Del México bronco…

¡Que se cuiden las espaldas esos perros, porque mañana, y hoy mismo, el muerto será uno de su lado. El pueblo de San Salvador Atenco tiene licencia para machetear a cualquier militar, policía o granadero..!

Terrible la violencia verbal de América Valle, hija del líder del Frente de Pueblos en la Defensa de la Tierra hoy preso en el penal de La Palma. Mis valedores: estoy observando las fotos de todos los diarios, y el espeluzno: inflamados los rostros, bocas que chorrean sangre, casi tanta como las manos, los brazos, las cabezas resquebrajadas. Miro este cuerpo tronchado, y este otro que con rodillas, codos y frente se apoya en el pavimento, y uno al que cuatro de uniforme derriban a garrotazos, y uno más al que llevan a rastras, y me pongo a pensar: cuánto hace que las primeras planas no se ensangrentaban hasta tal grado. Sangre de civil. Caso paradigmático este de Atenco el día de hoy, tal como apenas ayer lo fue Tejupilco, también del Edo. de México:

Dos policías y un civil muertos y más de 60 lesionados fue el saldo del enfrentamiento suscitado entre miembros de seguridad pública del Estado y dirigentes militantes perredistas, quienes protestaban contra el fraude electoral y mantenían un plantón desde hace 30 días frente al palacio municipal…

San Salvador Atenco, Tejupilco. Miro la foto: un nativo con fondo de humo y llamas, destrucción y sangre derramada Lo observo: yo a este ya lo conozco, lo reconozco. Si no es mi paisa, pudiera serlo. Entre más miro la foto más me convenzo de que el cristiano pudo nacer en mi tierra, y aun ser de mi misma carnada la vestimenta de mis paisanos, el mismo gorro de palma, los huaraches, la chamarra y al hombro el morral. Como ranchero que acabara de bajar desde La Villita hasta mi Jalpa Mineral. Manso de corazón. Pacífico.

Miro la foto: éste se llama Juan, Pedro, o Ramiro, y se apellida Llamas o Muñoz. Lo conozco, lo calculo hombre de bien En sus terregales siembra maíz, frijol, calabazas. Los domingos baja a la misa de doce, y ya con la bendición encima se deshalaga por el Barrio Alto: sal, azúcar, cigarritos, baterías para el radio. Más tarde el trago para entonar el cuerpo, y arrendar para el rancho, ya al pardear, a aquello de entre dos luces. Y la paz…

Pero no. El de la foto en el morral no carga cigarros ni envoltorios de azúcar y sal, sino piedras. En la diestra no afianza el de transistores, sino una calibre 22 negra, cañón recortado, con el tambor retacado de plomos…

San Salvador Atenco, Tejupilco. Miro en la foto un edificio en desgracia puertas desencajadas, macetones quebrados, vidrios hechos pedazos y por el suelo semejante regazón de piedras, ladrillos, garrotes, cuajarones de sangre oreada Atenco, Tejupilco. Miro dos, tres fotos más, que certifican la violencia del choque entre granaderos y esas oleadas de gorrudos que arruinaron el inmueble municipal. El de la 22 en la diestra va caminando y se mira dispuesto a todo. Pueblerino que ha sido pacífico desde el estallido de 1910, yo intento calcular cuánto habrán tenido que irlo exasperando los de Los Pinos, desde el genocida del 2 de octubre del 68 hasta el día de hoy, para que un día, por fin, haya estallado en Atenco, en Tejupilco. Cuántos sexenios de corrupción lucrativa e impune, cuántas medidas gubernamentales adversas al paisanaje, qué de promesas siempre incumplidas, cuánta demagogia, qué de agravios no habrá tenido que cargar el paisano sobre los lomos para que, de repente, se haya decidido a afianzar esa 22 de cañón recortado y ande a estas horas con la sana intención de no dejar gobernante títere con cabeza..

Por lo pronto, lástima, ya sembró en el camino a ese de uniforme, polainas, casco y garrote de granadero. El de las fuerzas represivas ahí quedó, boca abajo, en un charco de sangre. Y qué coincidencia el victimado pudiera haber sido, él también (morenillo, lampiño, jetón, quizá un diente de oro) pariente cercano del victimario. Miro la foto. Entereza sombría, sobrecogedora, la del paisa de Tejupilco, la del atenquense. Pienso…

¿Durante cuánto tiempo podrán todavía los del gobierno mantener a raya la iracundia del de las fotos? Y caramba solo y por la calle, el morral al hombro, se advierte tan manso el paisano. Pero no, que cuando ya le colmaron la medida, cuidado. Y pensar que ahí, focos rojos en el mapa nacional, hacen guiños ominosos la guerra sucia contra este candidato presidencial y el apoyo descarado a este otro. Cuidado. Las armas nos dañan a todos y no son la vía de ese cambio que nos urge a los paisas. Cuidado. Mis valedores…

Miro la foto del granadero muerto en Tejupilco, en Atenco, y me quiere doler. Pero observo a aquel otro de las botas cuarteleras cuando descarga el brutal toletazo en los lomos de la mujer del rebozo. Ella, tan joven, tan delicada Y entonces, pues…

San Salvador Atenco, Tejupilco. La pradera está seca (¡Cuidado!)

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