El pueblo mexicano requiere una disculpa por el tipo de palabras y por los adjetivos que usó Hugo Chávez. Por eso yo defenderé al pueblo mexicano… ¡a capa y espada!
Así que el problema del venezolano, allá en Argentina, fue con el pueblo de México.
Siendo así, cuánto es de agradecer al presidente Fox que se apreste a defenderlo «a capa y espada», y que trate de enmendar una más de las tantas torpezas que acaba de cometer el pueblo de México, causante directo del doble conflicto con los presidentes Hugo Chávez y Néstor Kirchner. Porque yo digo, mis valedores: si tal fuese su decisión, el presidente Fox simplemente pudiera decir al pueblo mexicano, ese causante de tan graves conflictos:
– Tú, irremediable chivo en cristalería, fuiste como invitado a casa ajena nomás a encender fuegos que no pudiste apagar. Ahora a ver cómo logras salir del predicamento, porque yo me lavo las manos. Y a otra cosa, mariposa.
Pero no, y aquí lo admirable del presidente Fox: ahora mismo se apresta a defender «a capa y espada» a un pueblo de México tan rudamente agraviado, con justa razón, lo mismo por Néstor Kirchner, quien lo motejó de lacayo, que por Hugo Chávez, que lo viene forrando de vejaciones verbales y ya hasta le forjó su mega-marchita. Edificante la conducta de Fox, el defensor de un vulgar picapleitos como es el pueblo de México, cuya dignidad no permite le menoscaben. Espléndido.
Porque el pueblo de México tiene dignidad, y para quien ose dudarlo ahí están la capa y la espada de Fox. Pues sí, pero yo me pregunto: ¿ese pueblo mexicano, tan imprudente como atrabiliario, merece una tan apasionada defensa, que para cumplimentarla precise de la capa y la espada del presidente Fox? ¿Ustedes, mis valedores, qué opinan..?
Por otra parte, y si el pueblo de México nunca tolera insultos, ¿por qué entonces anda aquí y allá, en su tierra y en la ajena, de bocón mascafierros, de bravucón de toreo pulquero, nomás provocando pleitos, rencillas y algunas disputas a las que luego les hurte el cuerpo a lo cobardón, para que el presidente Fox se vea precisado a defenderlo al modo granguiñolesco del viejo teatro español: «a capa y espada»? Como si el estadista no tuviese un destino más elevado que andar lavando manchas ajenas, en este caso las de un vulgar tragaldabas como es el pueblo de México, cuya malhadada visita a Argentina, gastos pagados por todos nosotros, sólo disgustos nos reportó, y esta vergüenza ajena. Ah, pueblo de México, picapleitos vulgar…
Porque yo digo, mis valedores: Hugo Chávez ofendió gravemente la dignidad del pueblo mexicano, pero vamos a ver: ¿es la de Chávez violencia causa o violencia efecto? El venezolano ha sido hiriente, mordaz y ofensivo en sus expresiones contra el pueblo de México, pero a ver: ¿quién de los dos contrincantes inició la violencia verbal? ¿Hugo Chávez o el susodicho pueblo de México, por bocón? Los insultos que el venezolano le endilgó motejándolo de lacayo, servil y cachorro del imperio gringo (cacharro del Imperio, debió decir, que entonces estuviese mejor expresado), ¿son violencia causa o son violencia efecto, violencia reactiva? ¿Qué contestan ustedes..?
Los mexicanos no están dispuestos a tolerar un trato que ofende la dignidad del pueblo y las instituciones.
Si analizamos los antecedentes de los dos contrincantes: ¿es el mandatario de Venezuela o es el pueblo de México el rijoso que en cada viaje perpetra, sé lo que digo, barbaridades de esas que luego tiene que lamentar? ¿Cuántos dislates se le conocen a Chávez junto al catálogo de despropósitos que desde hace cinco penosísimos años viene cometiendo el pueblo de México? Si hacemos memoria, mis valedores: ¿fue alguna vez Hugo Chávez el aberrante que, como anfitrión, se atrevió a cometer la estupidez de decir a Fidel Castro «comes y te vas» ? ¿Fue Kirchner fue Hugo Chávez, quién fue, sino el atolondrado pueblo de México, el que viajó hasta Beijing con el sólo propósito de manosear alo zafio, vulgar y mediocre, la herencia preciada de un pasado milenario, esa reliquia que representan los soldados de terracota? De los dos adversarios, ¿fue Chávez el que después de un matrimonio incierto y un divorcio más incierto todavía (donde participaron las malas artes del alto clero católico, ese hijo putativo de Maquiavelo, por no decir de Satán), convocó a los fotógrafos para que lo retratasen besuqueándose con la segunda mujer en un sitio público y frente al Vaticano? ¡Vamos, México! En fin.
Para el multicitado pueblo mexicano nada hay perdido, mis valedores, porque (leche de pura bondad que del corazón le mana) el presidente Fox promete defender al malandrín «a capa y espada». ¿No les parece admirable? (Seguiré con el tema.)
Lo más lamentable es que nosotros como agresores, no de un pueblo, sino de un personaje que le dijo su gran verdad al «caballero real» no podremos defender a capa y espada la mala interpretación que si agredió el talento de nuestro ícono José Alfredo Jiménez, ya que él (José Alfredo) sí que merece una disculpa por «El Rey», que, aunque siga siendo el «REY» ha sido la piedra del camino del «cacharro del imperio»