ese amago de esperanza inútil? Porque de mí, aquí lo dejo bien claro: mejor preferiría mirar al Dr. Simi en Los Pinos, y hasta un Madrazo aceptara antes que ver cómo mi país sigue siendo enajenado a pedazos y el paisanaje tasajeado a mandarriazos neoliberales, esta vez por mano de un chaparrito, peloncito, de lentes. Difíciles de aceptar los conceptos del maestro, pero los apuntala con documentos secretos de la CIA, norteamericana (que transcribo al final), donde se revela la estrategia que aplica en casos como el de nuestro proceso electoral. Y ante las pruebas, pues… Aquí, los conceptos del
maestro, con su aclaración pertinente:
– Un principio revolucionario consiste en la maniobra de presionar apoyando. Ese es mi propósito al juzgar a los protagonistas del momento político que vivimos hoy. Presionar apoyando, tómelo en cuenta. Y ahora la interpretación de lo que ocurre en este final del proceso electorero, que no electoral, de acuerdo con las estrategias de los protagonistas:
Un dogma sobrevive desde tiempos añejos, y se refiere a la medida que aplican algunas comunidades para contrarrestar la sequía que flagela sus tierras de labranza: sacar en peregrinación al santito. Tal es el pensamiento mágico de los lugareños. Una y otra vez, en cada nueva sequía, a pasear la imagen -yeso, terracota, madera- del milagroso. En una de esas, un equipo de ingenieros llega a la zona y se aplica a la construcción de una represa, y a esperar la lluvia, ese fenómeno natural, y así queda resuelto el problema. Conocimiento científico.
Pues sí, pero el recurso del santo que intercede ante Dios para que nos mande la lluvia se nos tornó dogma indestructible y es aún hoy sobrevivencia de un mundo mágico. Su equivalente es el dogma que atribuye poderes mágicos a la estrategia de las marchas, los plantones y las concentraciones de multitudes que han tomado la calle y ¡e-xi-gen recuento voto por voto y casilla por casilla! Muy justa exigencia, a mi juicio.
Pues sí, pero en sus desaforadas ganas de creer, de no perder una desfalleciente esperanza, las masas fantasean con los mitos y ven en la marcha-plantón una eficacia que. no tiene, y en un personaje lo que el personaje no es. Lo revisten con el mágico poder del santito de yeso y lo sacan en peregrinación. En la compulsión por adecuarlo a sus propios deseos y a sus necesidades no advierten o no quieren advertir que ese santito de yeso trae su propia jugada de acuerdo a su propio proyecto, personal y de grupo, y sabe hasta dónde quiere llegar, y cómo. Su proyecto no es, no tiene por qué ser el de unas masas que, por no confiar en sí mismas, han decidido confiar en el santo de terracota…
Ver en el líder lo que el líder no es. Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo: las masas lo consideran un hombre de izquierda, pero un momento, ¿sabemos, bien a bien, en qué consiste ser hombre de izquierda? Algo más: la cúpula perredista le ha vendido a las masas la creencia de que el partido es de izquierda, pero no, su trayectoria política desmiente esa calificación. No olvidar la memoria histórica: en el congreso que el perredismo celebró hace unos años en Oaxtepec, Morelos, las bases y la cúpula (Cuauhtémoc, López Obrador, Pablo Gómez, los Chuchos, Amalia García, etc.), discutieron con apasionamiento: que en sus documentos tendría que asentarse que el PRD es un. partido de centro-izquierda Que no, que debe constar que es de izquierda, sin más, alegaban los delegados de la base. Finalmente, cuatro horas después, las mayorías impusieron su criterio, y en el documento respectivo se tuvo que asentar que el del Sol Azteca es un partido de izquierda Y rezongaba uno de los cupulares ¿fue Pablo Gómez o el talamantero Chucho Ortega?):
– Bien. Que se diga de izquierda en el papel, pero el PRD es de centro.
Centro, señor valedor, es derecha, y de derecha es, por sus hechos, el PRD. ¿Recuerda que su bancada en el Congreso votó contra los Acuerdos de San Andrés Larráinzar? «No creímos oportuno firmarlos tal cual», alegó Ortega. ¿Recuerda la Ley Televisa, que aprobaron los diputados del PRD? «No supimos lo que aprobamos», su excusa ¿Recuerda..? (Mañana)
Lo de la represa para evitar la sequía me parece muy cuestionable, por más científico que parezca el argumento. Hay una trampa al decir que Andrés Manuel es de Centro Izquierda, como igual de embustero es decir que Centro es igual a Derecha. Sr. Mojarro usted viola el lenguaje de la Lógica Formal. De ser AMLO de derecha ¿qué razón tendría impedir su ascensión al poder, por parte de la misma derecha? ¿Presionar apoyando Valedor? Yo le digo que de lengua me como un taco; por aún, mucho ayuda el que no est… ¿Vale?
Maestro Mojarro. Agradezco que me haya sacudido la consciencia con este artículo. Hace un par de días recurrí a su libro «mis valedores al poder popular», allí se hace mención de esta discusión que tuvo la cúpula del PRD con su base social; con esto quiero que expresar que usted no lo dijo apenas ahora.
Según lo que he aprendido de usted es que si se está con el explotado no se puede estar al mismo tiempo con el que lo explota, esa es la trampa encubierta al llamarse de centro. Por lo que puede deducirse, al PRD le da miedo llamarse de izquierda y también ser de izquierda.
Mi esperanza en AMLO, como aturdido y delegacionista que he sido, es que haga la función de líder entre la gente apática. Se requiere esa circunstancia o ese algo que nos lleve al verdadero cambio, entonces no puede ser AMLO ese motor. No, porque no conoce o no quiere
aplicar las estrategias efectivas, suponiendo que está con nosostros.
Otra enseñanza que rescato de mi más
reciente lectura sobre su libro es que al sistema sistema le conviene dividirnos, para podernos manejar. Yo tengo mucho cuidado con lo que escucho por fuera.
Un saludo mi Valedor.
Sr. Mojarro: creo que la historia aún no concluye.