(A su memoria.)
Todo se inició un día de noviembre del 2003, cuando el todavía embajador de nuestro país ante la Organización de las Naciones Unidas se atrevió a declarar (¡En México, ante las autoridades de México!):
Nuestra relación con Estados Unidos no pasa de ser un noviazgo de fin de semana. A Washington no le interesa establecer una asociación de igualdad, sino mantener vínculos de conveniencia y subordinación. Nunca ha visto a México como su socio, sino como su patio trasero. Nosotros, a tragar camote…
Nunca hubiese expresado semejante verdad. Ahí saltó el presidente Vicente Fox, ducho en armar camorra a la menor provocación:
¡Eso no corresponde a la realidad! ¡Yo descalifico las declaraciones de Aguilar Zinser! (Y lo que iba a agregar)
A continuación, fulminante, el cese. Eso, ayer, porque hoy, ya en su féretro el que cayera de la gracia de Fox, éste pega el reculón:
Aguilar Zinser fue un hombre que con visión clara aportó mucho al pensamiento mexicano. Fue un amigo con el que tuve una extraordinaria relación (¡así dijo!). Mi consideración al amigo, al compañero de trabajo que lo vamos a extrañar (extrañarlo con esa sintaxis).
Por cuanto al Senado de la República: ese, cuando menos, mantuvo una postura coherente con su rechazo al que ayer se atrevió a repetir una verdad que a los mexicanos se les enseña, con las vocales, en la escuela primaria. Hoy, los senadores desdeñan cualquier manifestación de duelo por el recién fallecido, tal como ayer generaron aquélla noticia; «Legisladores demandan a Fox que de inmediato destituya a su (sic) embajador ante la ONU:
¡Que se retire Aguilar Zinser! ¡Cómo puede seguir en su puesto un funcionario descalificado por el propio presidente de la República..!
Al coro se iba a agregar Colin powell, por aquel entonces Secretario de Estado de los Estados Unidos:
México es un socio, vecino y gran amigo de EU. Nosotros jamás lo trataríamos como un patio trasero o nación de segunda. Estoy en desacuerdo con cualquiera que diga eso, porque es indignante.
Pero un iracundo presidente Fox no se iba a quedar con su inicial manifestación de disgusto. Volvió a abrir la boca, y ante cámaras y micrófonos clamó y dijo:
¡La de Aguilar Zinser es una declaración que no corresponde a la realidad! ¡México y Estados Unidos no sólo somos vecinos y países amigos (¿amigos?), sino socios! ¡Yo descalifico totalmente esa declaración de Aguilar Zinser..!
Fox la descalificaba, ¿Pero a Fox no lo descalifican la historia y la realidad objetiva? Para averiguarlo, mis valedores, ¿le echamos una mirada a las relaciones de los dos «países amigos»? («EU no tiene amigos, tiene intereses», dijo, de visita en guatemala, el entonces Secretario de Estado John Foster Dulles.)
Fulminante, y con las actuales evidencias que ya ustedes conocen, la realidad objetiva se niega a adecuarse a la versión de Fox: México padece una intolerable ingerencia del agrio internacional, trato leonino en el intercambio comercial, desestabilidad económica y financiera por la acción depredadora de los capitales especulativos, explotación de mano de obra barata, saqueo de los recursos naturales, racismo, discriminación, maltrato a indocumentados, crisis económicas recurrentes, empobrecimiento general, en fin. Mis valedores: ¿quién descalifica a quién..?
Por cuanto a la Historia, ¿descalifica a Fox o no lo descalifica? ¿Hacemos aquí mismo un somero recuento de la tropelías que México ha padecido por parte de su vecino imperial desde el siglo XIX, cuando inició la devastación de su «patio trasero», el del «país amigo» y socio comercial? Lo afirmaba The Times en 1808:
«Basta una hojeada al mapa de la América del norte para comprender que México forma parte geográficamente y por otros conceptos un todo con los Estados Unidos. Sus ferrocarriles, que enlazan todos los puertos y ciudades importantes, son en realidad una expansión de nuestra red ferroviaria. Sus costas, continuaciones no interrumpidas de las nuestras. La superficie es aproximadamente igual a las superficies combinadas de Inglaterra, Francia, Alemania y Austro-Hungría. ¡Hermosa provincia tropical, en verdad, para adquirirla para nosotros…»
La ominosa profecía del llustrated London News, en 1845… (El lunes.)