El presunto fraude perpetrado a lo largo del proceso electorero, que no electoral, y que aún no concluye, mis valedores. Y qué de zozobras ha generado, qué de ansiedades, lastimaduras y depresiones en el ánimo colectivo y desgarraduras en el entramado social. Y ahí la respuesta social: contra la amenaza de un continuismo nefasto para la comunidad que sería el del «triunfo» del candidato panista en Los Pinos, a preparar la defensa de un proyecto de gobierno discretamente distinto. ¿La estrategia a la que convoca el candidato de la Alianza por el Bien de Todos, López Obrador? La resistencia civil. Pero si las masas cayeron en el engaño de que ese proceso electorero fue «democracia», ¿no existe el peligro de que tomen como «resistencia civil» la marcha, el plantón, la pancarta y la toma simbólica de edificios públicos? Sobre esto fui a interrogar al maestro; aquí, de la grabadora, sus respuestas:
– Por cuanto al EZLN: recordemos la marcha de los 1111 que desde Los Altos de Chiapas vino a desembocar en pleno recinto del Congreso de la Unión. ¿Tuvo algún resultado benéfico para su causa? No, y esto lo certifica la realidad objetiva El Sistema observó que el movimiento zapatista estaba centrado en Los Altos de Chiapas, y entonces se movilizó (él sí se movilizó), y plantó sus fuerzas en un cerco que restringió el margen de acción del EZLN a unos cuantos kilómetros a la redonda Y así, ya sin representar peligro alguno para el Sistema, que fallezca por inanición, por desgaste, inercia erosión…
Por cuanto al fraude en las elecciones de 1988 que arrebató el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas: muchos intelectuales se manifestaron contra el robo que se perpetraba a favor de Salinas: antiguos militantes del 68 y el 71, luchadores sociales de cuando los sismos, catedráticos, mujeres, hombres, todos. Cárdenas convoca a esa maniobra que, de ser lo que es, concentración de multitudes, siguen denominando «movilización», y llena el Zócalo capitalino mientras el candidato del PAN, clama que «no hay ganador». Surge entonces el cuarteto cómplice de Salinas: el priista Manuel Camacho y los panistas Abel Vicencio Tovar y Diego Fernández, quien fue más tarde puntual en la quema de los casi 25 mil paquetes electorales que podrían documentar el fraude de Salinas contra Cuauhtémoc. El cuarto de los compinches fue el panista Luis H. Alvarez, quien tiempo después iba a declarar:
«Los gobiernos no sólo se legitiman con votos, también con hechos».
Mientras, las largas marchas y las multitudinarias concentraciones en el zócalo de la ciudad capital. ¿Y? ¿Qué lograron las aparatosas «movilizaciones»? Nada de nada
Ahora bien: ¿que si AMLO libró el desafuero fue por la presión popular? ¡Mentira! Eso, mañosamente, nos ha hecho creer el Sistema para que sigamos confiando en la concentración masiva como arma de lucha en su contra para cuanto llegara el fraude del 2 de julio. Sus estrategas consideraron las consecuencias del desafuero, y que no valía la pena neutralizar en esa forma a López Obrador. Diseñaron el fraude cibernético, por medio del cual siempre va a ganar el que quiera el Sistema y nunca el que el Sistema no quiera que gane. ¿El instrumento de lucha de las masas descontentas? La «movilización». Y el Sistema «Ni los veo, ni los oigo, ni los siento, y háganle como quieran». Sin más.
Hoy, las masas, justamente exasperadas ante el fraude que intuyen, protestan en la única forma en que han sido aleccionadas por el Sistema a concentraciones masivas, que no representan fuerza alguna «Músculo político». Yo le garantizo que con tal estrategia los descontentos serán derrotados una vez más, como la historia nos enseña que fueron derrotados en el pasado. Pensemos en los movimientos masivos de médicos, maestros y ferrocarrileros de fines de los 50. ¿La estrategia adecuada? La que dio resultado en el 68: organización, pero no de masas, que eso no es organización. En el 68 fueron las brigadas, cuyo resultado iba a ser la creación de sindicatos independientes, complejos habitacionales, recuperación de tierras, en fin. Hoy, su equivalencia son los comités autogestionarios. La fuerza popular que se acopia casa por casa para que así, organizada en comités, posea el poder suficiente para hacer valer sus derechos y, según el postulado aristotélico, darse ese gobierno que mande obedeciendo. Las concentraciones multitudinarias están condenadas a la derrota Lo dice la historia Dígalo usted en su periodismo.
– De catastrofista no me van a bajar, de amarillista
– ¿Y eso le importa? Usted procede a conciencia ¿Va a transitar por la misma vía de los dogmáticos, prejuiciosos, rutinarios, mediocres..?
No pienso hacerle caso al maestro, mis valedores. No he de repetir su tesis, que se me puede tachar de amargado. Lo que me dijo téngase por no dicho. Y la paz. (Vale.)
Quiero saber en qué consiste el fraude cibernético, porque no tiene lógica que se tenga que hacer un conteo que no es más que una suma mediante algún programa y esta suma se puede hacer en una calculadora o en una computadora y se puede comprobar con facilidad el resultado del programa del IFE con una sumadora.
Ah que su maestro, señor Valedor; por lo visto sabe mucho, se me figura como un Monsivaís. Actualmente todos los «intelectuales», sean de izquierda o derecha, crítican las acciones emprendidas por los simpatizantes de la «Coalición por el Bien de Todos». De la derecha, no me sorprende, pero los que se dicen de izquierda, ya ni la muelen; me gustaría escuchar propuestas concretas y claras para emprender la lucha y no sólo descargos de conciencia. «No hay pensamientos revolucionarios. Hay actos revolucionarios». ¿Mojarro? ¿Monsiváis? ¿A sus edades? Válgame.
la resistencia pacífica de gandi prosperó en un colonialismo y una inglaterra agonizantes, en nuestro méxico vicentenario el gran capital triunfa sobre todos los proyectos sociales que puedan mitigar un poco la pobreza, no contentos quieren finalmente dar la gran tarascada a los energéticos.
las revoluciones se hacen por hambre y estamos a un paso de que el hambre nos de ese estallido, el hambre genera rebeldía pero también muerte por inanición.