Ira de Dios

Sí hay curas pederastas en México. No somos ángeles. Aunque hombres de Dios… también somos hombres. ¡Y muy hombres..!

-En abril de 2002 José Ulises Macías, arzobispo de Hermosillo-De profetas y sacerdotes les hablé ayer, mis valedores; de que el profeta, con su doctrina, convenció a las comunidades, porque predicaba con el ejemplo. Al profeta de la antigüedad, digo con el psicólogo y sociólogo E. Fromm, los poderosos no lo impresionaban. Isaías y Daniel difundieron la doctrina religiosa aunque predicarla los llevase al ostracismo, la cárcel, la muerte. Ellos vivieron la verdad, sintieron la responsabilidad de decirla. «No quisieron ser profetas. Fueron. Sólo los falsos profetas ambicionan el título de profetas. Buda vivió sus enseñanzas; Cristo se encarnó; Sócrates murió de acuerdo a sus ideas, y por lo mismo dejaron una huella profunda en la especie humana: precisamente porque su idea encarnó en cada uno de ellos, que aparecen de tarde en tarde en la historia de la humanidad. Mueren dejando un mensaje que aceptan millones, a quienes se torna entrañable». Ellos sí, ¿pero esos que se dicen sus sucesores? ¿Qué ocurre con los sacerdotes del clero católico..?

Los sacerdotes: detrás de sus propios fines de dominio y control de las multitudes, ellos se aprovechan de las ideas y doctrinas de quienes con ellas transformaron su tiempo y su mundo. Tal como los profetas vivieron sus ideas; los sacerdotes las administran a la grey que a lo manso se adhiere a esa idea y a esa doctrina, pero doctrina e idea han perdido su vitalidad. Se han transformado en meras fórmulas. Han muerto. Y así permanecen hoy día, sin el poder, sin la potencia transformadora de multitudes, lástima.

Por otra parte, al proclamarse sucesores del profeta y afirmar que viven lo que predican, los sacerdotes confunden a las masas, y ese es un embuste que hasta un niño pudiese advertir, ya que existe una distancia descomunal entre prédica y forma de vida. Allá por 2001 lo declaraba Jerónimo Prigione, por aquel entonces nuncio apostólico del Vaticano en nuestro país:

«El pueblo de México debe perdonar al ex-presidente don Carlos Salinas de Gortari. Se le guarda una profunda gratitud por todo lo que hizo de positivo para el país. Lo positivo ahf queda».

Esto dicho, publicó la prensa, «en medio de champaña europea y vino blanco importado, bocadillos de salmón, ostión y carnes frías. El nuncio descartó que la pobreza debilite la fe, y oró porque la recuperación económica alcance a las clases más desprotegidas…»

¿Qué ocurre, entretanto, con las masas católicas? Que han sido sometidas a un verdadero y muy efectivo lavado de cerebro, de modo tal que todos los fieles de cualquier religión o credo político, financiero, cultural o social, creen en la prédica de sus sacerdotes: que los consideran congruentes con las ideas que predican. Son masas huérfanas de valores religiosos, pero católicas declaradas hasta en un 87 por ciento, aunque no conocen la distancia que existe entre una prédica de Isaías y la que en 2001 les difundía Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec:

– No; miren: ni Calles, ni Cárdenas, ni siquiera Díaz Ordaz. En todo ese tiempo hasta llegar a Salinas no llegó a haber una democracia real, pues había unas concesiones muy sencillas, pero no una real democracia. Hasta Ernesto Zedillo no hubo una verdadera democracia. Yo no creo en las democracias anteriores. No las hubo. Nos estamos haciendo guajes. ¿Candidato presidencial? Yo no tengo ninguno, porque todavía son pollos todos…

O la prédica de un político y cardenal como Norberto Rivera:
– Yo exijo que las autoridades del Distrito Federal revisen con seriedad la acusación de peculado contra mi amigo Oscar Espinosa. Les exijo aclarar si tienen fundamentos para comprobarla.

O las afirmaciones del hoy extinto obispo Luis Reinoso: «La comunidad mexicana no entiende ni acepta la postura del EZLN, ya que es contradictoria. En caso de que nuevamente tomen las armas, serán masacrados por las instituciones mexicanas».

Profetas, sacerdotes: Efrén Ramos, obispo: «La conversión del FOBAPROA en deuda pública fue una medida en verdad acertada. El gobierno tenía la obligación de preservar nuestro sistema bancario».
¿Profetas de Dios? ¿Sacerdotes del César? (¡Dios..!)

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