México, Cuba

Con banderas a media asta, Cuba vivió un día de actos en homenaje a Juan Almeida, Comandante de la Revolución y uno de los atacantes del Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1959, que falleció a los 82 Años de edad.

El Comandante de la Revolución murió hace un par de años. Si hoy lo recuerdo es para que sopesemos el peso y la dimensión histórica de los barbones de Sierra Maestra que hicieron y hacen una revolución, frente al luido personaje mexicano que ya en la agonía de su sexenio se decide a visitar la Isla, intrascendente maniobra  de bajo perfil  cuyo destino final es el polvo, el olvido,  el desván de la historia, y no más.

Juan Almeida, comandante de la Revolución. Como Ernesto Guevara, el propio Fidel Castro y tantos más, Almeida visitó México, y de aquí se fue en el yate Granma con la encomienda cumplida de liberar su Cuba secuestrada por uno de los tantos proyanquis y vendepatrias que gobiernan nuestros países al sur del Bravo. Yo, porque ello también toca la dimensión del héroe, recuerdo al combatiente con una anécdota humana y a ras de suelo: con su revolución todavía en cartuchera, este cubano Almeida se refería a nuestro país y sus alimentos terrestres y trataba de hacerse entender de un su paisano:

– En México me encontré con Efigenio, que llegaba de Costa Rica, parado en un puesto de tacos. ¿Sabes lo que es un taco? Una torta que hacen los mexicanos de harina de castilla, con un poquito de carne de puerco, enrolladita.

El viaje y la permanencia en México, el regreso a su tierra –a su Sierra- y ya en plena revolución, las impresiones de un Manuel Fajardo, combatiente de Sierra Maestra, sobre la detención de mercenarios gringos:

–  No es que tenga nada contra ellos, el problema político lo separo de mi opinión personal sobre estos marines que traté personalmente. La gente más despreciable que puede haber en el mundo son los marines norteamericanos. No he visto seres humanos más corrompidos que esa gente.

(¿Por qué a mí se me vino a la mente Guantánamo,  Abu Grahib?)

Pero dentro de la propia Cuba los contrarrevolucionarios hacían su labor de zapa a favor del yanqui. La versión de un Armando Valladares, poeta mediano por aquel entonces preso en alguna cárcel cubana:

– Recuerdo a mis compañeros fusilados. Pensé en Julio y en su desprecio por la vida, defendiendo sus criterios de Libertad y Patria, y pensé en todos aquellos que con una sonrisa en los labios marchaban a los paredones, y pensé en la integridad de aquellos mártires que morían gritando: ¡Viva Cuba Libre! ¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo..!”

Cuba en la pluma de C.W. Mills: “Escucha, yanqui: esos contrarrevolucionarios no tienen el valor para luchar con las armas en la mano. Lo que están haciendo, conspirar contra nosotros, les debe costar millones de dólares. Su propaganda contra nosotros, sus viajes, su sostenimiento: ¿de dónde sale tanto dinero? ¿De las compañías yanquis afectadas por nuestra revolución? ¿De la CIA? ¿Del Depto. de Estado? En Cuba hay muy pocos contrarrevolucionarios, y son impotentes para reunir otros elementos alrededor de ellos. Cuando los obispos salieron con una declaración general contra el comunismo, la mayoría de la gente de las iglesias simplemente se rió. Sabían que se trataba sólo de la ignorancia y el temor de los contrarrevolucionarios”.

Porque el héroe renace de sus cenizas…

Cuba, la de Fidel, la Cuba de Maceo, la de Raúl, la Cuba de nuestro genio americano José Martí,. La patria de Juan Almeida, héroe de la Revolución. Cuba, la invencible. (México.)

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