Aquel domingo, mis valedores, lo pasé lejos de esta ciudad capital. ¿En Huatulco, en Cancún, quizá en ese edén que las malas lenguas nombran Tamarindillo de Fox, y esto no me lo tomen a albur? No. Ni a la playa ni al balneario, sino a un paraíso mejor: San Cirindanguillo el de Abajo (el de Enmedio, más bien), hasta donde me forzó a acompañarlo mi primo el Jerásimo, licenciado del Revolucionario Ins. (cuándo dejará de manipularme; cuándo no me dejaré manipular) para llevar a efecto, de cara al proceso electoral del 2006, una campaña relámpago de afiliación tumultuaria de lugareños al Revolucionario Ins. Votos en racimo para un tal Madrazo. Ellos, los payos, se nos quedaron viendo desde unos ojillos de zorros risueños; ellos, los muy ladinos, con la música por dentro:
– Las ponemos, cómo no, pero antes de que las póngamos, o sea nuestras guellas en los papeles, usté y su achichincle nos van a aceptar un cabrito en sancocho. ¿Verdá, tú Meli-Melitón..?
Picoso el cabrito, dulce el ponteduro (postre, no albur), y un tinto de garambullo. Oliéndoselo (el bouquet), el catador de caldos finos: «¿Añejo?»
– Y bien añejo, licenciao, cómo no va a ser. Semana y media en barricas de pochote. ¿No, tú, Meli-Melitón.. ? (Con la música por dentro). Ya con el sol en declive: «Pero antes de que las pongamos en la credencial, y nomás por travesiar un rato, se va a echar usté uno de estos. Escoja, licenciao.
Acertijos de alambre, ¿los conocen ustedes? Sí, una intrincada red de alambres engarzados entre sí y que aprisionan unos arillos que a base de mañas hay que liberar. Y ándenle, que el Jerásimo se abismó en el misterio de eslabones, aros y ringorrangos de alambre. Ahí fue el jurgunear aros, menear argollas y manipular eslabones que trataba de liberar de una intrincada red de alambritos vaciladores. Y ya acomodaba el arillo -de alambre-, y ya lo fruncía -el ceño-, y ya jalaba, borneaba, remolineaba el rodete -de metal-, pero el susodicho, como salir, salía pura madre, con perdón de la mía. Los lugareños, aquellos ojillos que apenas se vislumbraban entre un tejabán de cejas: ellos, la sonrisilla bajo la palapa de unas cerdas de aguamielero. Ellos…
– Ese ya se le cuatrapió, licenciao, pero no hay pedro, no se la vamos a hacer de fumarola. A ver, hágale la lucha a este otro, más facilito.
La tarde, mis valedores, se nos fue en ver al Jerásimo menear ganchos, tironear argollas, forzar el arillo en las trampas de alambre y fruncir el arillo al impulso de la frustración. Bizqueaba el consanguíneo. Y el caloran. Desde el cogote, el sudor me rodaba hacia mis entrañables zonas abajeñas. «Ya casito, lic». Casito madres, incluyendo a la mía. Y venga otro acertijo, y otro más. Exasperado y sin éxito, el Jerásimo jurguneaba la enredada caligrafía de aros y argollas. «¡No le enchueque, licenciao, meniéle nomás! ¡No le forcé a la marinola, que tovía es virgencita!» -Así hasta el desgranar de campanas esquilones y esquilas. Ángelus, triduo, rosario.
– Mejor así la dejamos, licenciao. Con los acertijos de alambre nomás no pudo. ¿Y sabe cómo le nombramos a este? «Creación de empleos». A este otro tampoco le jalló, o sea al «Plan pa combatir la pobreza». No dio pie con bola con el de la mentada «Justicia social», y con el «Combate a la corrupción» las dio, licenciao. Usté, pa los acertijos vaciladores, nomás Valentín Madroño, con perdón aquí del Tacotillo, menos de edá. Y como creemos que así como usté son todos los del Madrazo, nos la va a perdonar, pero nosotros, como afiliarnos, una pura tiznada que nos afiliamos a su partido ni votamos por él. ¿Nosotros resucitar al Franquestén, al carbón vampiro. El Revolucionario Ins. ? Somos pentontos, pero Dios nos ayuda. ¿No, tú, Meli-Melitón..?
– Y mucho menos votar por el partido de la parejita presidencial, que nos salió más pior. Tamos tantiando, ¿verdá? con el Peje. Chance y a San Cirindanguillo el de Enmedio le venga a hacer su segundo piso…
¿Que qué? Ahí vi que el Jerásimo se dio el levantón, fue hasta el volks., abrió la cajuela y volvió con las pinzas. Y que pepena el montón de alambritos.
– ¡Eitale, no, qué va a hacer! ¡A la de a güevo no, licenciao! ¡Eso nos toca a nosotros, cuando nos decidamos. Porque ustedes, los del PRI-PAN, con las anchetas de alambre nomás las dieron. ¿Porqué son bandejos? Qué va. ¡Por ventajistas, por avorazaos y saqueadores! ¡Las alicatas, nosotros! Un día. Nomás nos decidimos y tíznale, a cortarle la maceta a un sistema de poder que nos tiene hasta la madre! ¿No, tú, Meli-Melitón..?
Volver con la frente marchita. Media noche. Yo, al volante, ironicé: «Lo que hubieses enriquecido al partido con la afiliación tumultuaria. La de votos por Madrazo. ¿No, tú,Meli-Melitón..?» «¡Tu tiz..!» «¡Cuidado!» ¡Y el forcejeo! ¡El huizcolote! ¡El madrazo! El susodicho se quedó sin afiliaciones. (Lástima.)