De Marcial Maciel les hablé ayer aquí mismo, del protector de Maciel (Juan Pablo II) y de los protegidos de Maciel (el matrimonio encuevado en Los Pinos.) Comenté que todo ha cambiado desde la primera visita papal, excepto la carencia de religiosidad y moral personal y colectiva del mexicano. Esto me llevó a reflexionar en el México que he vivido desde que llegué de mis terrones zacatecanos hasta las 5 visitas papales. Aquí, remembranzas de los tiempos que se me fueron para nunca más:
¿Saben ustedes, pregunté ayer, cuál era el alma musical del vecindario en los años sesenta, cuando tuve la fortuna de arribar a esta ciudad y alojarme en el mero corazón de Tepito? Como chifleta para los arrimadizos que llegábamos en procura de la sobrevivencia: «Los marcianos llegaron ya». Tal era el alma musical del vecindario y de la vecindad que me dio cobijo. «Por vivir en el quinto patio», se dolía el barítono. No lloro, nomás me acuerdo…
Aquí te nombro, vecindad barriobajera donde me dieron hogar mis buenos amigos, que mejores no los he vuelto a encontrar. Tanto encarnó esa amistad que aún hoy los visito, y de la amistad disfrutamos, y de los frijoles negros, tan sabrosones, y de los chismarajos de la vecindad, sabrosísimos. En una visita que coincidió con la 5a. del papa protector de presuntos pedófilos, Hugo, mi amigo, al oscurecer: «Vamos a pasear por el barrio, bigotón».
Y allá vamos, al gozoso recorrer de las calles, plazas, callejones; a bebernos por boca y nariz los aromas del arrabal, sus tufos y olores, su dejo al hablar, los modos y estilos y el ánima de un caserío que se transforma con el resto de la ciudad. «Mira allá. ¿Te acuerdas de las morras que te enseñaron a pecar? Al lado quedaba el cine. Sí, donde ahora ves ese estacionamiento».
Mi arrabal, variopinto amasijo de buscavidas y traficantes que son corazón bandolero y mielecita en penca. Mi gente…
– Allá, ¿la ves? Mi prima la Bicha, haciendo esquina (condenada crisis). No te llevo a saludarla porque no le gustan las visitas a la hora del trabajo, y luego tú pides fiado. O cachuchazo, de plano. ¿Ves? Ya agarró cliente.
Dimos vuelta a la esquina, y nos invadió la arribazón de los beneméritos buscavidas: comercio ambulante, sí, los puesteros que hace años, décadas, me ofertaban a gritos sus mercaderías de costumbre: y que lleve su afrodisiaco hecho en casa, y que videos de alta tensión, y que estimulantes para engordar, alargar, prolongar. De pilas, corriente alterna y accionados a mano. Hechizos y de Taiwán. Sin factura. Garantizados. Pruébeselos. «Llévese la chamaca, señor. Qué formas, qué curvas, qué.cosas. Hágala suya ¿Qué, se la lleva?»
Inflable. En derredor, oleadas, se me dejaban venir los vendedores de siempre, que me tupieron y atiborraron con las mercancías, que esta vez ya no fueron las acostumbradas. Algo había cambiado con la visita del papa. Al amanecer otro día, desparramadas sobre mi escritorio, miraba la compra de la noche anterior, y fue entonces: fruncido el ánimo caí en la cuenta de que no, mis valedores, mi ciudad, tras de la visita papal, ya no era la misma. Sobre el escritorio desparramadas examiné las compras de la noche anterior e hice el corte de caja: ya no la jocunda pornografía de los viejos tiempos, sino una gruesa, pero de fotos del romano pontífice; una Biblia, un rosario que, me juraron, había sido del Papa; la oración del Justo Juez, acabada de bendecir; un escapulario de franela color café, que me produciría 200 indulgencias a la semana y una plenaria al mes; un libro de jaculatorias, triduo y tedéum; un cuaderno para mi ramillete espiritual; tres retablos de la Patrona y un busto de yeso del actor José Luis Jiménez que la vendedora juró era Juan Dieguito; una medalla milagrosa (litúrgica, no de olimpiada), oro macizo de 24 kilates con su revestimento de cobre, reconfortada con todos los auxilios espirituales y la bendición papal, y el horror: libelos de asociaciones católicas donde los padres de familia ¡exigen educación dogmática en las escuelas! Mis valedores:
Frente a la mercancía me quedé pensando en el México nuevo, el que el papa vino a transformar, no en principios, valores, moral, religiosidad, sino en la mercadería del comercio informal. Yo, rascándomela (la nuca), me preguntaba: ¿cuánto, en qué aspectos será transformada mi gente con la 5a. visita papal? ¿Cuánto con su nuevo Juan Diego. Y santito nuevo, dónde te pondré. Porque aquella noche (agosto del 2002) en el barrio bajo, me acuerdo:
– No, mire, viagra no la trabajamos, sólo tiznaderitas religiosas. Pero viagra pa’ qué, mi señor. Esta que se lleva es mejor que viagra. Así, mire: la hace carrujo en derredor, unas cuantas frotaditas, y milagrosa. Pruébela
Resultó ser la oración de la Madre Mariana Esa noche la probé: una sobada dos, muchas, hasta la excoriación, pero milagro cuál. Mis valedores: tal es lo que la 5a visita del protector de pedófilos cambió la ciudad, y no más. (Lástima)
Cierto mi Valedor. El papa polaco sólo vino a empujar a México a la derecha (a lo avieso). Los resultados ahí están: caballeros de colón, yunquetos, neo-cristeros, Provida, Mexico Unido, legionarios, iluminados, opusdeicos y demás mojigatos incrustados en el aparato gubernamental. Y México siempre fiel…
¡Esto es eficacia ! En la mañana lo propuse y ya tenemos imágenes en las fabulillas . Mi reconocimiento a tal profesionalismo.
Por otra parte , recuerdo que Juan Pablo II en una de las visitas a Polonia le dió una furiosa regañada al pueblo polaco porque a raiz de la caída del comunismo Polonia no se abrió a la vida espiritual sino a la disipación , la pornografía y todos los vicios de la decadencia capitalista. Creo que JPII se fue de este mundo decepcionado de su obra.