Clama, a siglos de distancia, el clásico: «¿Quién es la víctima, quién es el verdugo?’ ¿Quién, yo pregunto, quién es el verdugo en la tragedia de los sesenta y cinco mexicanos que fueron sepultados en vida dentro de los entresijos de una mina de carbón? Las víctimas ahí continúan a estas horas, siete días después del holocausto. Los verdugos ahí siguen, y ahí van a seguir, sin que la muerte de esos mexicanos modifique un milímetro los métodos de explotación del hombre por el hombre. ¿Quién es la víctima, quién es el verdugo?
Y es como para preguntarse, mis valedores: desde fines del siglo XVIII y a partir del descubrimiento de la máquina de vapor, que propició el auge de la revolución industrial, ¿cuántos y qué portentosos avances tecnológicos ha experimentado la industria minera? Por otra parte, y desde la revolución industrial hasta el día de hoy, ¿cuánto se ha avanzado en la seguridad, el bienestar, las mejoras económicas y la calidad de vida del minero y su familia? ¿Quién es la víctima, quién es el verdugo..?
El ciudadano, disminuido por los rigores del mercantilismo a simple individuo, y más tarde reducido por el capitalismo a sólo un «hombre económico»; el hombre no un ente humano como el propietario de la fuente de producción, sino sólo un elemento alienado del capital para la generación de utilidades, de ganancias, de riqueza descomunal ¿Pues qué. el hombre es el lobo del hombre, como afirmaba Hobbes? Mis valedores:
¿Quién es la víctima, quién es el verdugo..?
Los mineros sepultados en vida allá en la mina de Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, Coahuila, son algunas de las más recientes víctimas modelo económico neoliberal que nos impone el capital-imperialismo, ese que en nuestro país tiene de personero a un relevante exgerente de la Coca-Cola, habilitado de gobernante, que en modo alguno de estadista, porque la calidad de estadista no se impone desde Washington. Un gerente de La Casa Blanca que a demandas concretas de los mexicanos en general, y en particular de los familiares de los mineros enterrados en vida, responde con ofertas abstractas. La demanda de los familiares de los obreros del carbón:
– ¡Queremos vivos a nuestros hombres!
Y la respuesta de Fox:
Nuestras oraciones y nuestros buenos deseos son para los mineros y sus familiares. Estamos pendientes, los tenemos muy presentes, uniendo nuestras oraciones y nuestros buenos deseos a los familiares de esos mineros…
Sesenta y cinco mexicanos sepultados en vida Mis valedores: ¿quién es la víctima, quién es el verdugo..? Ellos, ahí donde permanecen, disfrutan -aún me niego a utilizar el tiempo pasado-; ellos disfrutan, repito, con sus 400,600 pesos de salario semanal, de esa flamante democracia que trajo Vicente Fox a los 103 millones de mexicanos que integramos el país. Mexicanos de dos, de tres salarios mínimos como vía de sobrevivencia, pero eso sí, herederos de una democracia flamante, recién desempacada; y a propósito: el forjador de nuestra «democracia»; ese,» entretanto, un día suelta las lágrimas y el vómito al siguiente día Allá en algún lugar de Chihuahua lo proclamaba Fox el pasado lunes, 20 de febrero:
– ¡Mi gobierno vomita la demagogia, el populismo, el engaño, la mentira.!
Y al pie, la nota de prensa «Al menos 730 mil adultos mayores en el país están en condiciones de recibir el apoyo de 500 pesos bimestrales, 250 al mes, que les promete la administración federal como parte del programa social Oportunidades. Se invitará a los adultos mayores a invertir una parte de esos recursos en una cuenta individual de ahorro para el retiro…»
Contra gesticuladores y profesionales del embuste como Isaías, el profeta: «¡Ay de los que llaman al mal bien – y al bien mal – Que dan oscuridad por luz -Y luz por oscuridad – Que dan amargo por dulce – Y dulce por amargo – Ay de ellos..!»
Ay de los que manipulan a las masas con un lenguaje gangrenado. El presidente del país, por ejemplo, ese que entre el vómito y las lágrimas se consuela cantándole loas y trovándole romanzas a la democracia, esa de la que los mineros de carbón son herederos legítimos. Y yo digo, mis valedores: ¿Conoceremos el verdadero significado del concepto «democracia»? ¿En qué consiste la «democracia» sin adjetivos? ¿Y ese vocablo «populismo», que produce los vómitos en el presidente del país? En la mente la tragedia de sesenta y cinco mexicanos sepultados en vida, seguiré con el tema. Es México. (Este país.)